Cruz Roja sensibilizará en Huesca sobre el uso de niños soldado
Se instalará una mesa informativa este miércoles, día 12 de febrero, en la plaza de Concepción Arenal
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Sede de Cruz Roja en Huesca
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Huesca
Con motivo de conmemorarse el Día Internacional contra la utilización de Niños Soldado, el plan de Cooperación Internacional de Cruz Roja en Huesca instalará, mañana miércoles 12 de febrero, una mesa informativa en la Plaza Concepción Arenal en horario de 18.00 a 19.30 horas. El objetivo es informar y concienciar a la sociedad sobre esta terrible realidad.
El Día Internacional contra la utilización de Niños Soldado se empezó a conmemorar a partir del 12 de febrero de 2002, cuando entró en vigor el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados. Dicho protocolo fue aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas en mayo de 2000 y ha sido exitosamente ratificado por 159 estados. El día fue instaurado para recordar la necesidad de acabar con la terrible situación a la que se ven sometidos cerca de 300.000 niños y niñas en el mundo. Muchos de estos infantes han sido víctimas o testigos de actos de una brutalidad indescriptible, o se han visto obligados a participar en ellos, sufren malos tratos y/o violaciones. Las heridas físicas y los traumas emocionales que todo ello supone son difíciles de superar. En la mayoría de ocasiones son forzados a afiliarse a las fuerzas armadas de un país o a grupos armados. Son secuestrados en la calle, sacados de las aulas, de sus propias casas o de campos de refugiados o campos de desplazados internos.
Una vez liberados del grupo armado al que han pertenecido, suelen sufrir el rechazo de sus familias y de la sociedad en general tras los conflictos. En muchas ocasiones se les considera verdugos y no víctimas. Las consecuencias van desde la estigmatización, la discriminación o, directamente, el rechazo.
De nuevo, en el caso de las niñas los obstáculos son mayores ya que son rechazadas por sus comunidades por haber mantenido relaciones sexuales, aunque hayan sido forzadas, e incluso por tener hijos fuera del matrimonio. Encuentran todo tipo de barreras para su reinserción social. Las primeras normas del Derecho Internacional Humanitario que prohíben el reclutamiento y participación de niños en los conflictos armados se establecieron en 1977 por medio de los Protocolos Adicionales a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y por medio de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, donde se consideraban los 15 años como la edad mínima para el reclutamiento y la participación en cualquier tipo de hostilidad.
Esta prohibición fue reforzada el 12 de febrero de 2002 con la entrada en vigor del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados, jurídicamente vinculante para los
Estados firmantes, y que eleva la edad mínima para la participación de menores en hostilidades a 18 años. Además, el Protocolo establece que los Estados velarán para que no se reclute obligatoriamente en sus fuerzas armadas menores de dicha edad.
Asimismo, el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, aprobado en julio de 1988, considera el reclutamiento y la utilización de niños/as soldados menores de 15 años en los conflictos armados como un crimen de guerra. Los programas de Desarme, Desmovilización y Reinserción (DDR) tienen como objetivo apartar a los niños y niñas soldado del conflicto para recuperar su infancia. Regresar a una vida normal puede ser un proceso largo y complejo, que puede durar meses o años. Que incluye revisiones médicas, apoyo psicológico, centros de tránsito [lugares donde los menores reciben los cuidados que necesitan], además de que vuelven a tener acceso a la educación. Las organizaciones intentan que estos niños y niñas puedan volver a su hogar, pero no siempre es factible.
Se intenta localizar a las familias o comunidades para que puedan volver, pero muchas veces hay un sentimiento de miedo o rechazo hacia estos niños y niñas por el hecho de haber estado en grupos armados.
Por eso es tan importante concienciar a las familias y comunidades de que estos niños y niñas son víctimas del conflicto y no los culpables de su situación, y que merecen la oportunidad de reintegrarse en sociedad.