Sociedad | Actualidad

El regreso a Moros desata las emociones

La alegría de los vecinos por la vuelta a casa, choca con la tristeza al contemplar el paisaje que les rodea

La ilusión de los vecinos por volver a casa pelea con la desolación al comprobar los daños del fuego / Rosa, vecina de Moros

Zaragoza

"Triste y desolado" es como se sentía esta mañana el alcalde de Moros, Manuel Morte, al ver el desastre que ha dejado un incendio que ha arrasado el término municipal de la localidad.

Morte pide ayudas a las administraciones para poder evaluar los daños. "La cosecha de este año nos imaginamos que no se cuenta, y ya veremos cosechas posteriores", lamenta. Y le preocupa la afección que va a tener en el empleo, porque, explica, "si te quedas sin fuente de ingresos, es como si te quedas sin trabajo".

Por fortuna, ha comentado el alcalde, ninguna casa habitada se ha visto muy afectada por las llamas. "Edificaciones que estaban abandonadas o semi abandonadas han sufrido daños". Aunque define lo que ha pasado como "una autentica hecatombe".

Otras infraestructuras también se dañaron, como "unas cámaras frigoríficas", y "la tubería de impulsión de agua al pueblo", que "se destrozo". En estos momentos, el pueblo tiene agua corriente porque los bomberos han instalado una tubería de provisional.

El apoyo emocional es ahora lo más importante

La alegría de las últimas horas por la vuelta a casa, se pelea hoy con la tristeza de muchos vecinos ante el paisaje que rodea a sus pueblos. Lo ha vivido hoy el médico de Ateca, Pablo de Lora que por primera vez tras el incendio ha abierto la consulta. Más que dolencias físicas de salud, atiende otras: las emocionales.

"Este silencio latente que hay se va abriendo poco a poco. Las lagrimas contenidas van también aflorando", relata de Lora. "Hemos estado contactando con los que vienen por la consulta. Vemos de todo, gente que te abraza y echa sus 'lagrimicas'... y las compartes. Es un tema muy duro".

El médico ha llegado hoy a Moros. Así ha descrito lo que ha vivido: "La primera sensación conforme llegaba al pueblo ha sido muy desoladora. Ver un paisaje tan cambiado, de pasar del verde y de los tostados al negro es una cosa muy triste. Ver una cooperativa que está deshecha, destrozada... Una cooperativa que daba trabajo y vida a un pueblo ya muy castigado es también desolador".

 
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