Bienvenida primavera a 2025

Córdoba

Un año más ha llegado la primavera. Pero este año parece diferente. Este año aún no hay estornudos, toses alérgicas, ni hay olor de naranjos en flor… A cambio tenemos el sonido de las gotas de lluvia en las ventanas y las imágenes del río Guadalquivir queriendo expandir sus márgenes y tocar con sus dedos el paseo de la ribera. Este año además la primavera llega a nuestra ciudad con gritos antirracista, con protestas que claman más y mejor Sanidad Pública y mejoras en educación.

Pero también llega con el cese del alto al fuego en Gaza, con ideas delirantes de resort de lujo donde antes habitaba un pueblo y con gritos desesperados de una civilización avergonzada. Bienvenida primavera a 2025, el año en el que en España se habla de la isla de las tentaciones mientras Trump decide quien merece vivir y quien no.

En nuestra ciudad, la primavera también es el preludio del silencio, de ese silencio que llena las calles de la ciudad a partir de julio y que solo la chicharra y el grillo se atreven a romper. Es la calma que precede al calor sofocante, es el último aliento antes del insoportable verano cordobés en esas plazas de hormigón y granito que proliferan en la ciudad como si de Copenhague se tratase. También es el estallido de los patios, las cruces, la feria… La puesta de gala de una ciudad que se mueve en la contradicción entre vivir el mayo cordobés y perderse en ese escenario de cartón-piedra donde poco queda de la ciudad que fuimos.

Sea como sea, bienvenida primavera. Bienvenida al 2025…