Neurourbanismo y big data de emociones
Firma de Opinión de la arquitecta y urbanista Mari Cruz Blanco

Neurourbanismo y big data. Mari Cruz Blanco
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Córdoba
Queridos amigos, es un lujo poder hablar del mindfulness urbano o de cómo las ciudades inciden en nuestro bienestar emocional. Parece una conexión imposible, pero no somos muy conscientes de cómo los entornos que habitamos, transitamos y recorremos repercuten en nuestro0 estado de ánimo y en nuestra salud mental.
Quizás nunca nos hayamos parado a pensar en cómo se siente la ciudad y si hay alguien detrás de esas sensaciones que perciben al pasear por un parque, al atravesar una calle peatonal del centro histórico o al recorrer la judería cordobesa con tacones.
Tradicionalmente, no hay registro de intencionalidad en mejorar el bienestar mental de las personas que habitan los espacios que los arquitectos diseñan y construyen, no ha sido una prioridad, pero sí que ha ido implícito en cada proyecto.
Resulta fundamental entender que de todo ello hablamos cuando citamos el término neurourbanismo con que establecemos una conexión entre la neurociencia y el urbanismo. ¿Acaso nos sentimos igual en todas las vías públicas por las que deambulamos?, ¿quizás no nos afecta el que haya sombras en una plaza donde vamos a sentarnos por un rato o que exista o no una elección de colores que favorezca la amabilidad de un espacio?. Tanto es así, que hoy en día y gracias al Big Data y a la Intelegencia artificial es posible medir esas emociones en los distintos espacios públicos.
Y de esta manera, fue como un día creamos el Laboratorio internacional de tecnoparticipación ciudadana en México y comenzamos a geolocalizar emociones y hacer mapas de felicidad en el año 2013 en México para, posteriormente, exportarlo a Andalucía. ¿Y si pudiéramos saber qué siente cada persona en cada espacio y a tiempo real?. Y esa pregunta generó una gran experiencia de proyectos de big data de emociones urbanas.
Pero, de lo que no hay duda, es de que no podemos hacer ciudad sin participación y sin sus ciudadanos, como decía Aristóteles, la ciudad es un conjunto de ciudadanos. Y si volvemos a repensar las ágoras contemporáneas observaremos que haciendo uso de la tecnología y la sabiduría popular podremos llegar a grandes diseños que cambiarán la vida de las personas.
Invito a preguntarnos si los arquitectos y arquitectas podríamos asumir el increíble reto de favorecer la felicidad urbana de quiénes viven los espacios públicos que diseñamos haciendo uso de la psicogeografía y aprendiendo de la realidad y de la inteligencia natural que aún tiene mucho que enseñar a la inteligencia artificial.
Hablar de neurourbanismo es entender que cada decisión que se toma en la planificación urbanística y en el propio diseño urbano condiciona el uso que de cada uno de los espacios, se haga, las zonificaciones que favorecerán las deambulaciones del futuro, las áreas de juego, los espacios para enamorarse, para esconderse, para observar, y para caminar al ritmo que necesitemos aprovechando siempre las líneas de deseo del peatón.
Sigamos y sigamos investigando para lograr ciudades felices que serán las más inteligentes que podamos construir.

Mari Cruz Blanco
Arquitecta