La vida que se nos ha dado
La opinión de Lola Fernández

Corres por la vida con las prisas que tienen los otros, sabiendo que a tu vida siempre vas llegando tarde.
Vas envejeciendo en las tardes y no ves que para romper la rutina debes abrir un paréntesis entre tú y el mundo. Aunque a veces la vida nos fue quitando la tontería a golpes de realidad y dureza.
Tienes que saber que la vida se nos ha dado, para ganarla y disfrutarla, para sentirla y amarla, para gozarla y respetarla. Y en esa impaciencia que nos viste, a veces ignoramos las palabras, despreciamos el regalo otorgado y aun contando la historia de nuestra vida, vamos vaciando este tesoro.
Aunque dejemos para después lo importante y aunque el tiempo te agache la mirada y dejes tus brazos caídos, aletargados, hasta que no comprendamos que somos únicos, no entenderemos que el tiempo se va sin esperarte.
Y es entonces cuando veras lo maravilloso que es decir siempre SÍ en letras mayúsculas, veras lo hermoso que es darse sinceramente, veras destruirse aquellos mundos que viven siempre mirándose su orondo ombligo.
Hay que ganarle la batalla a aquellos que luchan contra esos molinos que, giran alrededor de sus aspas sin ver más allá del paisaje.
Cuando no haya ira, ni miseria, cuando no haya ni odio, ni una ofensa, ni un ultraje, cuando no haya ni una bala, ni una herida, cuando cada venganza sea un sincero abrazo y no broten más lágrimas de tus ojos, cuando aprendamos a vivir juntos, será justo el momento en el que volveremos a ser uno, misma sangre, mismo cuerpo.
Es tiempo de pensar en el otro, es tiempo de buscar en cualquier lugar del mundo, unas palabras que te toquen en el alma, una pequeña sonrisa para todo lo bueno y un corazón abierto para todos los sentimientos.
Es el mejor consejo que diéramos al mundo, la paz que tanto ansiamos, el hermanamiento entre los pueblos y la prosperidad para el ser humano, buscando siempre el regalo que se nos ha dado, cuidando siempre la vida que se nos ha dado.
Estamos viviendo un tiempo para la conversión más que nunca necesario, por eso yo, ahora, me quedo en el sereno afán de Pemán y uno de sus versos.
“Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.”