Peligrosa nostalgia
La firma de Raúl Ramírez en Hoy por Hoy Jerez
Jerez de la Frontera
Peligrosa nostalgia
Raúl Ramírez Dorantes
Siempre he mantenido que los ejercicios excesivos de nostalgia pueden llegar a ser muy peligrosos. De igual manera que la memoria nos proporciona elementos históricos, objetivos que nos ayudan tanto a nivel individual como colectivo a calificar hechos como ciertos e históricos, la nostalgia hábilmente manipulada puede llevarnos a escenarios muy desagradables.
La nostalgia, al contrario que la memoria, tiende a ser siempre en exceso amable, así ¿quién no tiene nostalgia de aquellos años juventud?, olvidando todo lo malo que tenían esos años. La nostalgia tiende a nublarlo todo y esos recuerdos, en muchas ocasiones carentes de la objetividad que da la memoria, prevalecen sobre lo que realmente fueron.
Pues algo similar creo que está pasando en el mundo actual y que nos está atrapando. Así, hoy el hombre más poderoso del mundo en un enajenado ejercicio del poder es rehén de un excesivo y peligroso ejercicio de nostalgia, el cual ha conseguido inocular a una gran mayoría de compatriotas que le siguen cuál mesías fascista.
La vuelta a un orden mundial del pasado siglo XX, con su imperialismo yankee y el retroceso en derechos civiles y consensos que nos han costado décadas, conseguir colocan al mundo actual en unos momentos de incertidumbre y zozobra. Ese movimiento reaccionario cargado de la más enfermiza nostalgia se acompaña de todo un ejercicio de la manipulación de la verdad, esa post “verdad” que las redes nos han trasladado a nuestros dispositivos digitales.
El veneno ya está inoculado. Europa ya sufre también de ese ejercicio de nostalgia excesiva. En nuestro caso nos enfrentamos a un peligro mayor y es que la memoria también nos abandone. Las democracias europeas y los demócratas europeos tenemos la obligación de curar y ofrecer remedios a la desigualdad y la mentira. Solo si ofrecemos eso a la gente, la nostalgia no se envenenará y alimentará a los reaccionarios, y de paso servirá para que el recuerdo y la añoranza queden en eso, solo en sana nostalgia.