Indignación de los enfermos de diálisis por la decisión del SAS de eliminar el servicio concertado de taxis
Desde el 1 de febrero acuden a recibir su tratamiento en ambulancia, que realiza una ruta de diez horas y, por ello, prolonga el tiempo de espera
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Nueva unidad de diálisis en Soria
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Sevilla
Los enfermos hepáticos de la provincia de Sevilla denuncian el cambio de transporte que ha ofertado el SAS para acudir a recibir su tratamiento semanal de diálisis. Este cambio implica estar más horas en la carretera, un mayor cansancio y problemas de salud, ya que antes hacían la ruta en taxi y desde el 1 de febrero la realizan en una ambulancia. Con este nuevo medio de transporte, la ruta se prolonga hasta diez horas para acudir al tratamiento y poder regresar a sus casas.
Algunos afectados indican que "no es cuestión de gustos, es cuestión de salud". En algunos casos se denuncia hinchazón en las piernas o cansancio: "Ya sale uno cansado de diálisis como para, encima, tener que estar en carretera y, dependiendo del día que te toque o del trayecto que tengas, ir de pueblo en pueblo recogiendo y bajando usuarios", resalta Juan Antonio, enfermo de 45 años con necesidad de diálisis desde hace año y medio.
Para otros enfermos no se trata solo de un transporte, sino de "un elemento esencial para poder afrontar el tratamiento de manera digna y con la menor cantidad de sufrimiento posible", tal y como ha aseverado Juan Francisco, quien vela por la salud de su tía Rafaela, de 81 años.
Otro aspecto a recalcar de este cambio en el transporte para acudir a las citas de diálisis son las horas de carretera que emplean los enfermos. Es el caso particular de Jesús, quien tiene 38 años y lleva cinco en tratamiento de diálisis. Se tiene que desplazar varios días en semana desde Lebrija a Sevilla para recibir su tratamiento de cuatro horas. Pide empatía porque desde que lo trasladan en ambulancia tarda diez horas en ir y volver, por lo que pide empatía a la consejera de salud: "Compañeros míos han llegado (a sus casas) a las nueve y pico o diez de la noche. Para un tratamiento de tres horas y medias se está tardando diez horas. Yo creo que eso, en el siglo XXI, me parece un poco sorprendente; en lugar de avanzar, vamos retrocediendo. Lo que sí pido es un poco de empatía".