Una de cal y otra de vizcaína: Terraplanistas vs la curvatura de la Tierra
La opinión de Marcos Martínez


Morón de la Frontera
Es habitual que en el tiempo de insomnio uno se plantee temas más o menos trascendentales. ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Por qué nunca hay citas para el médico de cabecera? ¿La tortilla patata con o sin cebolla? ¿Cuánto tiempo tardará el Pozo Nuevo en cambiar de nombre para llamarse Avenida de los Sorines? Imagino que cada uno tendrá sus temas favoritos para dedicarle el pensamiento cuando no puede conciliar el sueño.
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06.02.25 La opinión de Marcos Martínez
Hace poco he visto en la televisión a un tipo que jugó al fútbol y que, lejos de ser famoso por sus goles, lo es ahora por su pensamiento terraplanista. Antes, el asunto no dejaría de tener su gracia. No quedan lejos los tiempos en los que la televisión ofrecía sus minutos de gloria a personajes que servían de cachondeo para el respetable. Recuerdo especialmente a Los Videntes, uno que se ponía las gafas al revés, este iba de serio y formal, otro muy excéntrico que se ponía ramas de apio en la cabeza, o la Bruja Lola, archiconocida por sus famosas velas negras.
Supongo que el futbolista, o lo que sea, habrá hecho sus declaraciones con alguna intención. No sería raro que buscaran notoriedad o cierta fama para beneficio propio o de su equipo. Esto, hasta cierto punto, no me parece mal. Cada perro tiene su hueso. El problema que veo en este asunto es que vivimos los tiempos que vivimos, y no hay que extrañarse de nada. Solo tenemos que asomarnos y ver lo que se cuece en Yanquilandia para comprender que aquí, el sujeto en cuestión, puede acabar en el Congreso de los Diputados. Porque, según leí hace poco en unas encuestas, en nuestro país hay un 4% de terraplanistas, es decir, que una ardilla podría cruzar la península desde Finisterre a Trafalgar saltando de tonto en tonto sin tocar el suelo.
Cada uno puede creer en lo que quiera, en el arcángel San Rafael, en los unicornios blancos, en los dragones que habitan las cuevas, en hombrecillos azules que nos visitan desde Venus o en el trébol de cuatro hojas. El problema radica en que hay personas que no guardan sus creencias para sí y tratan de imponerlas, sufriendo así las consecuencias el resto de la sociedad. En fin, espero que el futbolista vea los dibujos de Oliver y Benji. Ahí puede ver con toda claridad la curvatura de la tierra. Sit tibi terra levis.