Pinceladas sobre el mobiliario urbano accesible
Firma de Opinión de la arquitecta Mari Cruz Blanco en Hoy por Hoy Córdoba
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Pinceladas sobre el mobiliario urbano accesible. Mari Cruz Blanco
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Córdoba
A menudo, me sigue sorprendiendo ver cómo los espacios libres consolidados y de nueva planta se van viendo ocupados por diversos elementos de mobiliario urbano que aterrizan como ovnis todopoderosos e invaden sin piedad itinerarios peatonales accesibles, dificultando recorridos habituales que no presentaban obstáculo alguno. Hablamos de bancos, papeleras, bolardos, señales, pérgolas, farolas, etc. Quizás, lo más desconocido sea que todos estos elementos tienen una normativa que regula sus dimensiones y forma de colocación para garantizar la accesibilidad del espacio público en todo momento. Y que, a menudo, se incumple sistemáticamente, lo que conlleva, por ejemplo en el caso de los bolardos a diversos accidentes como caídas por su habitual baja dimensión y mejor contraste cromático, o en el caso de los alcorques que protegen los huecos de los árboles, normalmente inexistentes, a sorpresas no amables en los propios itinerarios peatonales que discurren por las aceras.
Hay especialmente un elemento de gran importancia y alto uso como es "el banco" y, especialmente demandado si pensamos en las personas mayores, que son las que habitualmente lo usan cuando acompañan a sus nietos al parque, o van a tomar el sol y charlar con sus amistades.
Todos tenemos en mente bancos que vemos en plazas y parques y que se caracterizan por ser piezas paralelepípedas sin reposabrazos, sin espacio para poder echar hacia atrás los pies al sentarnos, por supuesto sin respaldo, pero sí que cuentan con leds en su base. Y lo que, a menudo desconocemos, es que provienen de casas comerciales que venden accesibilidad y su precio es más alto de lo que podamos imaginar. Tan difícil no es cumplir la normativa en vigor y garantizar la autonomía, comodidad y seguridad de un elemento tan básico que permita sentarse y levantarse a cualquier persona.
En lo que a su ubicación respecta, el banco debe estar a la sombra y simplemente ser cómodo porque en ello van implícitas muchas características que desconocemos. Se debe colocar donde no interrumpa el ancho libre de paso del itinerario peatonal accesible, disponer de espacio delantero para poder estirar las piernas sin que nadie caiga al suelo por ello y de un espacio lateral para usuarios de silla de ruedas.
En cuanto a su diseño, será preciso tener en cuenta que disponga de respaldo, reposabrazos, inclinación adecuada, altura del plano de asiento y de los elementos anteriores, material que se elija que soporte el frío y el calor y, al lismo.tuempo que contemple la ergonomía y antropometría.
Todo ello exige un gran esfuerzo ya que casi son inexistentes modelos que cumplan estás carácter y todas las dimensiones dispuestas en la Orden Ministerial en el mercado, con lo que , a menudo, cumplirla implica hacer nuestros propios diseños y contar con mano de obra que los construya.
Pero merece la pena, sobradamente la merece cuando luego puedes comprobar que las personas se sienten agusto en ellos con y sin discapacidad. Y a día de hoy, sigue siendo uno de los grandes retos para los espacios públicos de la provincia.
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Mari Cruz Blanco
Arquitecta