Los “invisibles” de la campaña de la aceituna

Jaén

La campaña de la aceituna 2024/2025 ha avanzado rápidamente debido a la práctica ausencia de lluvias. Esta situación ha provocado que los cientos de temporeros que han venido a nuestra provincia ya se hayan marchado a otros puntos del país a otras cosechas.

Cada año se prepara un dispositivo especial para atender a todas las personas que vienen a trabajar a los campos jienenses. Instituciones, tanto a nivel estatal, autonómico, provincial y local, así como oenegés, colaboran de manera coordinada para evitar situaciones de inmigrantes durmiendo en las calles.

Jaén Acoge

Una de las primeras que los trabajadores agrícolas ven al llegar a la capital es la de Hassan Alami, responsable de los puntos de información que la ong Jaén Acoge tiene en cinco estaciones de autobuses jienense.

Se encarga del de Jaén y detalla que "somos el primer contacto, estamos aquí para intentar detectar todos los problemas y dudas que tiene el temporero y darle la respuesta adecuada. Puede ser una derivación interna a nivel de Jaén Acoge o externa, con otras asociaciones, servicios sociales o centros de salud".

Los puntos de esta organización están, además de en la capital, en Martos, Alcalá la Real, Úbeda y Villacarrillo. En esta temporada se han atendido a 540 personas, el 37% de ellas en la capital durante los casi dos meses que han estado abiertos. Como principales problemas, destacan la falta de papeles de los temporeros y de alojamiento por parte de los empresarios según la ong.

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Alami también explica que "este año veo menos gente durmiendo en la calle y eso es gracias al trabajo que están haciendo compañeros de Cáritas por la noche". Además, indica que "hay gente que no quiere ir a dormir al albergue, ahí se sienten más controlados".

Red de albergues

La red de albergues para temporeros, dispositivo único en España, cuenta con 15 centros y 554 plazas. El primero en abrir fue el de la capital el 11 de noviembre y, el último en cerrar, el de Torredonjimeno el 15 de enero.

En esta campaña la ocupación media ha rondado el 50% alcanzando el pico en diciembre con un 53%. La mayor parte de las atenciones han sido a personas que residían en España mientras que, por nacionalidades, destacan los llegados de Senegal, Mali, Gambia y Marruecos.

Una noche con Cáritas

El convento de Santa Clara es el punto de partida para el grupo de voluntarios de Cáritas Diocesana que, durante una noche, van a recorrer las calles de la capital. La voluntaria Alegría Crespi, recoge los termos con café con leche, cola cao y galletas que han preparado junto con mantas.

La estación de autobuses es el punto de encuentro con el resto de voluntarios. Se trata de un grupo de jóvenes y uno de ellos, Jesús Gámez, indica que "el objetivo es que nadie duerma en la calle" algo muy difícil debido a la desconfianza que muestran algunos temporeros.

La siguiente parada es el parque de la Victoria, uno de los puntos de reunión de los inmigrantes. Allí, varios temporeros de origen senegalés intentan dormir tapados con mantas y cartones. La falta de papeles en regla impide a muchos temporeros poder dormir en el albergue de la carretera de Granada.

Crespi habla en francés con un senegalés que, al no tener papeles en regla, no puede acudir al albergue de la carretera de Granada. Finalmente, consigue ganarse al confianza de Musa, otro hombre que duerme en el parque para que se vaya a pasar la noche a Buena Madre, otro recurso residencial de Cáritas.

Mari Ángeles Gila es la trabajadora social de este centro y nos cuenta que cuando llega una persona, se hace "una pequeña entrevista con nombre y apellidos, del país qué es, si tiente NIF o pasaporte, si fuma, si tiene algún tipo de adicción etc". Allí se queda Musa para dormir y levantarse pronto al día siguiente para intentar trabajar.

El trabajo de Cruz Roja

La sede de Cruz Roja en la capital, ubicada en la calle Maestra Concepción Sánchez Robles, en el Polígono del Valle, es el lugar de encuentro con un grupo de voluntarios. Son algo más de las ocho de la tarde y, Ramón Rojas señala que en "las furgonetas hay mantas, zapatillas, prendas de ropa y kits de higiene".

Al igual que con la oenegé católica, el primer destino es el Parque de la Victoria en el que está Yasim, un inmigrante que duerme sólo. Con un castellano aprendido de su estancia en España, señala que "cuando termina la campaña, voy a buscar a otro sitio para buscarme la vida, no tengo que meterme con gente".

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Allí están también Miguel y Rosa, dos españoles que vienen, según cuentan, de Castillo de Locubín. Él relata que "días antes de (ir a trabajar), pillé una neumonía de la situación de estar durmiendo en medio de las olivas con dos mantas y me fue imposible trabajar". Ella, embarazada, argumenta que pasan la noche en el campo porque "el parque ahora mismo no es seguro para una mujer".

Ataviados con los chalecos rojos de esta organización centenaria, toca ir a la estación de autobuses. Allí toman datos a los temporeros mientras que Amin, con una sonrisa en la cara, dice que son "callejeros viajeros, así andamos, donde hay trabajo, estamos allí". Por su parte, Agustín resume su estancia en Jaén: el primer día dormí en la calle pero el segundo día, una compañera (de Cruz Roja) me ha bajado al albergue". La conversación con él termina adelantando que "mañana o pasado me voy para Bujalance".

Los voluntarios

Alegría, Claudia, Alfonso, Elena, Jesús Carmen, Silvia y Ramón son algunos de los voluntarios que durante unas horas han dejado la tranquilidad de sus hogares para ayudar a los demás. Cada uno tiene motivaciones diferentes para este gesto solidario, para Alegría, "todos somos cosa de todos, tendemos a pensar que uno va a estar siempre en la cara A de la ciudad, pero eso no es así".

Alfonso es un joven que confiesa que este "es mi primer año" y recuerda su primera salida como "más intensa, más nerviosa". Elena califica a los inmigrantes como "los invisibles de Jaén" y apunta que su objetivo es "dar voz a esas personas y acompañarles".

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Por su parte, Jesús asevera que "tratamos de mostrarnos como personas de aquí, muchos nos escuchan angustiados, otros necesitados". Carmen hace hincapié en que "esto es lo que nos da significado como seres humanos". Claudia recuerda que "desde los 18 quería entrar en el voluntariado" mientras que Silvia sostiene que entró en Cruz Roja para hacer prácticas y "he encontrado mi vocación más grande".

Todos ellos son ejemplos de solidaridad, ayuda a unas personas que, una vez que ha terminado la campaña, se marchan a otras partes de España. En unos meses, la situación se repetirá en nuestra provincia y este mecanismo de voluntarios se volverá a activar para llegar a donde no llegan las instituciones.