La pérdida de alma
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la necesidad de mantener comercios propios en el centro de la ciudad para que siempre tenga su sello particular
Carlos Navarro Antolín: La pérdida de alma
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Sevilla
Nos hemos acostumbrado a perder comercios. Caen como cuentas de un rosario. Por supuesto que siempre se han producido cierres y aperturas, pero la diferencia es que ahora abren franquicias donde cierran los negocios de firmas locales. Es la ley de la globalización, sumada a que muchas veces no hay relevo generacional o al coste de los alquileres. Si los hijos no quiere continuar con el comercio de los padres, no queda otra que alquilar el local. Y el centro de Sevilla, como los de otras ciudades, es la preferencia máxima de multinacionales y consultoras especializadas.
Ha cerrado la droguería Pérez Galiano que llevaba 42 años en la Plaza del Cristo de Burgos. Hagan la prueba y anoten algunos de los comercios propios a los que ya no podemos acudir como clientes. La zapatería Los pequeños suizos, la elegante tienda de Uclés, el Bazar Victoria, la librería Montparnasse… Negocios de todo tipo, personalizados, con un dueño con nombre y apellidos al frente de la actividad y con una cartera de clientes de décadas. Daban alma a la ciudad.
No es una nostalgia facilona o sensiblera, es la pura realidad: la ciudad pierde si se cierran los establecimientos que la hacen distinta. No queda otra que resignarse, porque siempre hay políticos que prometen medidas, pero no se evitan los persianazos. Cada día leemos la esquela de un nuevo cierre. Los deudos lloran. La vida sigue.