El Cádiz CF saca pecho y garra para ganar al CD Mirandés
Los amarillos consiguieron una victoria clave para el devenir de la temporada.
Era un día señalado. Como todos actualmente en la Tacita de Plata cuando se trata de un partido del Cádiz CF. El sufrimiento de un mal 2024 parece no prolongarse tango en este inicio de 2025. Con la llegada de Garitano, quien parece haber encontrado, de momento, la tecla para mejorar al equipo amarillo, la cuesta de enero estaba siendo un terreno no tan costoso para el cuadro amarillo. Sumando cinco encuentros sin perder, la victoria en Elda debía ser el camino para poner rumbo hacia la mitad de la tabla.
No era sencillo. Delante, un equipo que tuvo que cancelar su partido inaugural en Anduva antes de comenzar la Liga por falta de jugadores. Ahora, llegaba al Nuevo Mirandilla con posibilidades de dormir en ascenso directo. No obstante, los onces futbolistas amarillos comandados por un Diakité fijo en el centro del campo y un Javier Ontiveros siendo el capitán del barco en el verde iban a intentar encadenar, de una vez por todas, dos victorias seguidas esta temporada. Y así lo iba a dejar claro Mario Climent.
Antes de que ambos conjuntos se tanteasen, el lateral de Jijona iba a mostrarle a la parroquia cadista que su golpeo de zurda del pasado sábado en Elda no era casualidad. En un gran pase en profundidad de él mismo hacia Carlos Fernández, acabó con Climent empalando el esférico a la escuadra izquierda de la portería de Raúl Fernández. Inmejorable comienzo para un equipo que lo que necesitaba es euforia y confianza en estos momentos.
La disposición del equipo sobre el verde era de confianza total. Pases enlazados en zonas comprometidas pero donde siempre el hombre libre era encontrado. Sin embargo, le estaba costando a los amarillos encadenar de en campo rival con un Ontiveros algo desaparecido. En el 19', un error de inexperiencia de Diakité hizo que el colegiado señalara el punto de penalti. De tú a tú, Panichelli colocó el esférico en el redondel blanco pero delante tenía a un David Gil que le iba a amargar la fiesta. Adivinando el lado, dio vida a un Cádiz CF que podía sufrir con un posible 1-1.
A pesar de que el Mirandés llegaba con facilidad a campo rival, la defensa en bloque de un Cádiz muy junto hacía que los de Lisci chocaran con un muro. En un contragolpe, el "Fernando Torres de andar por casa" iba a poner tierra de por medio. Aprovechando un balón en el aire que no pudo rematar bien Carlos Fernández, Rubén Sobrino iba a meter la cabeza donde pocos lo hacen para empujar la pelota a puerta vacía. El 2-0 en el minuto 27 era una situación que no podía desaprovechar los de Garitano.
Sin perderle la cara al encuentro, Panichelli pudo recortar distancias en el 29' al igual que Carlos pudo poner el 3-0 en el minuto 39 tras un gran remate de cabeza a centro de Alcaraz. Sin embargo, en un córner al borde del descanso, iba a recortar distancias el cuadro de Miranda de Ebro. Aprovechando un despiste en la marca en el área pequeña, Panichelli remató el esférico a placer para recortar distancias.
Una segunda mitad de vértigo
La segunda mitad iba a tener un ida y vuelta de emociones constantes. Tocaba sufrir, pero no se esperaba nadie que sería de esta manera. Diakité -quien no tuvo su día- realizó una entrada a destiempo y temeraria que le costó la roja directa. Pidiendo perdón y entre lágrimas, se marchaba el mediocentro de Malí que ha dado más que ha quitado y donde el día de hoy no se le olvidará para aprender. Por ello, con uno menos, tocaba aguantar y esperar.
Era otro equipo. Ahora a los problemas se le encuentran soluciones. Primero desde el banquillo con un Garitano que sacó a la palestra a San Emeterio para cerrar el hueco en el centro del campo. Luego, a Chris Ramos para que se peleara con los centrales y pillara alguna. Por último, también algo de calidad para mantener el esférico con Álex Fernández. No tuvo muchas opciones un Mirandés que intentaba encerrar a un Cádiz en un bloque bajo muy bien colocado. Juntos, atentos y concentrados estuvo la defensa para cada acercamiento. Pudo poner el 3-2 el cuadro de Lisci, pero David Gil quiso sacar a pasear su mano izquiera para impedirlo cuando la pelota iba para la escuadra.
No obstante, el balón parado podía ser clave para rascar alguna ocasión de gol. Y fue así. En el 75', Ontiveros lanzó de esquina y Chust -imperial hoy- remató de manera que la pelota acabó dentro de la meta de Jesús Fernández. Con el 3-1, el Nuevo Mirandilla apretó en una noche que ha servido para conseguir, por primera vez, la segunda victoria consecutiva esta temporada. Garra, lucha, amor propio y el hambre de un equipo que quiere olvidar una nefasta primera vuelta. El Cádiz CF parece que comienza a mirar hacia arriba de una vez por todas.