Aquella casa de los Gómez Pomares
Por allí pasaron ingenieros, delanteros, porteros y futboleros
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Resistiendo al progreso sigue adelante la casa de los Gómez Pomares. / Tony Fernández
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Almería
Varada entre naves industriales en el Polígono La Mezquita sigue en pie la casa de los ‘Pomares’. No pueden con ella porque sus cimientos son fuertes y lleva grabado a fuego el nombre de un gran empresario y enorme presidente del Polideportivo Almería.
En esa casa de los Gómez Pomares se gestaron los mejores equipos de fútbol y se electrificó media provincia de Almería, y hasta se remodeló el viejo campo Franco Navarro. Los montajes eléctricos de Gómez Pomares eran conocidos por toda Almería pero su fundador lo fue más por presidir a la Agrupación Deportiva Almería primero y al Polideportivo después.
Por aquella casa pasaban ingenieros de postín y humildes hombres del fútbol que subían las escaleras para que don Antonio Gómez Pomares los recibiera tras saludar a Antonio Belmonte, que era su brazo derecho, y por el que pasaban todas las visitas.
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La casa
No todo el mundo puede decir que ha cruzado la puerta de la casa de los Gómez Pomares. Yo estoy entre los afortunados que lo hicieron y tengo que decir que todo sigue igual. Varada entre naves industriales en el Polígono La Mezquita al pasar el puente -no puente ya- de Los Molinos.
Gómez Pomares era un industrial de mucho prestigio cuando le entró el fútbol por las venas. Tener acceso a su casa era un motivo de orgullo para los que lo conseguían y siempre con Antonio Belmonte en la antesala como ese primer defensa que trata de evitar un gol. Una vez dentro la casa era un remanso de paz.
Pomares en la segunda planta te abría su despacho y su corazón tan grande como su cuerpo. Miraba a la cara fijamente y te decía las cosas por su nombre. Pasan los años y al cruzar por la puerta sigue su huella.
El hombre
Nunca lo tuvo fácil porque entró a la directiva de la AD Almería en momentos de zozobra y se hizo presidente para levantarla, pero ya estaba herida de muerte y no hubo forma de salvar los muebles. Pomares hizo todo lo que pudo y quedó marcado no lograrlo, por lo que volvía a intentarlo con el Poli Almería al que dio ascensos y esplendor deportivo en unos tiempos donde la capital vivía una guerra de pasiones con dos equipos, y unos eran de Guillermo Blanes y otros de Gómez Pomares cuando lo normal era tener un solo equipo y dos grandes en la misma directiva. Eran otros tiempos.
A esa casa de Los Molinos iba cada día cargado de proyectos de electrificación y de nóminas de futbolistas y empleados del Almería. Era complicado llegar a fin de mes en el fútbol y la empresa daba dinero pero nunca tuvo Pomares una felicidad completa, ya que los disgustos del fútbol llovían del cielo y la empresa iba viento en popa.
Se lo tomaba con filosofía y con una sonrisa de oreja a oreja cuando ganaba un partido y enorme tristeza con la derrota. El fútbol es así.
La empresa
Viendo la casa y la reforma posterior uno se da cuenta de que la vida sigue sin don Antonio y sin su inseparable Belmonte que nos dejó muy joven. Esa casa tiene duende para lo bueno y en ella se gestaron los éxitos empresariales de Antonio Gómez Pomares y las mejores plantillas del Polideportivo Almería. Su despacho siempre estaba abierto y ofrecía los mejores proyectos para iluminar la provincia de Almería trabajando con Diputación y Ayuntamientos.
Su firma era de prestigio y el empresario triunfador no necesitaba del fútbol, pero dio su palabra a la afición y no paró hasta devolver al Poli a su esplendor y hacer lo que la Agrupación no le permitió. Cumplió su palabra y se fue dejando al equipo en buenas manos, pero sin Gómez Pomares nada volvió a ser igual y el equipo se desmoronó hasta la desaparición.
Top secret
Por la casa de Gómez Pomares pasaban futbolistas, entrenadores y periodistas. Yo había estado otras veces de visita porque mi mujer trabaja en Nave 44 (antes Muebles MAGO) justo al lado y le hacía una visita y echábamos un ‘ratico’ de buen fútbol, pero nada que ver cuando un día me llamó a la Cadena SER para que acudiera a su despacho.
Yo sabía que el Poli se gestionaba tanto en la sede como en la casa de los Gómez Pomares en Los Molinos. Allí me planté con mi Rover rojo y aparqué junto a su coche. Antonio Belmonte me dijo con guasa: “La que te va a caer es ‘menúa’”. Qué grande mi Belmonte. Cuando me siento justo enfrente y me expuso su plan para subir al Poli Almería.
Luego me dijo: “¿tú con quién vas, con el Almería o con el Poli?”, nos echamos a reír era solo una broma. La casa de Gómez Pomares.
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Tony Fernández
Redactor de Deportes de SER Almería. Llegó a la SER en 1996. Antes, en RNE. Más de 40 años de experiencia...