Quién les va querer.
El comentario de Julián Granado.
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El «Paso Cambiado» de Julián Granado
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El comentario de Julián Granado.
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Morón de la Frontera.
Cuentan los historiadores que a Calígula lo quería horrores su caballo, al que el tirano hizo senador. Y que, por increíble que resulte, Eva Braun estaba loca por Hitler, como Clara Petacci bebía los vientos por el rapado Mussolini y Nadia Aliluyeva aguantaba estoica los chistes verdes de Stalin. A todas ellas, su devoción por el monstruo de turno les terminaría costando la vida. Las muy locas no se dieron cuenta de que no valía la pena arriesgar tanto por cuatro genuflexiones de los lameculos oficiales al paso de la consorte.
Pero tampoco es descartable que alguna virtud, digna de amor, anidara en el interior de aquellos malditos. Sin ir más lejos, a Franco, un dictador híbrido de paranoia y estupidez, lo recordarían siempre sus nietos como un abuelito encantador. Y quizás también lo fuese.
Atendiendo a todas esas malformaciones de la historia, y porque a los novelistas nos gusta imaginar, imagino cómo será la vida íntima junto a su esposo de Melania Trump, exmodelo yugoslava y experta multilingüe. Obligada, como primera dama, a soportar diariamente, y a un palmo de sus narices, la halitosis moral del fulano. Sus chistosas declaraciones de viejo verde a lo Stalin, reputado y condenado por guarrillo del acoso sexual. ¡Qué horror! Tener, todas las noches, que despeinarle con una caricia el ridículo tupé hitleriano, bajo el que el cartón a lo Mussolini transparenta sus ocurrencias de dueño del mundo y Groenlandia. Lástima de Melania, pareja del espantoso compendio de todos los estigmas dictatoriales que en el mundo han sido. Forzada por el interés, ¡qué pena!, a tragarse de primera mano el defectuoso infantilismo sexual que, como una tara, comparten todos estos megalómanos. Obligada a ocultar la lógica repulsión que produce su cercanía, para fingir una pizca de amor mientras le tararea aquella nana que dice “quién te va a querer, así como yo, quién te va a querer…”