La Hermandad de Los Negritos elige al charolista Carli Lora para la conservación del paso del Cristo de la Fundación
Se trata de una pieza patrimonial que cumple este año un siglo de historia, de estilo neorrenacentista y que fue realizada por Francisco Domínguez
Sevilla
El charolista Carli Lora será a partir de esta Cuaresma, el nuevo artesano responsable del cuidado y la conservación del paso procesional del Santísimo Cristo de la Fundación de la Hermandad de los Negritos.
Se trata de una pieza patrimonial que cumple este año un siglo de historia, de estilo neorrenacentista y que fue realizada por Francisco Domínguez
Un paso en caoba, que fuera restaurado en 1996, y que desde entonces recibe un tratamiento de conservación año tras año y así continuará, ahora en las manos de este reconocido charolista sevillano que tiene en su haber la reciente restauración del paso de misterio de la Hermandad de la Milagrosa.
Cabe destacar que Carli Lora ostenta en su taller la distinción "Artesanía Hecha en Andalucía" que otorga la Junta de Andalucía y también forma parte de la selecta asociación "España Artesana".
Un poco de historia
La junta de gobierno de Los Negritos en aquellos primeros años 20 había culminado, en pocos meses, el proyecto de lo que habría de ser uno de los bienes artísticos más emblemáticos de la hermandad en todo el resto del siglo: el nuevo paso para el Santísimo Cristo de la Fundación.
Este se estrenó el Jueves Santo de 1925 –y no en el año 22 ó 24, como equivocadamente figura en muchos lugares–, y su costo fue de 6.000 pesetas, incluidos los faldones de terciopelo azul-celeste con broches plateados. Venía a sustituir al paso de estilo neogótico, con candelabros en las esquinas, de poco mérito, que había comprado la cofradía a comienzos de siglo a la de La Hiniesta y que era sobre el que durante algunos años salió la alegoría del Triunfo de la Santa Cruz de la hermandad de San Julián.
El nuevo paso, tanto en su canastilla como en los respiraderos, era de madera de caoba de gran calidad, magníficamente labrado en grandes piezas, incluso las esquinas del canasto que son curvas, llevando cuatro grandes faroles con columnas salomónicas en sus esquinas rematados por una pequeña corona. El autor de esta obra fue el carpintero Francisco Domínguez, con taller en la calle Alcaicería.
Durante algunos años, el Cristo siguió acompañado en su paso, como lo había sido desde 1917, por la Magdalena arrodillada a sus pies, la cual sería eliminada a los pocos años.
