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La Hermandad del Rocío de Sevilla conmemora en 2025 sus 75 años haciendo el camino

La junta de gobierno, encabezada por May Rodríguez como hermana mayor, ha presentado al alcalde las líneas maestras de esta celebración

La hermana mayor del Rocío de Sevilla, May Rodríguez, conversa con el alcalde de la ciudad / @Ayto_Sevilla

La hermana mayor del Rocío de Sevilla, May Rodríguez, conversa con el alcalde de la ciudad

Sevilla

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha recibido en la Casa Consistorial a la nueva junta de gobierno de la hermandad del Rocío de Sevilla-El Salvador, encabezada por May Rodríguez como hermana mayor.

En el encuentro, los miembros de la corporación han trasladado a Sanz las primeras líneas del 75 aniversario de su primer camino a la Aldea del Rocío, un aniversario que se celebrará en 2025 y en el que ya trabaja la Hermandad.

Por otro lado, el alcalde, acompañado por el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, ha trasladado a la corporación rociera con sede en la Colegial del Salvador “todo el apoyo del gobierno municipal a los actos y cultos que a desarrollar por la Hermandad como evidencia de los lazos que unen a toda la ciudad con una corporación fundamental para entender la devoción a la Virgen del Rocío en Sevilla”.

Historia de aquel primer camino

Aunque el decreto de fundación de la Hermandad del Rocío de Sevilla es del 17 de febrero de 1934, el primer camino hacia la Aldea del Rocío con motivo de la Romería de Pentecostés no se efectúa hasta 1951. Tras la Misa de Romeros, a las 09:30 horas de aquel esperado 10 de mayo, la imagen de la Virgen que posee la corporación, se asomó tímidamente a la Plaza del Salvador, según hacen constar los periódicos de la época, engalanada para la ocasión desde las vísperas y con una gran bandera nacional ondeando en la cúpula de la Colegiata, presentaba un lleno absoluto. La multitud seguía la misa con devoción, oficiada por el director espiritual, Andrés Guillén, y poniendo la nota de color, las carretas, caballistas y las mujeres vestidas de gitanas.

El sábado previo, 5 de mayo, se procedió a la bendición de las insignias de la Hermandad. En aquella primera salida se portó el primer Simpecado que tuvo la Hermandad, popularmente conocido por "el de las estrellitas", dado las que llevaba bordadas en el terciopelo, obra de Enrique Bolaños.

El hermano mayor de este primer camino, Miguel Lasso de la Vega y Marañón, no pudo efectuar el mismo por enfermedad. Estuvo representado en la salida por Eduardo Muñoz Corpas, secretario, y en el camino por Victoriano Fernández Piedra, a la sazón mayordomo.

El señor Domenech fue el encargado de portar el Simpecado, entre vítores a la Virgen y mientras las bandas interpretaban el himno nacional y depositarlo en la singular carreta que, engalanada para la ocasión, esperaba en la plaza. La Tumbilla de la Virgen de las Aguas, prestada por esta hermandad para dicha ocasión, ante la imposibilidad, tanto económica, como por tiempo físico, de llevar a cabo por parte de la hermandad, de una carreta para tal fin.

Abrió el cortejo la banda de trompetas del Regimiento de Caballería de Sagunto, seguido por la junta de gobierno, portando la vara de hermano mayor, el hermano mayor honorario, Ricardo de Rada y Peral, capitán general de la región. Caballistas, romeros, carretas, y un numeroso público acompañaba a la hermandad, cerrando la comitiva la banda municipal.

Cuando pasó por Villamanrique y por ser la primera vez que la hermandad peregrinaba, se celebró una solemne ceremonia en la que actuó como madrina y como testigo la hermandad de Benacazón. El camino transcurrió por San Juan de Aznalfarache, Mairena de Aljarafe y Almensilla, llegando al anochecer a la Hacienda de la Juliana donde se pernoctó. Al día siguiente, se tomó la carretera de la Isla Mayor hasta llegar a Aznalcázar, donde al final de la cuesta, aproximadamente donde hoy se encuentra la gasolinera, se sestea, para después continuar hasta Gato para dormir, pasando previamente por Pilas y Villamanrique. El sábado se entró en El Rocío por el camino de Hinojos.

Una vez en el Rocío la Hermandad pernoctó en la calle Almonte, en una choza que se alquiló y que estaba muy cerca de la Ermita antigua.

Así se hacía realidad la quimera que durante dieciséis años tuvieron un grupo de rocieros que nunca perdieron la esperanza de peregrinar a la Aldea almonteña y postrarse ante las plantas de la Blanca Paloma.

 
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