Entre la conciencia y la tendencia

Córdoba

Todo el ruido mediático de lo que llevamos de año, propagado por el constante y morboso bombardeo de las redes sociales, me ha llevado a reflexionar sobre tres palabras: injusticia, ética y rebeldía. La injusticia duele, por la angustia que transmite y las víctimas que encierra. La ética pesa, pues conlleva discernir entre lo bueno y lo malo, ambos peligrosamente relativos, y actuar en consecuencia. La rebeldía abruma, cuestionar un paradigma conlleva no solo enfrentar un poder mayor que el nuestro, sino a cuantos lo impulsan incluso a sabiendas del yugo al que se someten.

Tres palabras, de la familia léxica del valor, de la humanidad. A ellas, sumaré una cuarta: política. De su origen, la polis griega, podemos y debemos entenderla como la vida en común, convivir con nuestros semejantes, antes que como la arrogancia y las promesas vacías de unos pocos partidos. Nos guste más o menos, estamos abocados a ser animales políticos, a cuestionar lo impuesto con pensamiento crítico, asumir el cargo de nuestros actos y a no apartar la mirada de lo injusto.

Cada vez me cuesta más distinguir la conciencia pura de la inercia de las masas. La humanidad duele, pesa y abruma si no se practica como hábito. Ojalá llegue el despertar definitivo, ese que convierta al mundo en una causa diaria.