El ejemplo andaluz
La Columna de Alberto Grimaldi
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Sevilla
La gestión política de la catástrofe provocada por la DANA que ha asolado la provincia de Valencia por las lluvias torrenciales del 29 de octubre tuvo en Andalucía un contrapunto al repetirse este fenómeno atmosférico en el arco Mediterráneo y generar una alerta roja en Málaga que se resolvió sin ninguna víctima, frente a los más de 200 muertos de dos semanas antes.
Aunque las precipitaciones fueron muy intensas en la capital malagueña y su entorno, provocando inundaciones, lo primero que habría que señalar es que la pluviometría estuvo lejos de la barbaridad que supusieron más de 700 litros por metro cuadrado en algunos puntos de Valencia, un registro que ni en esa zona de recurrencia de las gotas frías se había conocido jamás.
En segundo lugar, la propia tragedia valenciana supuso un plus de concienciación para la población andaluza que tenía muy presente que hacer caso a las indicaciones de los organismos públicos competentes marcaba una línea que puede separar la vida de la muerte.
Ese factor también influyó en la propia gestión que se hizo en Andalucía, que ha sido alabada con razón, dado el resultado. Pensemos que nunca antes se había suspendido la actividad docente por una alerta naranja de Aemet, pero el contexto lo aconsejaba y se hizo con normalidad en provincias donde hubo lluvias importantes, pero no de la intensidad de las de Málaga y mucho menos como las mortales de Valencia.
Pero incluso con todos estos condicionantes a favor, la gestión coordinada de todas las administraciones y el liderazgo de la Junta de Andalucía enfatizan inevitablemente el contraste con el caos vivido en Valencia.
El PP sin embargo ha malgastado la confirmación de que ha sabido gestionar bien la emergencia en Andalucía. A la dirección nacional le ha vuelto a faltar mirada de largo plazo, y de nuevo con Carlos Mazón como protagonista, como con los pactos con Vox en el verano de 2023.
Se equivoca Feijóo al no promover que el propio PP le exija la renuncia a Mazón por la desastrosa gestión. Sólo así tendría credibilidad para exigir las responsabilidades en la imprevisión y la tardía reacción que también tiene el Gobierno de Pedro Sánchez.