Málaga tiene más de un centenar de zonas con riesgo de inundación

Málaga

La provincia de Málaga supera el centenar de zonas con riesgo de sufrir una inundación. La mayoría de ellas, más de 86, se ubican junto a ríos o arroyos de la provincia como puntos de los ríos Guadalhorce, Campanillas, Vélez, Seco, Fuengirola o el arroyo Totalán. Otras 21 zonas son playas del litoral con riesgo de inundación marina, según la revisión del Informe de Evaluación Preliminar de Riesgo de Inundaciones de la Demarcación Hidrográfica de la Cuencas Mediterráneas Andaluzas, un documento en fase de información pública. El estudio suma quince nuevos puntos con riesgo de inundación en la provincia ubicados en el Río Guadiaro (aguas arriba desde Benaoján, y Río Guadalcobacín hasta el cruce con el arroyo de la Sanguijuela) el Rio Grande, desde el cruce con el Río Guadiaro hasta Rosalejo, el arroyo de Guadalpín, el Arroyo Segundo, el de Calera, el Río Bajo hasta su confluencia con el Arroyo de Nacimiento, el Arroyo del Pinar, río de la Cueva, arroyo de las Morenas de Benamargosa o el río Guadalhorce, desde Villanueva del Trabuco hasta La Higuerilla.

En cuanto a las zonas declaradas por riesgo de inundación costera se incluyen las siguientes playas: Bahía de Casares, Buenas Noches, Urbanización Arena Beach, Villas Andaluzas, Atalaya - Isdabe, Playa del Alicate, Playa de la Cala del Moral, Playa de la Canuela, Urbanización Guadalmar, Playa de la Misericordia, Playas de Huelín - San Andrés, Las Acacias - El Palo, Valle Niza, Playa de Almayarte-Bajamar A y Bajamar B, Torre del Mar, Caleta de Vélez - Algarrobo Costa, Costera Lagos, El Morche y El Peñoncillo, Urbanización Marismas de Nerja.

El catedrático de Geografía Física de la Universidad de Málaga, José Damián Ruiz Sinoga, indica la importancia de determinar las zonas vulnerables por posibles inundaciones y protegerlas, así como de tomar medidas para permitir la evacuación de los caudales de avenidas, taponadas en muchos casos por un "urbanismo absolutamente caótico". Este experto explica cómo el aumento de la temperatura en el mar Mediterráneo incide en una mayor evaporación del agua, lo que incrementa el riesgo de que aparezcan gotas frías tras el verano. Este fenómeno se suma a la orografía de Málaga y al urbanismo que ha creado "obstáculos" en cauces de arroyos o ríos que impiden el normal discurrir del agua.

Ruiz Sinoga se muestra especialmente crítico con el proyecto del ayuntamiento de Málaga para crear "puentes-plaza" en el río Guadalmedina de la ciudad. "Lo único que tenemos que hacer es simplemente la traslación de qué habría sucedido si en vez de los 500 litros que llovieron en Chivas hace cuatro días se hubiese producido esa precipitación en los montes de Málaga. ¿Y qué habría sucedido con un Guadalmedina que tiene una presa a 100 metros de una población de 750.000 habitantes en su entorno? A partir de ahí, ¿cómo el río habría gestionado esos 500 litros por metro cuadrado? El catedrático de la UMA indica que el proyecto de los puentes plaza incluyó unos cálculos que redimensionaba el caudal a 450 0 440 metros cúbicos por segundo frente a los 620 metros al que llegó con las inundaciones de 1989. "Esto no va de que el papel lo aguante todo ni de diseñar la piedra filosofal para que ajuste el caudal (...) sino al revés. Es decir, aquí ya se ha demostrado que en un momento determinado puede constatarse una precipitación de 500 litros por metro cuadrado y en 24 horas. Y sabemos que esa precipitación habría generado un problema muy serio para evacuar esos caudales del río Guadalmedina. Yo creo que después de esto nos debería llevar a una reflexión, a una prudencia y a plantear no meternos en libros de caballería", indica Ruiz Sinoga. Añade que si bien el Guadalmedina necesita una solución desde el punto de vista de integración en el espacio ciudadano, la solución no es taparlo y correr un riesgo en un momento determinado. "Hemos visto en estos días con la facilidad con la que un río en un momento determinado es capaz de llevarse un puente por delante. Pues si en vez de uno son cuatro, ni lo cuento. Por tanto, yo creo que esto debe llamar al sentido común y a la prudencia de los dirigentes de los gestores del territorio y de quien tiene que tomar responsabilidades en ese asunto.