«Hoy como ayer» en el Paso Cambiado de Julián Granado
«¿En serio no ven el asombroso parecido? Menos de un siglo después, ¿no les alcanza la memoria para sospechar que la Alemania de Hitler y el Israel de Netanyahu empiezan a parecerse como dos gotas de agua?»
Paso Cambiado Julián Granado
03:08
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Morón de la Frontera
¿En serio no ven el asombroso parecido? Menos de un siglo después, ¿no les alcanza la memoria para sospechar que la Alemania de Hitler y el Israel de Netanyahu empiezan a parecerse como dos gotas de agua? Hoy como ayer, estos indeseables, como aquellos, tienen cogido por las pelotas al mundo libre, que ni pía siquiera ante su insaciable expansionismo sobre los territorios árabes circundantes. Lo próximo, como Checoslovaquia, será la invasión del Líbano, con la excusa de acabar con Hezbollah. Y no pararán, seguro, hasta conseguir el desarme del ya vigilado Goliat iraní, para que sólo el chulito de David, como el de Miguel Ángel, se pasee por el barrio ondeando su honda. Vamos, que de existir un IV Reich, fijo que es de sabat, kipa y trencillas. Si es que, por parecerse, lo hacen hasta los motivos alegados para el desmadre: en la Alemania nazi, fue el incendio del Reichstag, burdamente atribuido a los comunistas. En Israel, esa salvajada con rehenes perpetrada por Hamas, a saber si consentida, cuando no preparada, por los propios Servicios Secretos israelíes, a los que raramente se les va una, como todo el mundo sabe.
Lástima que, para mayor sarcasmo histórico, el antaño corderillo sacrificado por el Estado nazi haga precisamente el papel de actual carnicero judío, presto a inmolar sin un pestañeo a su víctima palestina. Y veo difícil que se detenga, pues cada vez que se le llama al orden agita a modo de talismán el recuerdo de aquel holocausto. Una licencia para matar, al invocar la cual todo les está permitido. Imaginen, de hecho, a una hipotética Presidenta Kamala Harris. ¿Creen que le parará los pies a Netanyahu? De ningún modo. Antes bien, recordando a Kissinger pensará: Este es indudablemente un perfecto hijo de puta. Pero es NUESTRO hijo de puta en la zona. ¿O somos nosotros los americanos el suyo ante el mundo? Bueno, da igual. Para el caso, uña y carne