Atalaya Riotinto pide autorización para explotar el yacimiento 'San Dionisio', situado sobre la histórica mina de Corta Atalaya

Huelva

Atalaya Riotinto ha solicitado a la Junta de Andalucía el inicio de la explotación del yacimiento de 'San Dionisio'. La cifra total del presupuesto para el primer año de las operaciones -previstas para un total de 9- asciende a 36,9 millones de euros. La previsión es extraer en todo ese tiempo más de 13 millones de toneladas de mineral con una ley del cobre que irá creciendo a lo largo de la vida del proyecto, con un pico máximo del 1,73 por ciento en el octavo año de producción. El porcentaje medio será del 0,91.

La compañía ha solicitado a la Junta de Andalucía la modificación sustancial de la Autorización Ambiental Unificada (AAU) que ya dispone para la actividad en la mina de Riotinto. Un documento que se encuentra sometido a información pública desde hoy viernes 16 de agosto y hasta el próximo 29 de septiembre -30 días hábiles-, para que se puedan presentar alegaciones.

Este proyecto dará continuidad a la mina ya operativa en Riotinto, por lo que el método de explotación será a cielo abierto, el mismo que el autorizado actualmente para la explotación de Cerro Colorado, utilizando las instalaciones e infraestructuras existentes, las cuales han sido optimizadas en los últimos años.

Atalaya pretende explotar el yacimiento de San Dionisio con el objetivo de aumentar la vida de la explotación y la ley de cobre del mineral procesado, el cual ya ha sido explotado en el pasado a cielo abierto (Corta Atalaya) y también por minería de interior. El mineral contenido en este sector, con una ley de cobre superior a la del mineral extraído de Cerro Colorado, permitiría aumentar la ley media procesada durante los próximos 9 años, tiempo que se estima para el desarrollo de la explotación a cielo abierto que se plantea.

Ampliar

Mediante la puesta en marcha de la explotación de San Dionisio se conseguirá alargar la vida del proyecto minero actualmente en desarrollo, consolidando en el tiempo el proyecto de Atalaya Riotinto, manteniendo empleo en la provincia de Huelva e invirtiendo en la formación de personal que saldrá cualificado y con un futuro en el mercado laboral. Todo ello se llevará a cabo con un impacto ambiental asumible, según la compañía, al realizarse sobre una corta minera ya existente y destinando a su vez los estériles de mina y planta a las instalaciones ya autorizadas.

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La ampliación no conlleva modificación en el proceso de beneficio ni necesidad de instalaciones nuevas asociadas a la gestión de los estériles de planta y mina. Tampoco serán necesarias instalaciones adicionales, como sistema de efluentes, instalaciones de beneficio, nuevas escombreras, infraestructuras, etc.).

El yacimiento de San Dionisio se ubica al oeste de la corta de Cerro Colorado. Inició su explotación a cielo abierto en el año 1907, para obtener la pirita de los niveles superiores como mena de azufre acorde a la época, al igual que en todo el distrito minero de Riotinto y sumado a todas las actividades mineras de oro, cobre y plata que datan de hace 5.000 años en la zona. Este yacimiento ha sido explotado tanto por minería de interior como a cielo abierto, dando lugar a la emblemática Corta Atalaya. Con este proyecto se pretende dar continuidad a la explotación a cielo abierto de la masa de San Dionisio, situada en el sector este de Corta Atalaya.

Vaciado del agua de Corta Atalaya

La Corta Atalaya en la actualidad presenta agua en su interior. Esta agua debe ser gestionada antes de dar comienzo a las labores de explotación del yacimiento San Dionisio. Para simular el desagüe de la misma, así como para simular la fase posterior de clausura una vez finalizado el programa de explotación previsto, se ha utilizado el software de modelación Goldsim.

El modelo incorpora todos los elementos propios del balance de aguas como los datos climáticos, sistemas de bombeo, aportación de agua subterránea etc. Se han analizado diversas alternativas para este desagüe, y se concluye que la alternativa técnica y económicamente viable consiste en implantar un ritmo de drenaje de las labores mineras adaptado al ritmo de la excavación contemplado en el Proyecto de Explotación. La estrategia más recomendable, atendiendo a los caudales a gestionar y garantizar la seguridad geotécnica de los taludes, consistiría en progresar la cota de bombeo y de la lámina de inundación en la corta/labores subterráneas 20 metros por debajo de la cota de avance de la excavación.

El modelo está diseñado para simular escenarios operacionales a corto, medio y largo plazo. Así, puede servir como soporte a la toma de decisiones en la operación cotidiana del sistema, implantación de mejoras en las infraestructuras o predicción de la evolución del sistema en las fases de operación, fases de clausura y post-clausura.

Los escenarios desarrollados comprenden escenarios de clima seco (máxima evaporación y mínima precipitación), escenarios de clima húmedo (mínima evaporación y máxima precipitación), escenario operacional para el cumplimiento de cotas objetivos con máximo bombeo disponible, y escenario operacional para el cumplimiento de cotas con bombeo gradual.

Para diseñar la fase de desagüe se han analizado varias alternativas y se han simulado distintos escenarios meteorológicos y de gestión de aguas. El escenario que mejor compatibiliza el desagüe y la desaturación de los taludes con la gestión del agua drenada consiste en realizar un bombeo (Q= 300 m3/hora), a ritmo variable, que garantice siempre una posición de la lámina de agua al menos 20 metros inferior a la cota de excavación.

Una vez desecada la corta, el cálculo mantiene la misma estrategia de drenaje, pero simula pozos ejecutados en el fondo de la corta, aunque en operación pudiera ser más funcional bombear desde un cuele en el fondo. El caudal de bombeo debe considerar dos aportes, el subterráneo y las escorrentías generadas en los taludes de la corta que, dada la alta permeabilidad del macizo rocoso del fondo de la corta y los pisos inferiores, deberán achicarse juntamente con el aporte subterráneo. Este achique estará sujeto a estacionalidad y será variable según la pluviometría anual.