El Paso Cambiado de Julián Granado, sobre «El mañana de Caín»
«Hoy les propongo un viaje en el tiempo. Al día después de la paz, que habrán firmado Israel, con la pistola sobre la mesa, y una mal llamada Autoridad Palestina, carente por cierto de toda representatividad»
El Paso Cambiado de Julián Granado
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Morón de la Frontera
Hoy les propongo un viaje en el tiempo. Al día después de la paz, que habrán firmado Israel, con la pistola sobre la mesa, y una mal llamada Autoridad Palestina, carente por cierto de toda representatividad. Pues el poder al que verdaderamente reconocen los palestinos supervivientes del horror seguirá siendo Hamas. “¡Una organización terrorista!”, se escandalizará usted. ¡Ay, qué risa, María Luisa! ¿Todavía con esos remilgos morales tan europeos? ¿Acaso ignoramos que el terrorismo es una forma más de lucha, la única que les queda a las naciones débiles oprimidas por las poderosas? ¿Y que tan legítima es la guerrilla terrorista alimentada por su pueblo, como el Estado terrorista democráticamente votado por el suyo? Así pues, déjese usted de prejuicios antiterroristas, que a la industria armamentística igual le da vender tanques Leopard a la OTAN que Kalashnikofs a Hamas. Y tan incontrolado es el destino de esas armas como el de los rifles de asalto que caen en manos de psicópatas tejanos, y que al parecer no preocupan mayormente a la potencia más antiterrorista del mundo.
Y ahora otra vuelta de tuerca. Le voy a pedir que se ponga usted en la piel de uno de los gazatíes que han sobrevivido al genocidio. Su casa estuvo donde esa escombrera. De su familia no le quedan ni fotos. A una mitad se la llevaron las bombas, y a la otra el hambre, la sed y las infecciones. Ahora, arrasada su tierra por el ejército que se retira, sin pagar por los destrozos, ¿a qué dedicará usted el futuro? Pues, probablemente, a constituirse en la sombra del judío errante, para que no logre conciliar el sueño. Para que tenga que mirar atrás en cada esquina, atormentado por la sensación de que alguien lo sigue. Para que no alcance un momento de paz desde que sabe que su padre, de tener uno conocido, no es Abraham. Sino Caín. El Caín maldito de su Génesis, que atenazado por el remordimiento va por el mundo escondiéndose detrás de las higueras. Un fugitivo de sí mismo a punto de enloquecer, perseguido por un fantasma al que en sueños llama Hamas.