Jaén

"En una hermosa pradera, muy cerca del lugar en el que vives, nacen cada primavera multitud de plantas...". Así empieza el cuento 'Rita la margarita' que ha escrito el jiennense Tino Valero, maestro de atención domiciliaria que pretende ayudar en todo lo posible en la lucha contra el cáncer infantil. Su experiencia reciente con dos menores de la provincia ha sido el germen de este cuento cuya recaudación va destinada a ALES: "La energía que desprenden estos niños es una auténtica maravilla".

El escritor está "muy contento" porque con el libro cree que es la forma de hacer llegar a muchas personas, tanto menores como mayores, "un mensaje de superación ante la adversidad y ante la enfermedad, en concreto ante el cáncer". "Desde el mes de septiembre lo he estado viviendo prácticamente a diario porque he estado trabajando con dos menores que tienen leucemia y es un proceso duro y complejo. Ahora esta obra viene a empatizar con las familias, con los menores, y a ponernos a las demás personas que estamos en el entorno de esos niños en la situación de cómo se encuentran, cómo lo viven, cómo lo sufren y al mismo tiempo cómo viven el afán de superación", ha dicho Valero.

La gran inspiración para el libro ha sido una niña de Linares, que está en Tercero de Primaria, y a la que hace un año le diagnostican una leucemia. "La energía que desprende esta niña es una auténtica maravilla, porque a pesar de tener una enfermedad que la agota de forma diaria y que tu ves que el tratamiento de la quimioterapia hace huella en su aspecto, en su físico, hay una parte de energía que no se merma, y sigue con la ilusión, con la resiliencia de que no pasa nada y de que tiene que salir adelante", señala.

Por ello este maestro jiennense, muy comprometido socialmente, insiste en que este ejemplo "tiene que conocerlo todo el mundo". "Esa es un poco la motivación de la obra, ya que muchas veces las personas adultas tenemos otros sentimientos que son totalmente contrarios a este afán de superación: es lo que me ha tocado, la resignación...y no somos capaces de ver la luz. Por eso esta niña ha supuesto una inspiración en mi caso y un ejemplo a seguir en mi día a día, como sus ganas de vivir no merman a pesar de la enfermedad y de los tratamientos tan agresivos que ha tenido", añade.

Valero comenzó a ejercer de maestro de atención domiciliaria hace tres cursos, por situación de elección personal. Ahora, disfruta de dar clase a estos niños que por circunstancias temporales tienen una prescripción médica para no tener que asistir al centro educativo. Aún así, trabajan con importantes medidas de aislamiento, por ejemplo con mascarillas FFP3, para evitar que transmiten cualquier virus a sus alumnos, normalmente con un sistema inmune muy debilitado.

"Te sientas en su mesa camilla"

Dice Tino Valero que lo mejor de su trabajo es "la satisfacción personal" que ha encontrado porque ha empatizado mucho con estos dos alumnos. "Acaban siendo más que tus alumnos, te sientas en la mesa camilla en la que ellos comen, compartes enagüillas mientras aprenden matemáticas y lengua. Hay días que tienen una sonrisa muy bonita y otros días que tú tienes que intentar que saquen esta sonrisa. Entonces traspasamos la barrera de la docencia para una barrera de acompañamiento psicológico o motivación", indica.

La diferencia entre el trabajo en el aula y en el salón de una casa "es muy grande", señala el maestro. "Estamos hablando de niños que están con un tratamiento oncológico, que los debilita, que hay días que no tienen ni ganas de verse, pero nuestro objetivo ya no es la parte curricular, enseñar lengua o matemáticas, tenemos que trabajar de forma que los motivemos, que los entusiasmemos, que le hagamos un proyecto futuro de motivación", añade.

"Yo les digo mucho: venga, que pronto vamos a estar en el cole, que lo vamos a superar. Mientras vamos a ir trabajando de forma paralela con las familias. "Hay que hacerles ver que los niños están enfermos, que cualquiera que un día se resfría tiene dificultades para echar un día normal y que pese a que los niños estén jugando tienen ahí la enfermedad", admite.

Recaudación para ALES

Tino Valero ha dibujado también las ilustraciones del cuento, todo para hacerlo mucho más atractivo y que se venda mejor. "Hago esto porque ambas familias han hablado desde que yo llegué a la casa de ALES, y han hablado de ellos de una forma maravillosa. Entonces yo consideraba que tenía que hacer algo para poder apoyar este proyecto que tiene ALES en funcionamiento y para conseguir mejorar todos los servicios que tienen", cuenta el escritor, que va a donar un euro de cada publicación a la asociación que lucha contra el cáncer infantil.

El libro se puede comprar a través de las plataformas digitales, en las librerías o contactando con el propio autor a través de sus redes sociales.