Siempre Juan de la Plata

Jerez de la Frontera

SIEMPRE JUAN DE LA PLATA

Dolores Barroso Vázquez

El martes pasado asistí a una hermosa y fundamentada conferencia de Manuel Naranjo Loreto sobre Los flamencos de Jerez en la Academia de San Dionisio. No me pierdo ninguna de las intervenciones de Manolo, comprometido con sus raíces gitanas, con su vocación por el conocimiento, y con la divulgación generosa de quien siendo buena persona regala la información y la reflexión sin esperar reconocimiento ni medalla.

Muchos de ustedes coincidirán conmigo en que esta ciudad es complicada, demasiados egos, demasiados “usted no sabe con quién está hablando”, demasiado maestro liendre en puestos de influencia y representación en materia cultural y/o científica. Pero también suelo fértil para el talento, la creatividad, la solidaridad, el ángel y la convivencia. La disertación de Manolo y las imágenes que la acompañaron, evidenciaron una vez más que la cultura popular y la transmisión de los saberes y expresiones más profundas de la creación artística es el resultado de la aportación colectiva e intergeneracional, pero también de aquellos que dedicaron su vida de manera vocacional a su cuidado y estudio. En esa horita corta que duró la conferencia no dejé de ver, oír y sentir a Juan de la Plata, no era el protagonista de la noche, pero su amor por el Flamenco, su experiencia vital y su ejemplo de dedicación a la investigación y promoción del Flamenco tiene mucho que ver con el reconocimiento y al éxito de lo que hoy conocemos como Flamenco de Jerez. Juan es un hombre querido y reconocido en nuestra tierra, quizás no en toda su dimensión. Desde su adolescencia se consagró a la reflexión y a lo que hoy podríamos denominar como “dinamización cultural del Flamenco”. Me permito compartir con ustedes una rotunda afirmación personal que seguro muchos admitan: Juan de la Plata creó la mayoría de formatos y programas flamencos que hoy se promocionan. Casi todo lo que hoy se celebra ya lo hizo Juan y los que lo acompañaban en la Cátedra de Flamencología, más valorada fuera de Jerez que aquí en su tierra.

Conocer y tratar a Juan era quererle y admirarle, tener la garantía de una conversación amena y enriquecedora, participar en una iniciativa a favor de la ciudadanía y del crecimiento de la cultura flamenca. Ver, escuchar, callar y ayudar, esa ha sido mi norma de actuación cuando la vida me ha permitido aprender y disfrutar de estas figuras mayúsculas no suficientemente reivindicadas.

Pongamos en valor a quienes aún están con nosotros y pueden transmitirnos de viva voz sus experiencias y conocimientos. Felicitémonos porque una nueva generación ha tomado el testigo de la Cátedra de Flamencología de Jerez, facilitemos que nuestra infancia y juventud conozca y disfrute de nuestra expresión cultural más genuina. Pero sobre todo disfrutemos de ese patrimonio vivo que aún hoy tenemos. Cepero, Morao, Balao, Carbonero, Angelita Gómez…… Así hasta casi el infinito