Adela Sáez Zafra: "Le digo al paciente que le voy a cuidar, y si algo sale mal aquí estoy yo también"

Granada

A los 16 años se coló en un quirófano y se desmayó. Pero pudo más la vocación, la ilusión, el compromiso. El sueño de una niña que jugaba a operar. Adela Sáez Zafra (41 años) se ha instalado en la excelencia, en la búsqueda permanente de la mejor asistencia a sus pacientes, a quienes ve, explora, diagnostica, opera, revisa. Se cura con la mirada, con el contacto. "Les aprieto la mano y le digo que estoy con ellos, que duerman tranquilos, que no se van a morir; sólo dormirán y despertarán después", dice convencida de esa otra medicina, la del cariño, la confianza.

"El médico que te opera debe hacerte un seguimiento, quitarte los puntos, estar con el paciente, les doy mi teléfono. Le digo al paciente que le voy a cuidar, y se algo sale mal aquí estoy y también", insiste vehemente. Cuenta en la entrevista los motivos que la llevan a elegir para su trabajo la medicina privada, el sistema privado: "Lo puedo controlar todo; elegir mi anestesista, mi equipo", las personas que ella estima que deben acompañarla en el quirófano. "En la pública esto no sucede", lamenta.

Explica también Adela las dificultades que ha tenido que sortear por ser mujer e intervenir desde tan joven. ¿Quién me va a operar, niña? le han dicho más de una vez, y ha respondido siempre con orgullo, honor y una sonrisa: "¡Pues yo, quién mejor!", se responde a sí misma entre carcajadas recordando la emoción de las primeras veces.

Desde hace algunos años, Adela lidera la clasificación de los prestigiosos Premios Awards, que son el resultado de la participación de pacientes y profesionales. Y en 2019 fue condecorada por el ministerio de Igualdad a la excelencia profesional. Y su padre, que siente que está cada día más presente, que es su guía y motivación. "A veces me ayuda en las operaciones más difíciles; él siempre está", expresa despacio y emocionada la doctora Adela Sáez Zafra.