Hoy por Hoy Matinal JódarHoy por Hoy Matinal Jódar
Ocio y cultura

Gerardo Ramírez Jiménez, pregonero, proclama la Semana Santa de Jódar 2024 como “… Cultura de vida, Sonido de la Paz…”

Sacaba a relucir los problemas del día a día, “… Droga, alcohol, violencia de género, terrorismo, abuso de los derechos humanos, violaciones, cáncer, dictaduras, contaminación, falta de agua, guerras…”

Gerardo Ramírez Jiménez, pregonero, proclama la Semana Santa de Jódar 2024, como “… Cultura de vida, Sonido de la Paz…”

Gerardo Ramírez Jiménez, pregonero, proclama la Semana Santa de Jódar 2024, como “… Cultura de vida, Sonido de la Paz…”

01:17:18

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

Jódar

Tenía lugar en la noche del pasado sábado, 23 de marzo, a las 8:30 de la tarde-noche, en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, casi lleno.

Vista general con el público asistente

Vista general con el público asistente / Antonio Plaza

Vista general con el público asistente

Vista general con el público asistente / Antonio Plaza

A cargo de Gerardo Ramírez Jiménez, presentado por Nuria Balboa Nieto, pregonera de la Semana Santa de Jódar 2023.

Momento de la presentación del pregonero por la pregonera de 2023, Nuria Balboa Nieto

Momento de la presentación del pregonero por la pregonera de 2023, Nuria Balboa Nieto / Antonio Plaza

Momento de la presentación del pregonero por la pregonera de 2023, Nuria Balboa Nieto

Momento de la presentación del pregonero por la pregonera de 2023, Nuria Balboa Nieto / Antonio Plaza

El acto lo presentaba el Hermano Mayor del Grupo Parroquial de ‘El Cautivo’, coordinador de los actos de esta Semana Santa y Cuaresma, Pedro Moreno García, contaba con la presencia del Arcipreste de Mágina, párroco titular de las dos parroquias de Jódar, Juan Guerrero Moreno, el vicario, Elvis Homay, el reverendo Gabriel Robledillo, sacerdote del Pueblo, miembros de la corporación municipal y representantes de las Hermandades, Cofradías y Grupos Parroquiales de la ciudad.

El Hermano Mayor de 'EL Cautivo', Pedro Hidalgo, en la presentación del acto

El Hermano Mayor de 'EL Cautivo', Pedro Hidalgo, en la presentación del acto / Antonio Plaza

El Hermano Mayor de 'EL Cautivo', Pedro Hidalgo, en la presentación del acto

El Hermano Mayor de 'EL Cautivo', Pedro Hidalgo, en la presentación del acto / Antonio Plaza

El pregonero hacía un repaso por sus vivencias personales, “… Podrán pasar los años, y olvidar los campos en los que trabajé, podré olvidar mis malos y buenos momentos en las panaderías, durante 12.353 días pasé. Pero jamás, yo podré olvidar este gesto vivo que tenéis conmigo…” y recorrido por los diferentes grupos parroquiales, hermandades y cofradías que hace estación de penitencia en la Semana Santa galduriense.

Acompañamiento musical por la Banda de Música ‘Pedro Gámez Laserna’, durante el pregón insertaba hasta cuatro marchas procesionales:

Momento de la interpretación de una de las marchas procesionales por la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna'

Momento de la interpretación de una de las marchas procesionales por la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna' / Antonio Plaza

Momento de la interpretación de una de las marchas procesionales por la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna'

Momento de la interpretación de una de las marchas procesionales por la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna' / Antonio Plaza

- Hosanna in excelsis,

- Siempre la esperanza,

- Mi amargura,

- Costalero.

Cerraba el acto con interpretación del Himno de España.

Organizado: Unión Local de Cofradías,

Coordinado: Grupo Parroquial de Culto y Penitencia de Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Prendimiento y María Santísima de La Encarnación, Madre de la Iglesia, ‘El Cautivo’.

TEXTO PREGÓN COMPLETO

Momento del pregón, con el pregonero, Gerardo Ramírez y la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna', sobre el escenario de la Casa de la Cultura

Momento del pregón, con el pregonero, Gerardo Ramírez y la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna', sobre el escenario de la Casa de la Cultura / Antonio Plaza

Momento del pregón, con el pregonero, Gerardo Ramírez y la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna', sobre el escenario de la Casa de la Cultura

Momento del pregón, con el pregonero, Gerardo Ramírez y la Banda de Música 'Pedro Gámez Laserna', sobre el escenario de la Casa de la Cultura / Antonio Plaza

“… Honorables Autoridades Eclesiásticas y Civiles, Apasionado Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Señoras y Señores, amigos todos:

Más que por encargo de cordialidad, por un sincero ímpetu del corazón, quiero empezar mi oración, expresando la emoción que en estos momentos se apoderan, paralizan y dominan mi cuerpo, y aun así, más grande es mi ánimo, por eso antes de seguir avanzando, mis disculpas por mis muchos fallos.

En esta tarde noche dos palabras quiero que sean los polos que den luz a mi exposición ante todos ustedes: agradecimiento y bienvenida.

Agradecimiento en primer lugar a la Unión Local del Cofradías de nuestro pueblo de Jódar, por la cortesía y amabilidad, que han depositado en mi persona, al confiarme el honor y la responsabilidad que conlleva, el PREGÓN de la Semana Santa galduriense.

Porque Podrán pasar los años Y olvidar los campos donde trabajé. Podré olvidar mis malos y buenos momentos Que en las panaderías

durante 12.353 días

pasé.

Pero jamás yo podré olvidar

Este gesto vivo,

Que tenéis conmigo

Que de Dios en público pueda hablar. Del amor primero,

Que recibimos, cuando nos llevaron a bautizar Que es sincero,

Que nunca nos va a fallar.

Integrándome así a esa lista de mujeres y hombres valientes, que de Jesús y María, con rimas y sin cobardía, expresan lo que sienten; los apoyan; los defienden, para que no miremos a otro lado, porque no es justo lo que Cristo ha pasado.

Que empujados por la fuerza del espíritu que les sale del corazón, pregonan a ustedes. Que todos sois importantes, y así no quede nunca olvidado.

Como os decía integrándome a esa lista predecesora de pregoneras y pregoneros, galdurienses todos, con gran asentamiento, en todo lo relacionado con la Semana Santa de Jódar.

El pregonero, Gerardo Ramírez, en primer plano

El pregonero, Gerardo Ramírez, en primer plano / Antonio Plaza

El pregonero, Gerardo Ramírez, en primer plano

El pregonero, Gerardo Ramírez, en primer plano / Antonio Plaza

Agradecimientoasimismo a Pedro Moreno García, Hermano Mayor del Grupo Parroquial de Culto y Penitencia de Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Prendimiento y María Santísima de la Encarnación, Madre de la Iglesia; por proponerme este regalo.

Así, como a nuestra anterior pregonera Nuria Balboa Nieto por sus cariñosas frases de presentación, que son debidas a la empatía, amistad y compañerismo que la caracteriza hacía todos sus amigos y conocidos, más que a merecimientos propios.

Agradecimiento a los representantes de la Autoridades Eclesiásticas y Civiles, representadas en este acto.

Agradecimiento como no, a todos los presentes, por estar aquí; y a los que no lo estáis, que nos veis a través de los medios de comunicación. Esencia viva, “todos”, de este humilde pueblo de moral cristiana, dispuestos a vivir y a sentir conmigo este Pregón, factor imprescindible como soplo e impulso del mismo.

Y la otra palabra que les decía al principio bienvenidos.

¡Ya que en la vida hay momentos que por sí mismos son especiales!, como es éste. Siempre es mejor si puedes compartirlos con las personas a las que quieres y conoces. Por eso, es mi deseo que la acojáis como un piropo de llegada, que nace en lo más profundo de mi alma.

Pues bien, es la hora de dar comienzo al pregón, y pese a que mi cuerpo parece un “flan”; la palabra, el aliento y el deseo de memorar la vida de Jesús están ya en mí a punto, porque el tiempo de Pascua ya habita en nosotros.

Mi primer recuerdo con nuestra Semana Santa, fue a muy corta edad; ya que a pesar de que vivía cerca de la ermita del Santo Cristo y no muy lejos de la Iglesia de la Asunción de Ntra. Sra., era pequeño para ir solo, pero tenía como medio para poder ir, a mi abuela Teresa, -desde aquí, saludos al cielo- que, con la fe, esperanza y amor, que profesaba, supo impregnarme el aroma de Jesús.

Desde entonces mis recuerdos están relacionados con todas las imágenes que engalanan nuestras iglesias, -ya que al contrario de lo que pensamos la “FE” ha ido aumentando en nuestro pueblo-, y ahora hay muchas más imágenes en nuestras iglesias, tomando como punto de partida a nuestro querido y adorado “SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA”.

Era un niño, que anhelaba la llegada de la Semana Santa; vivía muchos acontecimientos, -no todos los que deseaba-, y la preparación de todos los enseres para la Semana Mayor, en nuestra iglesia.

Recuerdo como nada más entrar, veías a las imágenes del Señor así como de la Virgen, preparadas, para salir a la calle, para ver a sus hijos de Jódar. Para mí era impresionante ponerme delante de cada imagen, embriagado de ese olor a incienso y arropado por la calidez envolvente de tranquilidad que emite nuestra iglesia de la Asunción.

Era tantas las ganas de estar en la iglesia, -que iba, con mi cruz hecha de dos palos de polos -de hielo de los que vendía Manolo el del helao-, y aún sin saber mucho de Jesús, -por la edad-, ya quería estar cerca de Él.

Por aquel entonces, la primera procesión era el viernes de Dolores, y procesionaba la Virgen de los Dolores. Yo siempre estaba preparado en la iglesia mucho antes de que tuviera su salida. A partir de esa primera vez no volví a fallar ningún año a esta y todas las demás procesiones que había en aquella época que eran:

El Miércoles Santo: Oración en el Huerto y la Virgen de la Esperanza.

El Jueves Santo: La Humildad.

El Viernes Santo: El Nazareno y la Virgen de la Amargura -en la madrugada del jueves Santo al Viernes Santo-. Por la tarde noche: El Santo Entierro y la Virgen de los Dolores.

Por último el Domingo de Resurrección: El Resucitado.

Siempre estuve cerca de las imágenes de nuestro pueblo y sigo estando, porque mis salidas del mismo han sido pocas, la mili y poco más.

Hasta 1.986, que dejé mi trabajo de agricultor para pasar a tener trabajo de panadero. El horario laboral de panadero me lo impedía, no pudiendo estar tan cerca y vivir la Semana Santa como hasta entonces lo había hecho.

Aun así, no me daba cuenta de mi error; hasta que, en el año 2009, de la mano de José María Beltrán Gómez, -como mensajero de Cristo-, hermano mayor de la hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, que me ofreció una vocalía en la hermandad -la cual acepté-, comprendí, que en mi vida diaria, lo último que tendría que sacrificar es a Jesús, reprochando mi actitud hipócrita, al refugiarme en la escusa del trabajo, comprendiendo entonces, que poder, es querer.

Jódar, como su capital Jaén, inmersa en un mar de olivos, es tierra de personas vivas e inquietas, empujadas por esa masa madre de su historia, -de la que tantas veces y tan ilusionado nos habla nuestro cronista “Idelfonso Alcalá”-.

Que nos ha hecho conservar y transmitir esos valores, de inquietud en el trabajo, en el soñar y en la fe. Llevando por bandera hacer que el futuro empiece en los galdurienses en cada amanecer; y como escudo, “la honestidad”.

Las Hermandades, Cofradías y Grupos parroquiales, han surgido no como obligación o mandato, sino por la tradición, fe y gracia de los galdurienses, de manera espontánea y colectiva.

Al igual que un día surgieron esos tantos enseres de esparto, que nacen en las manos de mujeres y hombres de Jódar, que además de arte, han sido sustento de muchas familias, creados y dispuestos con dolor, amor y necesidad, revelando así la pureza del corazón de todo galduriense.

Por tanto, nuestras hermandades, cofradías y grupos parroquiales, que nacen del encanto, del salero y del comportamiento, que va pasando de generación en generación; representan la esencia del alma galduriense. Como si se tratara de un hecho que se nos diera a conocer cada año por primera vez. Y con él, hemos querido acercarnos a Dios, olvidando lo humano; haciendo de la tierra cielo; olvidándonos de lo que debía estar olvidado para siempre, el contraste entre deslealtad y humildad, el ser observadores pasivos en nuestro caminar por la vida, pasando todos los habitantes de Jódar a asociarnos:

- En: agrupaciones musicales -que también dotado está nuestro pueblo-, que llevan en pentagramas, sostenidos en el atril de sus corazones, las siete notas clásicas que forman cualquier clase de combinación. A veces son tristísimas, otras veces clásicas y otras más alegres que el sol, dándole alabanza a Cristo, de lo que sienten en su interior; con sonidos únicos, que salen de los instrumentos, que nos hacen florecer miles de sentimientos, dependiendo del momento que estemos viviendo de la Pasión.

- En: Filas de nazarenos, hermanos de las distintas hermandades que acompañan a las imágenes, portando sus cruces y sus cirios. Queriendo rememorar cada año el camino de Jesús hacia el Calvario, cubiertos con sus túnicas y capirotes de diferentes colores, que nos recuerdan, la sangre de Cristo, el luto, la gloria de Dios o la esperanza de la Resurrección.

- En: “Manolas”. Mujeres que sacan sus mantillas como verdaderas joyas guardadas en el baúl familiar, como símbolo de luto y religiosidad del momento, dándole un toque de poderío y elegancia a la tradición.

- En: Trabajaderas y andas, completas de costaler@s de ander@s, mujeres y hombres valientes, que son ejemplo de igualdad, que con la fuerza del espíritu forman un corazón humano conjunto, expresando lo que sienten, apoyando y defendiendo al cansado; porque en sus cuadrillas todos son importantes, y no miran para otro lado, dando lecciones de amar, no dejando a nadie atrás. Anhelantes de que Jesús o María ya en sus tronos, dispuestos a procesionar, depositen su confianza en las vertebras y en los hombros de éstas y éstos, para su Calvario rememorar.

- En: Sacerdotes: personas cuya vida han consagrado a Dios. Que publican buenas noticias, sin ser periodistas. Defienden la verdad, sin ser abogados. Salvan vidas, sin ser médicos. Enseñan sin ser profesores. Escuchan y consuelan sin ser psicólogos.

Que caminan junto a las imágenes, cuidando el espacio sagrado que se crea cuando procesionan, representando al pueblo ante Dios y anunciando la bendición de Dios sobre el pueblo.

- En: Agentes de la Guardia Civil, policía municipal y protección civil, como ángeles custodios, se convierten en nuestros guardaespaldas celestiales, que, con su trabajo de tantos momentos de peligro; ponen por encima de todo; el servicio público, la defensa de los ciudadanos, el orden constitucional justo y el de los derechos fundamentales.

- En: hombres y mujeres, como podría olvidarlos; que con gargantas puras y ardientes cantan “saetas”, que, aireando de forma musical a los cuatro vientos, quieren expresar los sentimientos de un pueblo, transmitidas en esas oraciones de frases entrecortadas, pero sentidas; que, con su mejor oratoria, expresan alegrías, éxitos, penas y pesares, dirigidas a nuestras imágenes penitenciales como devociones.

- En: Representantes del equipo de gobierno, que ese momento están vigentes, como verdaderos emperadores, forman una legión de soldados, inteligentes y preparados para afrontar cualquier reto, siempre disponibles y dedicados a acompañar a Jesús en su Calvario.

- Camareras, mayordomos y servicio de limpieza, de imágenes, así como de iglesias, quizá un poco olvidados, porque al contemplar nuestros pasos y nuestros Sagrados titulares en su altar parroquial, quizá no nos planteemos el esfuerzo que supone el que estén dignamente presentados allí.

En su anonimato, ellas y ellos, viven y sienten intensamente la cofradía y los templos durante todo el año, trabajando incesantemente en el cuidado de imágenes, en la preparación, conservación y mantenimiento de sayas, ajuar, ornamentación y limpieza.

- En: Palcos y calles repletos de personas, acompañantes de pasos. Testigos oculares y redes sociales que viven el momento de conmemoración de la Pasión de Cristo, situación a veces cuestionada por la hipocresía de unos pocos, que juzgan nuestra conducta. Aunque navegan en un campo reducido, absorbido por el culto a Dios y a su Santa Madre. Siendo nuestro único pecado, recordar que Jesús muere y por lo que muere, que unidos por una cadena de transmisión de Fe, Esperanza y una Caridad sincera de amor y servicio; contemplan las imágenes de Jesús y de María y tantas otras, despertando en ellos el celo ardiente hacia las mismas, que se ve en cada persona que nos encontramos a nuestro paso. Y anidando en sus corazones, olvidan por completo las barreras que encuentran en el día a día, haciendo así más grande y humilde el corazón galduriense.

- En: Medios de comunicación: radio Jódar, televisiones locales, prensa, medios de comunicación nacionales. Equipos formados por buenas personas que intentan comprender a los demás: sus intenciones, su fe, costumbres, intereses, dificultades y tragedias. Y actuando como verdaderos gorriones, se posan sobre nuestros hombros, para que escuchemos, veamos o podamos leer lo que se vive cada momento en Jódar, llevándolas en su emigración a gentes de todas las latitudes.

- En fotógrafos: personas, -que se mueven como duendes entre las multitudes-, mujeres y hombres, que captan esas imágenes, que pasan a ser secretos sobre secretos, que cuanto más te cuentan menos sabes, denominadas fotografías.

Y aunque aman más a la vida que a la fotografía. En su trabajo colocan la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje, como consultando la ley de la gravedad antes de salir a caminar.

Y cuando en el objetivo de sus cámaras captan las imágenes de nuestros titulares; en color, fotografían su belleza; y en blanco y negro, fotografían la expresión de su alma, simbolizando las alternativas de esperanza y desesperación a las que la humanidad está sometida para siempre.

Y para que su enemigo no sea el tiempo, porque la memoria no guarda películas, sino fotografías, consiguen congelar el momento, evitando que mueran y desaparezcan para siempre.

- En grupos de caridad: Nuestras Cáritas de Jódar: la de la Asunción y la de Fátima, formados por mujeres y hombres; gente pequeña, que con acciones sencillas, intentan cambiar el mundo, obrando desinteresadamente en favor del prójimo, sin esperar nada a cambio.

Buscando y ofreciendo, comida, refugio, dinero, para poder ayudar y apoyar por amor.

Que se ven resarcidos por tantos corazones, donde nace la actitud de aprecio, de ciudadanos voluntarios -con sus aportaciones-; hermandades, cofradías y grupos parroquiales -con sus recogidas solidarias de alimentos-, y sus donaciones; bancos de alimentos, etc.

Y aunque a veces sintamos, que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le falta esa gota.

Porque, la caridad; esa virtud teologal que está por encima de la fe y la esperanza: que es sufrida, clemente.

No tiene envidia, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; no se goza en la injusticia. Que solo quiere gozar en la verdad. Porque todo lo sufre, lo cree, lo espera y lo soporta.

Sirve para ayudar a tantas personas necesitadas, que a veces, todas las semanas del año, sus vidas son una Pasión.

Por eso en esta tarde/noche de pregón, debe de quedar claro, que nuestro Jódar cofrade, consciente de su aceite; de su esparto; de su gente obrera, mucha temporera que tiene que emigrar -sin pereza a buscar el pan, allá donde esté, por lejos que se halle-; de su fragilidad; su pequeñez; su condición humana; y, sobre todo de su amor.

Nace la Misericordia de Dios que tú, Jesús, nos haces como un sencillo regalo; y que nosotros, día a día seguiremos como centinelas custodiándolo y manteniéndolo con perseverancia, en esas nuestras tradiciones de espiritualidad, que nunca un galduriense, que las porta en su corazón con ardor y silencio, quisiera ver mermadas, ni alteradas.

Para que siempre sigan siendo secretos a voces de esos habitantes, que cobijados en la falda del Cerro de San Cristóbal, rodeado de esas pequeñas sierras, como garitas de soldados vigilantes denominada “la Serrezuela”, en el parque natural de Sierra Mágina, te ofreceremos siempre con arrogancia, de generación en generación, como el obsequio de nuestro tesón y trabajo.

Que mejor prueba, podemos ofrecer de nuestras hermandades, cofradías y grupos parroquiales, que su espíritu de hermandad; su mansedumbre en los reglamentos; su misericordia en el compañerismo; cualquier hermano cofrade se siente antecesor del anterior, como los eslabones de una cadena, (a veces rota por integrantes que se van antes de tiempo y que todo cofrade llora -desde aquí saludos a cielo-).

Como os decía los eslabones de una cadena cargada de hambre y sed de justicia divina, para poder purificar sus corazones y sentirse en plenitud verdaderos hijos de Dios.

Regocijo y alegría de innumerables galdurienses que a través del tiempo formaron parte de alguna hermandad.

La llegada de la Semana Santa, que ya hoy proclamamos, nos recuerda a los galdurienses, que tras la misma y a corto plazo celebraremos, dos fiestas importantes para nuestro pueblo: Al Señor de la Misericordia y a la Virgen de Fátima, dignas de mención en este pregón.

Y a ambas ermitas, fui al conocer la tan grata noticia de ser pregonero. Para darles gracias, como cristiano por haber sido elegido- Ofrecerles los pensamientos y frases de mi humilde pregón. Pedirles que ninguna frase pueda servir de ofensa. Y que cada año, con cada nuevo pregonero, crezca nuestro amor hacia ELLOS.

Las fiestas en Honor al Santísimo Cristo de la Misericordia, representan, que el Señor de la Misericordia: “el Padre de Jódar”, es nuestro confidente, consuelo, remedio y soporte de los buenos y malos momentos. Él, “El Señor de la Misericordia” es un miembro más en cualquier hogar galduriense, presidiéndolos casi todos.

Y en su salida procesional los días 2 y 3 de mayo, todo el pueblo se vuelca para acompañarle alumbrando. Formando con sus velas encendidas un hilo de luz, como un rio que brilla al reflejo de la luna, lavándonos a los penitentes de que haberlo ofendido se arrepienten, que con tanto fervor y devoción acudimos.

Y la fiesta a la Virgen de Fátima que, ¡como estrella de la mañana!, en medio de la multitud de personas de la barriada, para que sus vidas brillen, como resplandece la luna en la plenitud de su luz; como el sol que brilla en la serrezuela, envía también ella grandes resplandores. El 13 de mayo, conmemorando que al igual que a los pastorcillos de Cova de Iría, hace 64 años la Virgen de Fátima nos descubrió a los galdurienses el misterio de su corazón.

Seguimos pregonando lo que en puertas tenemos, la SEMANA SANTA. Y el primer acercamiento con Jesús y su Santa Madre comienza con la llegada del domingo de Ramos, domingo blanco, ¡un domingo de niños!, ¡muchos niños!, de ¡jóvenes!" y ¡adultos!, de corazón puro, multitud que crece rápidamente; manifestación popular de vidas ejemplares, conmovidos y alegres al paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén ¡La luz del mundo!, acompañado de su madre la Virgen María en su advocación de la Virgen de la Paz.

Que, como paloma mensajera, con su vuelo, quiere extender su manto para protección de todos los galdurienses y los que no lo son, que jubilosamente extienden ramas de olivo y palmeras a su paso, con bendiciones, al que venía y para lo que venía.

Frente a esa minoría de personas que, con la cabeza muy hueca, la lengua muy larga y el conocimiento muy justo, pertenecientes a la cofradía del “santo reproche”, eso sí, que, a su Señor de la Misericordia, “nadie lo toque”, de manera desesperada quieren anular con excusas y estrategias lo que allí estamos viviendo; la antesala de lo que está por llegar, esa semana MAYOR que es SANTA, pero PENOSA.

En la tarde de este domingo, ya inmersos en la Semana Trágica, que vivimos en Jódar, podremos contemplar procesionando a Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Prendimiento, justo al recibir el beso de Judas.

Imagen, que hace volar hacia tantas personas que son traicionadas por el beso de la droga, el alcohol, la ludopatía, etc.; cautivos de pensamientos que no son ciertos, actos y decisiones carentes de sentido en la vida de los cristianos y no cristianos.

Fruto de las tentaciones, que como si de un juego o una experiencia más se tratara, no supieron decir NO, cuando los invitaron a volar (al igual que Jesús sufrió, cuando fue tentado en el desierto).

Que ha originado de sus vidas un desierto espiritual, y es, cuando al mirar tu imagen, buscan deseosos encontrar una mano amiga, que les abra las puertas del cielo, que les ayuden a llegar a la resurrección de sus vidas, donde todo vuelva a ser mejor.

El lunes Santogalduriense, acompañamos en su estación de penitencia a la Virgen, en su advocación de Nuestra Madre y Señora de la Salud en su Misericordia y Amparo.

En su salida, desde la Iglesia de Ntra. Sra. de Fátima; custodiada por las filas de nazarenos que en su camino la acompañan, y en el anonimato de la túnica cubierto con la verdugera, mi primer recuerdo, con dos lágrimas como puños fue de D. Bartolomé, -saludos al cielo-, por su gran empeño. Canción: Hosana in Excelsis

Una vez calmado y durante el transcurso de la procesión, que con tanta solemnidad luce, mi profundo gozo era ver a esas personas enfermas, -como macetas que se sacan al sol- buscando la curación de sus males.

Y la multitud de personas - que como girasoles giran sus cabezas al paso de nuestra Santa Madre-, que acuden con la Cruz del sufrimiento, amparo del afligido, buscando en ti la sanación de sus heridas.

El miércoles santo en el Jerusalén galduriense acompañamos a Jesús de Nazaret, angustiado antes de ser detenido, seguido de su madre: la Virgen María de la Esperanza. Marcando el inicio de la pasión.

Viendo en Él, la exaltación de su inteligencia emocional, la adecuada gestión de las emociones que se hace evidente al no renegar de ellas, identificándolas y sintiéndolas en toda su grandeza y generosidad, de Dios como creador y fundamento de todo.

Que trasladadas al Getsemaní de nuestras vidas, pero al contrario de la actitud de Jesús, se reflejan, como llantos no de desesperanza, sino de tristeza, por el dolor de tantas familias (que es el mayor proveedor de problemas) rotas, que cegadas por la ignorancia, sumergidas en la hipocresía, el egoísmo, la traición y la falta de apoyo, en la oración, profanan ese templo maravilloso, la iglesia doméstica.

Al igual que el beso de Judas profanó el templo de nuestra fe.

La oración de Jesús en Getsemaní nos enseña sobre la importancia de la confianza en Dios y en su plan para nuestras vidas, incluso en momentos difíciles. Donde Jesucristo experimentó un sufrimiento incomprensible como parte de su sacrificio, efectuado con el fin de ayudarnos a vencer el pecado, la adversidad y la muerte, identificado por ese Beso de Judas.

Y si el Miércoles Santo veíamos en Jesús, en el huerto de Getsemaní, la exaltación de su inteligencia emocional; la adecuada gestión de las emociones que se hace evidente al no renegar de ellas; porque sabe del amor; porque da más que recibe; porque sufre por los suyos; y porque no quiso cometer el error de cerrar su corazón a tantos inocentes.

En la mañanadel Jueves Santo, vemos en su estación de penitencia a Nuestro Padre Jesús de la Columna y Azotes, acompañado de su madre la Virgen María de la Caridad y Piedad.

Cuando llevado a la residencia del procurador Poncio Pilatos; donde se juzgaba la verdad -Jesús-; y la mentira-Barrabás-. Pilatos, se lavó las manos, exento de caridad y sin piedad, marcando el destino de Jesús: ser atado a una columna.

La columna de nuestros dolores, la columna de nuestros sufrimientos físicos y morales, donde sin sentirse marginado, y plantando cara a la sociedad que le dio la espalda, siendo exhibido ante la multitud, despojado de sus vestiduras, sometido a burlas, torturas, azotado y aun así, no renunció a la libertad que para nosotros reclamaba, porque sabía que no era Él, el equivocado.

Como podemos ver en nuestro día a día, veintiuno siglos después, víctimas de xenofobia, violencia de género, trata de seres humanos. Personas que quieren romper la argolla de la columna que las privan de libertad.

Que se desplazan en busca de trabajo u oportunidades económicas, para reunirse con sus familiares, para estudiar, para escapar de conflictos, persecuciones, terrorismo, violaciones o abusos a gran escala de los derechos humanos.

Y que muchas no consiguen, porque al igual que pasó con Jesús, sigue habiendo muchos Pilatos, que, en los despachos, sin sentir sufrimiento alguno, lavándose las manos en la maldad, tacañería, desamparo y en sus propios intereses, provocan que se queden en el camino.

En la tarde-noche del Jueves Santo, hace su estación de penitencia el Santísimo Cristo de la Humildad, seguido de su madre la Virgen María en su advocación de la Fe y el Amor.

Pudiendo contemplar a Jesús, como verdadero “humus”, de fe, amor. Verdad, justicia y libertad, destinado a enriquecer nuestros corazones, con el único objetivo de que fructifiquen en nosotros, LA FE y EL AMOR, propósitos de Dios.

Como si se tratara de nuestros olivos que, con tantos mimos, abonamos y cuidamos, con fe y amor, para que su fruto sea abundante y sacie nuestras necesidades.

Como os decía, podemos ver a Jesús, que acaba de llegar al Calvario, atado, con la mirada de resignación, renunciando a su omnipotencia porque todo lo sabe, todo lo puede y todo lo abarca.

Aceptando la Pasión ocasionada por esos reyes de los vicios, la soberbia y el egoísmo que como verdaderas plagas nos ciegan de la realidad. Y que de manera paralela vivimos día a día en nuestra sociedad.

Por eso, al contemplar la imagen de Jesús, atado y con heridas en brazos y pecho -como si de un espejo se tratara-, veo en mi día a día a tantas personas no omnipotentes, con el calvario del bullying: acoso físico, burlas, discriminaciones, insultos, apodos, exclusiones, acoso sexual, cibernético, laboral.

Que ocultos, bajo sufrimiento y dolor les va generando una auto-dregadación; desconfianza en los demás, depresión, estrés, ansiedad, renunciando en la mayoría de los casos a sus valores de bondad, solidaridad, responsabilidad, gratitud, humildad, perdón, paciencia y amor, que es el verdadero HUMUS del cristiano y que la sociedad poco a poco le vamos arrebatando.

Acabado el día y en la madrugada del jueves al viernes; no satisfechos de maldad, traición, azotes y blasfemias.

Con la túnica ensangrentada; a eso de las 4 y media vemos a Jesús Nazareno; -nuestro Dios hombre; como lirio morado y con una zarza de espinas coronado-, asomado a la puerta de su iglesia, en su destino al calvario.

Dispuesto a comenzar su caminar por la calle de la amargura, en la que se convierte nuestro Jódar cristiano, para recorrerla de arriba a abajo.

Y caminando, por esa calle tan larga, un inocente va agonizando, portando la Cruz de la salvación, que como si de un imán se tratara, quiere absorber todas nuestras suciedades, que, convertidas en perdigones de plomo, salen de nuestras bocas hiriendo inocentes corazones, haciendo de sus vidas calvarios.

Y continúa caminando por la Serrezuela del Jerusalén galduriense; nuestro compañero; nuestro Cristo humano; nuestro Cristo obrero; que, con un sacrificio inmenso, con la primera luz del día, consigue llegar hasta a la Plaza de España, transformada en calvario. Aún, sin haber salido el sol en esta Serrezuela, que ya ha levantado el Alba.

Allí, lo esperan María Magdalena para limpiarle el sudor de los pies. Momentos siempre inolvidables para todos y especialmente para tantos padres y madres, que sus hijas han podido estar tan cerca de nuestro Jesús Nazareno.

Y entre ellos, también mi esposa y yo, en el año 2015, sentimos el fruto de nuestra fe, viendo a nuestra hija limpiando el sudor de los pies y a nuestro hijo tocando para Él; con su banda en el camino al Calvario. marcha: Mi amargura

Como decía allí en la plaza de España transformada en Calvario, también lo espera la Verónica, portadora del paño de la victoria. Que limpiando su rostro, nos muestra con asombro a los asistentes, el paño donde se ve reflejado el rostro de Jesús, tres veces; anunciándonos en pleno calvario que de la muerte sería vencedor.

Y detrás, camina la Virgen de la Amargura; afligida; melancólica; deprimida; compartiendo su singular dolor al ver a su hijo en su calvario: Destino obtenido como si de una tómbola se tratara, la tómbola del mundo en la que Jesús no tuvo suerte, porque toda la maldad en su número tocó; y que Él aceptó para con su muerte por amor, devolvernos un mundo de luz y de color.

Queridos amigos, permitidme que ponga un ejemplo más. Al acompañar esta estación de penitencia, la traslado a mi vida del día a día cuando era panadero y por las calles veías a tantos jóvenes; golpeados por alguna desdicha, como si del azar de la vida se tratara, al igual que a Jesús en su número les tocó.

Acompañados de sus madres -mujeres amarguras-, verdaderos veneros de coraje, fe y esperanza.

Y de sus padres -hombres Cirineos-, auténticos soportes que les ayudan a portar la cruz de sus accidentes, enfermedades, síndromes etc.; que con su cariño y amor intentan anestesiar su dolor.

En la tarde del Viernes Santo, con cara de sufrimiento y crucificado en el madero, con esa imagen mirando al cielo: ensangrentado; destrozado por el dolor; sin energías, mermadas por los verdugos; y sin posibilidad de retorno del castigo inmerecido de nuestro Dios hecho hombre.

Acompañamos al Cristo de la Expiración seguido por su madre la Virgen del Calvario en su Mayor Dolor -nunca mejor dicho-, porque sus ojos, su mirada, nos muestran el dolor tan profundo, que siente viendo a su hijo al final de su Pasión.

Hoy, como pregonero, y hace ya años como costalero, de la mano de Diego Jiménez Martínez (que me animó a ser los pies de Cristo por un rato), junto con mis cuñados Manuel y Fernando, y los que formábamos la cuadrilla, arropados por todos los que forman la hermandad, hermandad, donde por cierto el apellido Ramírez (que llevo por mi padre, -ya en el cielo, y sé que siente orgulloso de que hoy hable de Jesús, por muy mal que lo haga, porque él ya está viendo, que lo que digo es verdadero).

Al ver Jesús, al llegar a la cuesta de Perillo, al salir de una chicota, que ya no podía más; con el sudor frio que me recorría la frente, el cuello dolido, con gusto por amor.

Y el corazón herido, al ver a Jesús entre la vida y la muerte, que la luz se le apaga. Con esas agujas clavadas, mirando al cielo sin abandonar la batalla, a ese destino que le marca, como si no pasara nada.

¡Y no tener la llave que cierre su dolor!

Me recuerda a hombres y mujeres, familiares directos míos y otros no, que han sido castigados por ese verdugo tan odiado por todos, el cáncer.

Que viviendo al igual que Él, el cáncer del pecado de otros, de manera infeliz y desdichada, destrozados por el dolor, hundidos por el sufrimiento.

Nos muestran una expresión de paz y amor, alimentada por la fe que en ti profesan, que cuando ya no pueden más le dicen a su familiar que le acompaña: “Yo lo que quiero es descansar”, como Tú dijiste al Padre: “A tus manos encomiendo mi espíritu”. Y dicho esto expiró.

Y XXI siglos después: ¡No tener la llave que cierre sus dolores!

Marcha: Costalero

Y llegado el fin de su sufrimiento en la tarde/noche de este viernes trágico, cuando Jesús es bajado de la Cruz y entregado a José de Arimatea para llevarlo al Sepulcro.

Como un día, allá por el 1964 fue entregado nuestro Cristo yacente en Sevilla a un grupo de miembros respetables de esta hermandad, entre ellos mi padre, portadores de Jesús a su sepulcro en Jódar.

Vemos en estación de penitencia a Jesús. Yacente; pálido; desvanecido, ante un mundo falto de paz y de pureza, camino del Sepulcro. Acompañado de la Virgen María de los Dolores, resignada ante tanta envidia y contradicción.

Vivos reflejos de amor puro y verdadero, ante una sociedad que dos mil años después, presumimos de quererlos, e ignoramos al prójimo, incumpliendo el mandamiento del amor.

Creyéndonos reyes, dueños de la vida; matando a tantos inocentes, que como Jesús que muere en la cruz, mueren en guerras.

A tantas mujeres que mueren en manos de sus parejas, etc.; porque no sabemos reconocer en ellas a otra hija tuya y hermana nuestra Señor.

Que en esta Semana Santa 2024, tras observar a Jesús muerto, y como en cada escena de su Pasión; en este Jerusalén galduriense, seamos capaces de dar muerte a nuestras desconsideraciones y nazca en nosotros un nuevo espíritu de fe, esperanza y amor.

Una vez acabado el camino de la Cruz.

De domingo a domingo; los cristianos hemos vivido una semana de tristeza, con entrada y salida a una calle de amargura, donde la Pasión no nos puede ser indiferente, porque es un monstruo grande que ha pisado fuerte.

Donde el engaño no nos sea indiferente, porque si Judas, traidor pudo más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olvidemos fácilmente.

Y la Resurrección no nos sea indiferente porque Jesús tuvo que morir para que viviéramos una vida diferente.

Pilares que han sostenido el altar de la Pasión.

Llegamos a la resurrección de Jesús, donde lo vemos salir de su iglesia, dispuesto a procesionar, bajo nubes altas de algodón, con el cielo azul como pupitre, por el camino de la victoria en el que se ha convertido nuestro Jódar; como vencedor de la muerte y que ya vive para siempre.

¡Queriéndonos hacer partícipes, que de la muerte ha sido vencedor!; nos manifiesta las heridas aún presentes en su cuerpo, para que podamos cooperar con Él.

En el nacimiento de un mundo de hombres puros, en una escuela al aire libre, donde solo enseñen a “amar”. Y consagrando todo lo que no está reclamado por la enfadosa necesidad de vivir, sepamos liberar nuestro genio bueno, proclamando a un Jesús vivo, al que nadie puede destruir.

Bueno, pues en mi pregón finaliza la Semana Santa. Termina nuestro acompañamiento a Jesús en su Pasión y muerte, repasando los momentos desde que es condenado a muerte, hasta su sepultura.

Me gustaría añadir para finalizar, que la Semana Santa, es un ciclo que se repite en nuestras vidas.

En un mundo, donde prevalece, la fuerza sobre la razón, la economía sobre la solidaridad, la ley sobre la libertad, la exclusión de género sobre la inclusión, la dictadura sobre la democracia.

Amenazado por la contaminación, la falta de agua, desforestación, polución, etc.

Donde se desprecia la vida humana desde su concepción hasta la muerte:aborto, violencia contra mujeres y niños, violencia sexual, totalitarismos, terrorismo, guerras, pena de muerte, eutanasia.

Debemos estar atentos, -como Jesús lo estuvo-, para no ser corresponsables de la “cultura de muerte”.

No tendrán sentido nuestros planes apostólicos si no nos estimulan a servir con más entrega a quienes viven una vida disminuida y nos llevan a instaurar una verdadera “cultura de la vida”.

Esta semana santa, con la pasión, muerte y resurrección, Jesús, nos invita:

A vivir una obediencia religiosa madura, un ejercicio de escucha activa del querer de Dios y de los demás, de compromiso personal y comunitario integrados.

A un constante desarrollo moral de solidaridad con los pobres, excluidos, los amenazados en su derecho a la vida. Sabiendo reconocer que esa solidaridad es parte esencial de nuestra fe.

Que nos haga confrontar nuestro estilo de vida con el evangelio, que nos haga instaurar en nosotros una economía solidaria con los pobres, poniendo nuestros recursos al servicio de ellos, llegando a ser partícipes activos en la defensa y promoción de la vida, la justicia y la paz.

A interiorizar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno, de manera personal, por tí, por mí y no de manera "masiva".

A aceptar la necesidad de comprender, que la Cruz, es un signo de victoria: por la Cruz "muere la muerte", porque por ella muere el pecado y sus consecuencias; muere lo “in-mundano” de nuestro propio ser.

La pasión, muerte y resurrección, es la victoria más grande, sin importar que al mundo le sepa a fracaso.

Por eso:

La Semana Santa nuevamente,

nos creará una visión,

que suavemente,

puede ir cambiando nuestra manera de pensar.

La podremos contemplar,

escuchando nuestro corazón,

en el silencio.

Caminando por las calles frías,

desoladas por la Pasión.

Al verlos en procesión,

una luz blanca y helada

penetrará nuestros ojos,

y también la oscuridad.

La veremos brillar.

Lo veremos en el silencio.

En esa desnuda Pasión miraremos. Veremos cien personas, tal vez más. Gente que contemplará sin poder hablar;

gente que oirá sin poder oír.

Un sonido, que

los envolverá de inmensa Paz.

Podremos oír,

el sonido de la paz.

Es Jesús que nos quiere hablar. Es María que nos quiere ayudar.

Las dos flores de Pasión,

que pasean en procesión.

Quieren sentirnos como hermanos;

quieren tomarnos de las manos;

entrar en nuestro corazón.

Nos lo piden cada día;

que sepamos despertar,

y sumergirnos en el amor.

Esa luz, es Dios;

que penetra en el corazón,

para hablarnos en nuestro interior.

He dicho…………”

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00