Escucha aquí la columna de Andrés Recio
La de este martes se titula «El Grito de las Piedras»
Morón de la Frontera
Todo el horror humano se normaliza monstruosamente en tiempos de paz y de bonanza económica. Pero cuando estalla una guerra -como las que nos están televisando desde Ucrania o desde Gaza- todo lo habitual y conocido se derrumba: dejan de existir hospitales, escuelas, comercios; quedan sin efecto leyes, normas y policías a los que poder acudir para proteger tu negocio o tu vida, para ofrecer seguridad a tu casa, a tu barrio, a tu pueblo. De repente, entra en acción la más humana ferocidad y el ajuste de cuentas, los asesinatos y las violaciones, la destrucción de tu morada, de tu familia, de tu mundo. Y Occidente mira para otro lado porque, de momento, su horno permanece calentito y su pan recién amasado; la tragedia, aunque cercana, todavía no va directamente con nosotros. Hoy la sensibilidad competente para ser herida desapareció, fue sustituida por notables cantidades de morbo y de basura inmoral propagada sin pudor por los medios y las redes sociales. Contaba un buen día Juan de Mairena a sus alumnos de Retórica: "La paz a la fuerza es una mentira burguesa, hija del miedo, del egoísmo y de la estupidez; no es la paz un ideal imposible, pero nunca lo alcanzaremos, verdaderamente, si no aprendemos antes a guerrear por el amor y por la justicia"
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