Escucha el Paso Cambiado de Julián Granado

Morón de la Frontera

Las estadísticas juegan a veces con nuestros sentimientos. Leí una, hace poco, que le otorgaba a las sociedades nórdicas (daneses, suecos, noruegos y finlandeses) el no va más de la renta per cápita mundial. Imagino que por los pocos que son a repartir, de manera que les tocaría a cada uno un fiordo, un bosque o una explotación petrolífera. En lo que ya no estoy tan de acuerdo es en eso de que sean también las sociedades más felices del planeta. Pues otra estadística, por enmendar la plana, les atribuye a los nórdicos la tasa más alta de suicidios del mundo.

¿Y por qué? Pues porque, debido al tiempo de perros que les hace fuera, y que comer o beber en la calle cuesta un riñón, y el otro se lo llevan los impuestos, el caso es que la gente apenas sale de casa. Donde se dedica, a falta de otra motivación, a emborracharse en régimen de estricta soledad. Porque esa es otra: como no son de compromisos afectivos, y se casan sin ilusión y se separan porque sí, pues que se reproducen poco. Y los escasos hijos que tienen se les van de casa en cuanto se hacen mayores.