Escucha aquí el «Paso Cambiado» de Julián Granado

Morón de la Frontera

Con su habitual e interesada sordera, para el Derecho Internacional y aún el Natural, la nación judía sostiene que actúa así por designio de su Dios Único y Verdadero. Cuya voz en el desierto les manda ocupar la tierra prometida a Abraham, ya sabemos a qué precio tasado en vidas palestinas. Ni se les ocurre que el divino vozarrón esté maldiciendo a Netanyahu y su ralea, como ya hiciera con Caín cuando pretendía irse de rositas, ante el evidente pestazo a sangre que desprendía la derramada por Abel.

Claro que tampoco el mundo cristiano parece oír en misa la voz de su Dios (primo del judío, aunque menos terrible que aquel) para condenar el crimen genocida. Sin embargo, no podemos alegar ignorancia. Las imágenes del horror difundidas por el Telediario son elocuentes. Y si, después de presenciarlas, ni usted ni yo nos inmutamos siquiera, es que hemos perdido, entre otras cosas, el derecho a la inocencia. Luego vendrá el llanto y crujir de dientes, cuando se presenten los ángeles negros: los espectros de la maldición, para darle cumplimiento a la que nos hemos ganado a pulso.

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