Calle sobre fondo gris
Firma de Opinión de la periodista Lola Jiménez
Calle sobre fondo gris. Lola Jiménez
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Córdoba
Si la vida me hubiera regalado el don de la pintura, yo habría dibujado una calle de Córdoba.
Al estilo La ventana indiscreta, mis pinceles contarían lo que pasa detrás de cada puerta: una madre baila feliz con su bebé en brazos; alguien llora libremente bajo las sábanas; un joven lee absorto Todo va a mejorar; Maribel sale a la terraza, es una mujer brillante, empática y comprometida. Para saberlo solo hay que observar: sus macetas embellecen tanto hacia dentro como hacia fuera, riega con mucho cuidado de no malgastar ni una sola gota y, además, antes ha mirado para comprobar que no dañaría la colada del vecino de abajo.
En la calle, un anciano se sube a la minúscula acera y pega su cuerpo a la pared para facilitar el paso a un coche. La conductora agradece con un gesto amable.
Poco más adelante la calle se ensancha. Llegamos a un jardín con árboles y rosas, fuentes y bancos. A un lado de la plaza, un palacio barroco con iglesia, al otro lado, una pequeña mezquita.
Todo esto pasa en cinco minutos, los que separan la Plaza de los Carrillos de los Jardines de Colón. Es convivencia, es respeto, es capacidad para resolver situaciones sin arrojar botellas sobre el escaño de un adversario político.
Así debutaría yo en la pintura, con un cuadro en movimiento, lleno de una realidad indescifrable para quienes, siendo su obligación, hace tiempo que no observan las terrazas de cada calle de cada ciudad. Un puro enigma para una época decadente en lo político, donde la belleza de lo humano es absolutamente secundario.