Rafael Pérez de Vargas, un hombre de principios, 25 años después de su muerte

Algeciras

Se cumplen hoy 25 años del fallecimiento de Rafael Pérez de Vargas, el abogado que siempre estuvo del lado de los buenos, ayudando en lo que podía. Era un hombre grande, grande por su tamaño y grande por su bonhomía y generosidad. Rafael terminó su carrera de Derecho y empezó a trabajar en el despacho del padre de Carlos Villanueva, que reconoce a Rafael cómo su quinto hermano.

Se convirtió en abogado de éxito y contaba con un despacho potente, trabajaba para grandes firmas en Madrid y Sevilla. Llevó muchos casos importantes, ayudó en la permuta de terrenos del Asilo de San José para su nueva ubicación en la zona del Hospital Punta Europa, trabajó para la Cofradía de pescadores de Algeciras y fue uno de los actores importantes en todo el proceso de la estiba algecireña.

Rafael Pérez de Vargas puso sus conocimientos y sus contactos del lado de las Coordinadoras de lucha contra la droga, ayudando altruistamente en todo que resultaba necesario. De hecho fue el abogado que se personó con las coordinadoras como acusación particular en el tristemente conocido como Caso Algeciras, un asunto vinculado a la corrupción policial.

El Magistrado Manuel Gutiérrez Luna ya lo conocía de los años de la Facultad de Derecho de Sevilla, después se reencontraron en Algeciras y compartieron muchos casos, "siempre me trataba de usted, incluso en privado, y yo siempre le decía que me tutease, pero no había forma".

Su hija Guadalupe, contaba entonces con 17 años, "yo le recuerdo como un hombre bueno, muy bueno, muy trabajador, muy amigo de sus amigos, y para mi era un hombre con muchos principios y muchos valores que luego nos han servido tanto a mi como a mis hermanos para movernos en la vida. Nos quedamos huérfanos pronto pero con un ejemplo a seguir".

Por el programa ha pasado Carlos Villanueva, "siempre mantuve una relación magnífica con él porque lo quería muchísimo. De vez en cuando nos íbamos a jugar al fútbol al Llano Amarillo. El gran personaje en que se convirtió, después escondía una gran persona. Ese trato más cercano era importantísimo. Rafael era un niño grande en muchos aspectos, pero luego era un pedazo de personaje porque era culto, preparado y fundamentalmente una persona que se involucraba en todo".

Pepe Chamizo ha comentado que "Rafael tenía una inteligencia portentosa y una complicidad absoluta con el movimiento de lucha contra las drogas. Lo recuerdo animándonos desde el punto de vista jurídico y recuerdo su indignación especialmente en determinadas muertes de personas adictas a la heroína. Recuerdo su colaboración absolutamente desinteresada, generosa. Para mi fue una especie, no sé si de hijo o de hermano. El recuerdo a Rafael es permanente".

Miguel Alberto Díaz, presidente de Barrio Vivo dice que "Rafael era muy grande en todos los sentidos. Yo cuando vi a ese pedazo de abogado hablar con nosotros y ponerse de nuestro lado contra la corrupción policial, contra el narcotráfico, nos sentíamos protegidos".

El Magistrado Manuel Gutiérrez Luna dice conservar "muchos recuerdos, muchas anécdotas y muchas colaboraciones". Gutiérrez Luna reconoce que le unía una buena amistad con Rafael Pérez de Vargas, "salíamos a cenar todos los fines de semana a un restaurante de Palmones". Ha recordado la participación en el caso de rapto y asesinato de la joven Anabel Segura. "Rafael tenía el escrito de acusación que hacía el fiscal y me decía que sólo había un delito de asesinato y me preguntaba si yo veía algo más..,. la familia quería que al asesino le cayese la pena máxima, y le dije que claro, que había un delito de secuestro. Hizo el escrito de acusación e incluyó el secuestro".

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