Recorrido por la Cañada de Huertas y el pago de Balbaina
"El Paseíto" de los lunes con Agustín García Lázaro
Jerez de la Frontera
Nuestro paseo recorre un tramo de la Cañada de Huertas, a la que accedemos desde la carretera de Rota, por un desvío a la derecha, en el punto km 8,800, entre las viñas El Caballo y La Torre.
Un recorrido fácil, entre los viñedos y fincas del pago de Balbaina, que nos ofrece diferentes paisajes a lo largo del año.
El paseo de hoy es una de esas rutas que nos permite acercarnos a los paisajes del viñedo tradicional jerezano, en este caso el del famoso Pago de Balbaina. Aunque alterado hace unos años por el parque eólico de la Rabia y la introducción de nuevos cultivos como olivos, almendros o cereal, este rincón del término de Jerez, comprendido entre las carreteras de Rota y Sanlúcar, aún conserva muchos de los viñedos y casas de viñas que o hicieron famoso desde siempre.
El paisaje del viñedo supone una noble herencia del pasado que no podemos alterar gratuitamente, como ya pasó hace 20 años con la instalación del parque eólico de La Rabia, en este rincón de Balbaina por el que paseamos, y como se ha repetido en Cerro Pelado, junto a Macharnudo, con el parque eólico del Barroso.
A lo largo del camino podremos admirar algunas de aquellas viejas casas de viña que poblaban este pago. En el tramo inicial, construida en 1865, la viña El Caballo, fue la cabecera y centro de los viñedos de Osborne, siendo también edificio social de la empresa y casa de recreo de sus propietarios. Junto al caserío se conserva un hermoso jardín que “realza la condición señorial y social de la viña”. Hace unos años fue adquirida por el grupo “Viñas de Albalá”.
La cañada nos lleva a la hermosa casa de la viña Santa Cecilia, que en otro tiempo fue la más emblemática de la casa Agustín Blázquez. En sus cercanías, subiendo la cuesta de la Cañada de Huertas por la que paseamos, queda la entrada de la Hacienda la Rabia, como puede leerse en los pilares de su puerta de acceso. Esta antigua hacienda de olivar y viñedo, perdió buena parte de su encanto con la instalación del parque eólico.
En la parte más alta de nuestro recorrido nos llamará la atención junto al carril, a la izquierda, la entrada de la antigua casa de viña La Esperanza, que preside una suave loma abierta al horizonte. A sus pies discurría el antiguo ferrocarril de Jerez a Bonanza, pudiendo contemplarse también desde aquí la carretera de Sanlúcar, el camino de Jerez al Santuario de Regla, la trocha de Rota… Un lugar bien comunicado y con magníficas vistas.
La primitiva casa se levantó en 1840 y en 1935, su propietario, José de Soto Abad (Vinícola Soto, Cerro Viejo, La Carpintera, La santa Cruz…), amplió el edificio original con otras naves para albergar la bodega y los nuevos lagares hidráulicos. Poseía, hasta hace solo unos años, el mejor panel de azulejos de temas no religiosos de toda la comarca, que fue retirado para su preservación
Siguiendo el camino, algo más abajo de la Esperanza, el paseante se encontrará con el caserío y el antiguo jardín de Viña Las Puentes y, frente a ella, con el acceso trasero a otra célebre viña de la zona: El Calderín del Obispo, donde, en la actualidad, las Bodegas Luis Pérez cultivan la variedad de Tintilla de Rota para producir nuevos vinos.
El paseo nos servirá también para recordar que estos parajes, fueron ya cultivados en los tiempos en los que Roma estaba presente en nuestro territorio. Y es que las tierras de Balbaína, a caballo entre la campiña portuense y jerezana, han gozado siempre de merecida fama por la excelencia de sus suelos de albarizas, habiendo destacado desde muy antiguo por la calidad de sus viñas.
