La buena educación

Córdoba

Buenas tardes José Manuel, buenas tardes a todos, qué tal, ¿cómo se encuentran? Éste es un saludo quizá excesivamente largo y ceremonioso para la radio, pero estoy en un país ahora mismo, Colombia, en el que no saludar correctamente te puede costar un disgusto. Puede pasar en cualquier contexto. Puedes estar cubriendo una protesta en la Universidad con la policía vestida con equipamiento antidisturbios y dispersando a los que protestan con cañones de agua y pensar que los agentes no tienen tiempo ni ganas para ceremonias, y preguntar directamente “agente, ¿van a intervenir?”, y estar a punto de que te vistan de torero con la porra, simplemente por no saludar previamente de la forma correcta.

No les cuento esto por la anécdota, sino porque la educación cuenta. La exquisitez, la corrección en el trato en Latinoamérica, cuyo encuentro o descubrimiento se celebró ayer, son algo digno de estudio. No he pisado ningún sitio al otro lado del charco en el que el trato entre las personas no haya sido extremadamente respetuoso y el uso del lenguaje no de muestras de una corrección que, a veces, se echa de menos en distinguidos ámbitos de la vieja madre patria España. Y ahí está lo interesante de la cuestión. Las personas con las que me encuentro aquí son la herencia de algo que tiene que ver con nosotros o, mejor dicho, con lo que nosotros en algún momento fuimos. Los americanos reflejan que España fue un lugar en el que la educación y las formas contaban, porque eran una forma de mostrar nuestro respeto hacia los demás. Algo fácil de aplicar cuando se sale a la calle, se saluda o se entra en un establecimiento. Así que los dejo con el deseo de que pasen una buena tarde y un mejor fin de semana y, si puede ser, cuando entren en el bar de la esquina no digan simplemente “ponme un café”; saluden debidamente.