El edificio de El Gallo Azul ha sido declarado Patrimonio Histórico Andaluz
El BOJA ha publicado este viernes la orden por la que se protege este edificio emblemático de Jerez
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Fachada de El Gallo Azul, Jerez / Radio Jerez
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Jerez de la Frontera
El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) ha publicado este viernes, 23 de junio, la orden por la que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz el edificio de El Gallo Azul. Este inmueble está situado en el número 2 de la calle Larga, en pleno corazón de la ciudad, y alberga en la actualidad un restaurante, tras varios años cerrado debido a las complicadas obras de rehabilitación a las que ha sido sometido.
Según la orden de la Junta, a partir de ahora, los propietarios "tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos, de manera que se garantice la salvaguarda de sus valores". También se refleja que los dueños del edificio "deberán permitir su inspección a las personas y órganos competentes de la Junta de Andalucía, así como su estudio por las personas investigadoras acreditadas por la misma".
Un edificio convertido en un símbolo de la ciudad
El edificio situado en el número 2 de la calle Larga, en pleno corazón de la ciudad, conforma una singular construcción de carácter regionalista que se identifica como uno de los elementos constructivos más representativos del casco urbano de Jerez.
De notable interés arquitectónico, fue realizado tras la adjudicación del concurso, promovido por el Ayuntamiento de la ciudad en 1927, a la Casa Pedro Domecq y Cía. que aportaba un proyecto redactado por Aníbal González. El proyecto fue especialmente valorado por ocupar el menor espacio para su edificación, cediendo gran parte del solar para espacio público y resolviendo perfectamente el encuentro entre las calles Larga y Santa María.
Promovido por las Bodegas Fundador Domecq, el edificio está diseñado en ladrillo aplantillado, insertándose dentro del estilo regionalista, con bajorrelieves y elementos cerámicos alusivos a la marca. Es coetáneo a los edificios realizados por el arquitecto para la Exposición Iberoamericana de Sevilla del año 1929.
En los años sesenta del siglo XX se incorporan al conjunto los luminosos de neón de «Fino La Ina» y «FUNDADOR», dos de los productos más emblemáticos de la antigua empresa Pedro Domecq que han estado presentes en la mayoría de las ciudades españolas y europeas, llegando a formar parte del propio paisaje urbano.