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El CAAC incorpora a su colección permanente ocho valiosos trabajos de la artista Carmen Laffón

Las obras corresponden a la serie dedicada a la viña y comprenden esculturas, dibujos y pinturas entregadas por sus herederos

"Espuertas con uvas" de Carmen Laffón

sevilla

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, dependiente de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, incorpora a su colección permanente un conjunto de ocho obras muy representativas de la producción de la artista Carmen Laffón (Sevilla, 1934- Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 2021).

Se trata de la serie dedicada a la viña que rodeó el estudio de Carmen Laffón en La Jara, la casa de verano familiar frente al Coto de Doñana, que acabó siendo el lugar central de su actividad artística. El consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, ha señalado que “el CAAC desde sus inicios tuvo a Laffón como un objetivo primordial para su colección, y hasta ahora sólo contaba con un grabado de pequeñas dimensiones”. No obstante, ha destacado, “esta incorporación histórica permite cubrir la que posiblemente sea la última gran laguna en los fondos de referencia, en cuanto a los autores y grupos vinculados a Andalucía, del patrimonio histórico contemporáneo de nuestra comunidad”.

El consejero ha recordado que en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) están protegidas, como Inventario General de Bienes Muebles, 51 obras de Carmen Laffón, “una artista andaluza que se convirtió por méritos propios en una de las firmas más importantes del arte español del siglo XX”.

Este excepcional conjunto artístico está compuesto por dos grandes instalaciones y otras seis obras de carácter pictórico que se mostraron en la exposición ‘Carmen Laffón. El paisaje y el lugar’ organizada por el CAAC, el Patronato de la Alhambra y el Generalife y el Centro de Cultura Contemporánea de la Universidad de Granada, y que fue comisariada por el recordado crítico de arte y autor del catálogo razonado de la artista, Juan Bosco Díaz-Urmeneta. Las obras, realizadas en diferentes técnicas, están valoradas económicamente en 1.633.441,20 euros y forman parte del catálogo razonado de Carmen Laffón elaborado por Díaz-Urmeneta, que fue publicado en 2020 por la Fundación Cajasol y la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico.

Las obras recibidas son cuatro dibujos de ‘La Viña’; los dibujos a carbón ‘Espuertas con uvas’ y ‘Espuertas vacías II’, así como dos grandes instalaciones elaboradas a partir de los formatos tradicionales de la escultura y la pintura. Por un lado, ‘Parra en otoño. Estudio de cielos para el techo de San Telmo’, 2009-2011, un conjunto compuesto por 19 pinturas diseñadas para el techo del Palacio de San Telmo, y ‘Espuertas cargadas de uvas’, 2006-2010, instalación compuesta por 26 piezas de bronce de dimensiones variables.

Con su extenso trabajo sobre ‘La Viña’, fruto de una larga reflexión de la artista sobre racimos de uvas, con ecos en la tradición de la pintura española, Laffón despierta la memoria de dos mitos mediterráneos: la vid, signo de la fecunda naturaleza, y la viña y el lagar, símbolo de acogida y convivencia. Las serenas espuertas en espera del fruto, cargadas de uva o llenas de sarmientos de la poda, apuntan al gozo de la vendimia e invitan a participar en él. Mientras, los grandes dibujos, su amplia gama de grises hacen pensar de inmediato en la pintura: falta el color pero su ausencia hace presente con mayor nitidez la fuerza de la luz. Así, estos paisajes, enclaves de convivencia, “apuntan a la fecundidad natural, sintetizada en la materia (el carbón y la témpera) y la luz (que ambos reflejan y matizan). Materia y luz adquieren además vida propia: la vista y el tacto siguen sus ritmos, casi olvidando qué representan”, reflexionaba el propio Juan Bosco Díaz Urmeneta en 2014.

‘La viña’ se expuso por primera vez en la antigua bodega del Monasterio de Santo Domingo de Silos en la sala con que allí cuenta el Museo Reina Sofía. En cuanto a la instalación ‘Parra en Otoño. Estudio de cielos para el techo de San Telmo’, tiene su origen en una propuesta que la artista recibió para intervenir el zaguán del Palacio de San Telmo, sede de la presidencia andaluza. Carmen Laffón ideó una gran parra (hierro y aluminio pintados al óleo), que cubriría los 70 metros cuadrados de la bóveda. La escultura iría suspendida a 90 centímetros del techo y tendría como fondo grandes paneles de cielos y nubes, luminosos azules y blancos. Pero el intenso color podía restar protagonismo a la escultura y para evitar ese riesgo, Laffón realizó otros paneles con tintas mucho más matizadas. Conservó sin embargo los anteriores, que son los que ahora ingresan en la colección del CAAC, donde se expusieron por primera vez en 2014 en la citada muestra ‘Carmen Laffón. El paisaje y el lugar’, en una instalación supervisada personalmente por la artista.

Pensados para ser vistos desde abajo, estos ‘Estudios de cielos’, según Díaz Urmeneta, recuerdan a Alfred Stieglitz, que fotografió las nubes con una cámara dirigida verticalmente al cielo. “De este modo el espectador pierde su posición vertical y con ella su emplazamiento como ordenador del mundo. Los cielos entonces se convierten en espacios difícilmente dominables: no se rinden a la mirada que precisa y congela, sino invitan al recorrido que logra sintonizar con ellos, porque estos espacios, antes de entregarse a los ojos envuelven el cuerpo”. Sobre la artista Carmen Laffón de la Escosura, Hija Predilecta de Andalucía y Premio Nacional de Bellas Artes, fue una de las firmas más importantes del arte del siglo XX en España, de la que afortunadamente pudimos disfrutar hasta las dos primeras décadas del actual, componiendo desde sus albores una constante y fructífera carrera. Su larga trayectoria está marcada por la fidelidad a su propia sensibilidad. Dicha forma de sentir, intimista y sutil fue capaz de plasmarla de una manera plásticamente prodigiosa.

Como se dijo en su día de Velázquez que “pintó el aire”, Laffón creó atmósferas evanescentes que, sin embargo, eran descriptivas y enormemente evocadoras; incluso a través del reduccionismo tonal del carboncillo. Por otra parte, Laffón es quizá el pincel de nuestro tiempo que mejor ha sublimado la cultura andaluza, alejándose del esperpento del tópico, y adentrándose, perdiéndose, en la belleza de nuestros paisajes, como los jardines y patios llenos del verdor y el frescor de sombras, donde se intuye el agua de fuentes, pozos y albercas; las salinas; los horizontes de Doñana; o de su propia ciudad hispalense… También ha sido una paciente observadora de nuestra etnografía, de utensilios de otro tiempo, como cestas, capachos, espuertas, cerámicas…; del cultivo y el tesoro de la crianza del vino; y de la belleza de la Semana Santa de Sevilla.

Laffón tuvo una vida diferente desde su niñez. Sus padres, que se habían conocido en la Residencia de Estudiantes de Madrid, deciden no llevarla al colegio. Su educación se lleva a cabo en su casa. Sus inicios en la pintura tienen lugar a los 12 años de la mano del pintor Manuel González Santos, amigo de la familia y antiguo profesor de dibujo de su padre, por cuya indicación ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, a los 15 años de edad.

Tras cursar estudios en esta institución durante tres años se traslada a Madrid, en cuya Escuela de Bellas Artes finaliza su carrera. En ese mismo año, 1954, hace su viaje de fin de estudios a París, donde queda especialmente impresionada por la obra de Marc Chagall. Al año siguiente realiza una estancia de estudios en Roma con una beca del Ministerio de Educación. A su regreso a Sevilla en 1956 continúa pintando en la casa de verano familiar en La Jara, frente al Coto de Doñana, que acabará siendo el lugar central de su actividad artística. Allí tuvo su estudio, y el Coto de Doñana y su paisaje se convirtieron en los principales protagonistas de su pintura. En 1967 se acerca al mundo de la enseñanza y junto a Teresa Duclós y Pepe Soto crean la Escuela El Taller y en 1975 se incorpora a la Cátedra de Dibujo al Natural de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. En 1998 es nombrada académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. El 16 de enero del 2000 pronunció el discurso de ingreso titulado "Visión de un paisaje" que versó sobre su relación con Sanlúcar de Barrameda y el Coto de Doñana.

Hija Predilecta de Andalucía desde 2013, logró entre otras distinciones el Premio Nacional de Artes Plásticas y la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes, así como la Gran Cruz de la Orden Civil de Alonso X el Sabio. La última gran exposición de su obra fue ‘Carmen Laffón. La sal’, celebrada en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla entre el 18 de septiembre de 2020 al 28 de febrero de 2021. Comisariada por Juan Antonio Álvarez Reyes y Javier Hontoria, permitió contemplar 37 obras de gran formato sobre las salinas de Bonanza de Sanlúcar de Barrameda.

 
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