Show must go on

Córdoba

Tras su inesperado y forzado destierro hace días como director titular y artístico de la Orquesta de Córdoba, Carlos Domínguez Nieto vuelve esta semana a nuestra ciudad para dirigir, muy probablemente por última vez, a esta formación musical. Y no, no ha sido un acto de contrición de su plantilla sino voluntad directa del IMAE que ha querido mantener su contrato al frente de la colosal ópera Aida, que se pondrá en cartel este viernes y domingo, en plena efervescencia de las Cruces de Mayo. Sorprende la entereza de los implicados en esta producción lírica que, como en el cuento del traje del emperador, todos saben lo que ocurre pero nadie habla del tema. Y es que el trago sigue siendo difícil de digerir para la cultura y la música de Córdoba. Que el ya proscrito conductor protagonizó en el consabido concierto didáctico un choque al menos evitable y con un talante seguramente mejorable, parece indiscutible. Pero la bola de nieve precipitada a partir de entonces ha sido, a ojos de muchos, extrañamente sobredimensionada. La sensibilidad y la protección del bienestar de nuestros niños y niñas más vulnerables no están reñidas con la mesura y la sensatez que se espera de los adultos. Y en este despido hay demasiados ingredientes que suenan desde luego a inoportunidad por el momento de la temporada, y quizá también a ensañamiento y desproporción por parte de no pocos responsables a ambos lados de escenario. Porque cuando uno enarbola la bandera contra los tiranos, como la libertad de Delacroix, tiene la responsabilidad de no acabar convirtiéndose en uno más de ellos. Show must go on