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‘Jódar, Ciudad de Semana Santa’, este año 2023 con hasta 13 desfiles procesionales

Nuria Balboa Nieto pregona la Semana Santa Galduriense con numerosas referencias familiares

‘Jódar, Ciudad de Semana Santa’, este año 2023 con hasta 13 desfiles procesionales

‘Jódar, Ciudad de Semana Santa’, este año 2023 con hasta 13 desfiles procesionales

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Jódar

El XXXIX Pregón Oficial de la Semana Santa Ciudad de Jódar 2023, tenía lugar en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, prácticamente lleno, a cargo de Nuria Balboa Nieto, presentada por el anterior pregonero, José Antonio Hidalgo Lorente.

Aspecto que presentaba el Salón de Actos de la Casa de la Cultura durante el Pregón de la Semana Santa de Jódar 2023

Aspecto que presentaba el Salón de Actos de la Casa de la Cultura durante el Pregón de la Semana Santa de Jódar 2023 / Antonio Plaza

Aspecto que presentaba el Salón de Actos de la Casa de la Cultura durante el Pregón de la Semana Santa de Jódar 2023

Aspecto que presentaba el Salón de Actos de la Casa de la Cultura durante el Pregón de la Semana Santa de Jódar 2023 / Antonio Plaza

Organizado por la Unión Local de Cofradías de Jódar, con la colaboración Ayuntamiento de Jódar.

El acto lo abría la Hermana Mayor de la ‘Oración en el Huerto’, coordinadora de los actos de esta Semana Santa 2023, Juana Benítez, contaba con la presencia de la alcaldesa de la localidad, M ª Teresa García, los párrocos titulares de Jódar, el de la Asunción de Nuestra Señora, Juan Guerrero Moreno, de Fátima, Manuel Jesús Rus Quesada, y Gabriel Robledillo Amezcua, representantes de hermandades, cofradías y grupos parroquiales.

El anterior pregonero, José Antonio Hidalgo Lorente, ejercía de presentador de la pregonera

El anterior pregonero, José Antonio Hidalgo Lorente, ejercía de presentador de la pregonera / Antonio Plaza

El anterior pregonero, José Antonio Hidalgo Lorente, ejercía de presentador de la pregonera

El anterior pregonero, José Antonio Hidalgo Lorente, ejercía de presentador de la pregonera / Antonio Plaza

La pregonera, Nuria Balboa Nieto, hacía un recorrido por todos los desfiles procesionales de la Semana Santa de Jódar, que este año se ve incrementada con dos nuevos, Domingo de Ramos con ‘El Cautivo’, y Lunes Santo con el de ‘La Salud’.

Durante el pregón de la Banda de Música ‘Pedro Gámez Laserna’, fue incorporando diferentes pasajes musicales con hasta siete marchas procesionales:

Rosario de Montesión,

En el cielo de tus ojos,

Siempre La Esperanza,

Esperanza, Pasión Galduriense (Estreno),

Mi Amargura,

La Virgen del Buen Fin,

La Saeta,

Además de la Marcha General y un solo de trompeta.

Alcaldesa, M ª Teresa García, (Izquierda) y Hermana Mayor, Juana Benítez (Derecha) entregaban la placa conmemorativa a la pregonera, Nuria Balboa (Centro)

Alcaldesa, M ª Teresa García, (Izquierda) y Hermana Mayor, Juana Benítez (Derecha) entregaban la placa conmemorativa a la pregonera, Nuria Balboa (Centro) / Antonio Plaza

Alcaldesa, M ª Teresa García, (Izquierda) y Hermana Mayor, Juana Benítez (Derecha) entregaban la placa conmemorativa a la pregonera, Nuria Balboa (Centro)

Alcaldesa, M ª Teresa García, (Izquierda) y Hermana Mayor, Juana Benítez (Derecha) entregaban la placa conmemorativa a la pregonera, Nuria Balboa (Centro) / Antonio Plaza

Procesiones

Este año son hasta trece los desfiles procesionales previstos:

Procesión Infantil organizada por la Banda de CC. y TT. Asunción en colaboración con las AMPAs de los colegios de Jódar, Viernes de Dolores, 19 horas.

Grupo Parroquial de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y María Santísima de la Paz. ‘La Borriquilla’ Domingo de Ramos, a las 9:00 horas.

Grupo Parroquial de Culto y Penitencia de Nuestro Padre Jesús Cautivo en su Prendimiento y María Santísima de la Encarnación. Madre de la Iglesia. ‘El Cautivo’, Domingo de Ramos, a las 18:30 horas.

Grupo Parroquial de Culto, Penitencia y Silencio de Nuestra Madre y Señora María Santísima de la Salud en su Misericordia y Amparo. ‘La Salud’, Lunes Santo a las 19:15 horas.

Vía Crucis con el Cristo del Consuelo, Ermita de Fátima, Martes Santo, a las 20 horas.

Lignum Crucis de la Asociación Penitencial Lignum Crucis de Jódar, salida Colegio Virgen de Fátima hasta Casa de la Cultura, Martes Santo a las 22 horas.

Real e Ilustre Cofradía y Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de la Esperanza. ‘Oración del Huerto’, Miércoles Santo, a las 20:00 horas.

Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Columna y Azotes y María Santísima de Caridad y Piedad. ‘La Columna’, Jueves Santo a las 11:00 horas.

Hermandad del Santísimo Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de la Fe y el Amor. ‘La Humildad’, Jueves Santo a las 20:30 horas.

Antigua e Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura. ‘La Madrugá’, Viernes Santo a las 4:30 horas.

Real Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del Calvario en su Mayor Dolor. ‘La Expiración’, Viernes Santo a las 17:00 horas.

Cofradía Oficial de Jesús Yacente y Nuestra Señora de los Dolores y Soledad. ‘Santo Entierro’, Viernes Santo a las 20:00 horas.

Cofradía de Nazarenos de Cristo Salvador Resucitado y Nuestra Señora de los Remedios. ‘El Resucitado’, Domingo de Resurrección a las 11:00 horas.

Texto íntegro del Pregón de Nuria Balboa Nieto

LA SEMANA SANTA DEL CORAZÓN

Miércoles Santo, minutos antes de la estación de penitencia. Pasos rápidos por la calle Juan Martín; mis padres, mi hermano y yo. A toda prisa para llegar a casa de mis abuelos, en el número 46, y vestir nuestras túnicas y capirotes.

Una puerta que chirría porque hace años que nadie habita el lugar, pero al abrirla… todavía huele a madera. Si cierro los ojos…, recuerdos… ¡Los imperdibles! ¡El cartón me aprieta! ¡La tela se ha movido, no veo! ¡Pásame un alfiler!

Y así, con prisas y nervios, hace unos 40 años, nace mi

Semana Santa, la del corazón.

(Rosario de Montesión)

Buenas noches, señores párrocos, señora alcaldesa, miembros de la corporación municipal, hermanos mayores, representantes de la unión local de cofradías, pregonero anterior y resto de asistentes.

Cuando recibí la propuesta de ser la pregonera de la Semana Santa de 2023, por parte de la junta directiva de la Oración en el Huerto, me sentí halagada a la par que asustada; sentimiento que sigue sin abandonarme, ¡tremenda responsabilidad esta! ¡qué vértigo!

Pero, en esos momentos, alguien me dio un sabio consejo: ¡mira en tu corazón! Espero que me haya guiado.

Volvamos, pues, la vista al pasado, a aquellos sonidos, recuerdos y aromas evocadores que conforman mi niñez, que es la raíz de quién está aquí ahora.

Volver a días antes de la semana de pasión, volver a casa de mis abuelos, tanto paternos como maternos. Volver a la plaza de Fátima, a la casa de los arcos a recoger la capa y el cetro de mi abuelo Hipólito, que con tanto esmero guardaba mi abuela Visita para que su hijo Salva se los llevara.

Volver a Andaraje, a acompañar a mi abuela Antonia a su casa para realizar la limpieza meticulosa de los tiradores de la puerta, que ella frotaba y frotaba para que todo luciera impecable para el paso por su puerta primero de la Esperanza; cofradía de su hija pequeña y sus nietos, para dar paso a la Humildad, hermandad de su amado Antoñico; como ella llamaba a mi abuelo, que en aquellos años ya había dejado este mundo para echar una mano desde arriba, y finalizar con el Santo Entierro; trono al que dio forma, magistralmente, su yerno Pedro Mengíbar, de la que eran hermanos el resto de sus nietos.

Permítanme un paréntesis, porque si hablo de mi abuela Antonia tengo que hablar de AMOR en mayúsculas; para con su marido y su recuerdo y para con cada uno de sus hijos y nietos. Siempre cómplice, con sus silencios como sentencia. Y su sentido del humor, socarrona y alegre como tanta gente que la conoció la describe.

Mi abuela, la que los sábados me llevaba de la mano a misa después de ir a la peluquería. Pero ¡primero a confesar!, me decía. Con el rosario siempre en el bolsillo de la falda y en las manos en cualquier momento del día. De vez en cuando decía “no hagáis rezos por mí, que yo ya he rezado por todos”.

Sin olvidarme de sus roscos y flores de sartén, que no faltaban nunca esos días. Impregnaban la casa de mis tíos de olor a canela ¡qué delicia! No sé si a ustedes les sucederá… pero como la comida de la abuela… pocas. Su receta sigue viva en manos de mi tía Isabel que los sigue haciendo para disfrute de todos, pero los de la abuela…

No puedo dejar atrás a mi abuela Visita que era parte responsable de que la Semana Santa de mi hermano Salva y mía no acabara en domingo de Resurrección, se alargaba infinitamente en su patio.

Mi abuela con la bandera, que era un trapo atado al palo de un cepillo. Mi hermano tocando incansablemente el tambor de “colón”, de los redondos, y yo de acompañamiento. Mi abuela, inasequible al desaliento, dando tantas vueltas como le marcaba su nieto. Creo que esta tarea duraba hasta San Isidro, por lo menos, que era tiempo de piscina incompatible con la labor musical.

Todos aquellos paseos como abanderada para ella tuvieron su recompensa. Un miércoles santo en que la Agrupación Musical Arroquia Martínez nos recogía a mi hermano y a mí porque éramos portadores de una de las insignias aquella tarde.

Mi abuela ya estaba “pachucha”, vamos a decirlo así, mi padre le dijo a José María Garrido que si no le importaba tocar una marcha para que ella la escuchara, a lo que él respondió: ¡para qué están los amigos!

Y allí, tras los cristales de la ventana, en su silla de ruedas, pudo disfrutar de aquella marcha que tantas veces había tenido que interpretar de forma imaginaria.

(En el cielo de tus ojos)

Recuerdos que permanecen y, sin darnos cuenta, fueron la base de lo que hoy día somos.

Si he hablado de ellas, no puedo dejar de lado a mi abuelo Hipólito porque a mi abuelo Antonio no me dio tiempo a disfrutarlo. Sin Hipólito Balboa no estaría hoy aquí; no sólo por mi mera existencia sino porque la tradición de Huerto y Esperanza en mi familia parte de él.

Miembro fundador y Hermano Mayor de la cofradía en las “vacas flacas”, que siempre supo suplir con ingenio. Parece que lo estoy viendo, un año que se necesitaban cetros nuevos, pero no había presupuesto para orfebrería. Con elementos de ferretería; tubos dorados, llamadores y diversos accesorios montó unos nuevos, con el extremo ovalado y una copa dentro, todavía se conserva alguno en poder de la cofradía.

Y, como no, eterno contador de nazarenos. Cada miércoles, al inicio de Juan Martín, primero una acera y luego la otra. Después nos buscaba en la fila (nos reconocía hasta con el capirote puesto) y nos daba el recuento; “este año 212” otras veces “150, pobres vamos”. Se debe echar manos a la cabeza cuando vea que, tristemente, cada año cuesta más ir acompañado. Tanto nazarenos, costaleros, mantillas, músicos….

Como con estos recuerdos me hallo con personas que ya no están en el mundo terrenal no puedo dejar de mencionar a otro corazón verde, Blas Mengíbar, mi primo Blas. Pedestal imperturbable y siempre dispuesto para con su Cristo de la Oración en el Huerto y su Virgen de la Esperanza. Timonel inigualable de nuestro paso de misterio durante tantos y tantos años.

Haciendo alusión al pregón del año pasado de José Antonio, resulta, cuanto menos curioso, que él la primera vez que se vistió de penitente fue con un batiburrillo de túnica, fajín y capirote, de aquí y de allí. Yo me estrené como penitente de la Oración en el Huerto con una túnica del Santo Entierro, que era de mi primo Antonio Nieto. Creo, si la memoria no me falla, que aquel momento intentó inmortalizarlo Paco el fotógrafo durante la estación de penitencia (como siempre mamá, mi memoria y yo).

En la niñez también vestí el manto azul de samaritana, cántaro en mano, de la cofradía de la columna, allá por finales de los 80 cuando procesionaban en martes santo por la noche. Creo que pocas niñas de aquella época no lo han hecho, aquello fue toda una tendencia.

Procesionaba todavía la antigua imagen del Cristo de la columna y, si no recuerdo mal, los cántaros, mantos y demás enseres se recogían en el patio de una casa de la calle ancha.

No puedo olvidarme, hermana de la Virgen de la Amargura desde el día en que nací, como siempre recalcaba mi abuela. Tradición que sigo y seguiré en honor a su memoria.

De aquellos años también nuestras cruces de madera, hechas por mi tío Antonio Nieto, que después han usado mis hijas, Andrea y Jimena. Las guardo con gran cariño con la esperanza de que en un futuro más descendientes las sigan usando.

El paso de los años fue cambiando mi forma de participar en la semana de pasión. Llegó el momento de pinchar claveles blancos y rojos en alambre, para las ánforas de la Virgen de la Esperanza y el monte de Ntro. Padre Jesús en la Oración en el Huerto. Unas veces en casa de Mari y otras veces en la casa de Andrés. Un ir y venir incesante de la casa a la iglesia, de la iglesia a la floristería de Salva y Mari y vuelta a empezar. Todo ello la mañana de antes.

Los años lo van cambiando todo, ya no se pinchan claveles... Pasan las modas, pero Jesús y María permanecen.

Llegada la etapa universitaria, resulta más difícil participar en todos estos menesteres, pero no, por ello, evita mi cita ineludible con nuestros titulares la noche del miércoles. Túnica, capirote, fajín y vela, a la fila y guardando dos metros de distancia. Tarea tan difícil de respetar cuando es momento de reencuentro con la familia y los amigos que viven fuera, para sufrimiento de los hermanos encargados de mantener el orden en las filas.

Después, el matrimonio y las hijas, pero túnica, capirote, fajín, vela y carrito. Hasta el momento presente que somos tres penitentes en lugar de uno; aunque mucho me temo que en breve periodo de tiempo perderé una penitente para ganar una costalera, el tiempo lo dirá… Lo que sí deseo fervientemente que

sigan siendo Oración y Esperanza.

(Siempre la Esperanza)

Van pasando los años y un regalo de cumpleaños y la casualidad le dan a la Semana Santa otro cariz, la fotografía cofrade. El azar quiso que Diego Delgado viera una foto que les había tomado a los hijos de mis primos Antonio y Maribel. Los niños; Antonio, Ana, Antonio y Alejandra, estaban en el balcón disfrutando de la llegada a la plaza del Cristo de la Columna y Ntra. Sra. de la Caridad y Piedad.

De esa instantánea partió el ofrecimiento de colaborar, humildemente y de forma totalmente aficionada, en su blog “Incienso, cera y flor”. Cooperación que perdura y que me ha llevado a disparar, objetivo en mano, en diversas estaciones de penitencia, magnas, salidas extraordinarias, festividades, todo ello con la paciencia infinita de mi marido y mis hijas.

El mundo cofrade abre caminos a nuevas amistades de hermanos de la Borriquilla, la Salud, el Prendimiento, la Humildad, Santo Entierro, Resucitado, columneros, nazarenos, expirantes… Cada uno con sus quereres, pero todos en uno para engrandecer, exaltar y acompañar cada uno de los instantes de la Semana de Pasión. Todos a una para colaborar con lo que precise nuestra comunidad.

No me olvido de mis compañeros de alegrías, sinsabores, nervios y todos los sentimientos que afloran cuando formas parte de una cofradía. Mis CORAZONES VERDES, como me gusta llamarlos.

No quiero dejarme a nadie: Vicente, Mari (nuestra Mari Gumer), Rafi, Mari Chiclana, Juan Luis, Mari Carmen, Antonio, Jose, Emilio, Diego, Juan Antonio, Seba, Pedroma y, por supuesto, Juani Benítez, que una tarde me llamó para formar parte de la nueva directiva y, ante mi indecisión, tiró de sangre para convencerme, de mi abuelo, de lo contento que estaría.

Todas estas idas, venidas, desvelos… no habrían sido posibles sin el apoyo incondicional de mi amigo, mi compañero, mi confidente, mi marido Gustavo; que no dudó ni un segundo en enfundarse la sudadera verde para tirar del carro, en el sentido más literal.

Llegados a este momento, me gustaría hacer mención a la labor callada de tantas y tantas personas que han contribuido y contribuyen al engrandecimiento de nuestra Semana Santa. Sin hacer ruido, sin que se note su presencia, como si nadie hubiera tocado nada, como por arte de magia, pero de magia… nada, mucho trabajo y mucho arte realmente.

Camareras, mayordomos, vestidores que tanta devoción y mimo ponen en el cuidado de nuestros titulares. Hermanos silenciosos que con sus manos invisibles dotan de vida las imágenes.

La voz sabia de los hermanos y hermanas más veteranos cuando surge un desencuentro, una desavenencia, que nos dice: ¡A callar y trabajar, que esto se hace en un momento! ¡No hay que comentar…, todos somos uno!

A veces no valoramos su presencia silenciosa, discreta, pero ellos, más que nadie, nos demuestran cuál es el espíritu y el sentimiento que debe guiar al cofrade. Todos somos uno, cada uno de nosotros está aquí para sumar, para ser generadores de sinergias y positividad. Todos somos piezas necesarias en el engranaje de la Iglesia, de nuestra comunidad.

Y sin darnos cuenta hemos llegado a 2023 y la última cuenta atrás tomó inicio el día de la “mudá”. Un hervidero de gente en la plaza, en las calles aledañas, en el centro parroquial y en el templo.

Salida de bancos, entrada de tronos, primeras “levantás” y todos, da igual el color de la túnica y el nombre, todos a una. Con cariño, con respeto y hermandad todos seremos testigos de una nueva Semana de Pasión.

Con sus nervios, sus imprevistos y con la mirada puesta en la predicción del tiempo, minuto a minuto durante toda la semana. Conversaciones meteorológicas dignas del propio José Antonio Maldonado o de Mario Picazo, para los más jóvenes.

Entre aroma y aroma… el incienso, las flores, y los sonidos… el tambor, la corneta; con tan solo evocarlo el vello se eriza. Qué alegría y emoción que desde el pasado año volvamos a disfrutar, en todo su esplendor, de Nuestra Semana de Pasión, Muerte, Enterramiento y Resurrección. La semana más grande para nosotros los cristianos donde se muestra la grandeza de Jesucristo.

Al sonido del llamador y a la voz de “¡Todos por igual!” todo empieza un año más. Se asoma San Juan al dintel de la Asunción, precediendo a nuestro Padre Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén. “La Borriquilla” comienza su estación de penitencia y, así, da inicio el Domingo de Ramos.

(Acordes del Himno de España)

El rumor del racheo de los jóvenes que ponen pies a esa borriquilla y la dotan de un movimiento natural, real a los ojos de todos aquellos que se agolpan en la plaza para contemplar la salida.

El viento meciendo la palmera y las vestiduras de Jesús.

Salida triunfal a su pueblo de Jódar que los espera.

Y muy de cerca, su madre, Ntra. Sra. de la Paz, sigue los pasos de su hijo, sabe que ha de acompañarlo; ahora en un camino de palmas y mantos que tornará en un sinuoso calvario.

“He aquí que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte, y lo entregarán a los gentiles; lo escarnecerán, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán, mas tres días después resucitará” (Marcos 10, 33-34).

Llegará la tarde y acompañaremos por primera vez a Ntro. Padre Jesús Cautivo en su prendimiento por el barrio de Fátima.

“De nuevo, el Sumo Sacerdote lo interrogó y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús respondió: Yo soy. Y veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poder, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces, el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Qué necesidad tenemos ahora de testigos? Vosotros acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece? Y ellos todos sentenciaron que Él era reo de muerte” (Marcos, 14, 6164).

El lunes santo Nuestra Señora de la Salud en su Misericordia y Amparo pondrá los pies en nuestras calles. Acompañada en buena parte por los sanitarios que forman parte del grupo parroquial y el resto de hermanos. Salud, plenamente conscientes ahora, después de los años vividos, de que es esencial para el desarrollo de nuestra vida física y emocional.

Salud que pasea por las calles de la parroquia de Fátima, calles deseosas de disfrutar y vivir los pasos penitenciales.

Martes santo de silencio y recogimiento. El Cristo de la Fe y el Consuelo recorrerá las calles de la parroquia de Fátima en su Vía Crucis. Miradas tímidas y calladas desde puertas y ventanas, la noche envuelve el cortejo.

Las calles de nuestra localidad también son testigo del “Lignum Crucis”. Sobriedad y silencio roto por los “Radicales del bombo” que con su toque fúnebre anuncian la llegada de la cruz. Así como el son de trompeta en cada una de sus estaciones que anuncia

un paso más en el calvario.

(Toque de trompeta, Silencio)

“Salió y marchó, como de costumbre, al Monte de los Olivos, y sus discípulos lo acompañaron. Cuando estuvo en ese lugar, les dijo: “Rogad que no entréis en tentación.” Y se alejó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y, habiéndose arrodillado, oró así: “Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Y se le apareció del cielo un ángel y lo confortaba. Y entrando en agonía, oraba sin cesar. Y su sudor fue como gotas de sangre, que caían sobre la tierra. Cuando se levantó de la oración, fue a sus discípulos, y los halló durmiendo, a causa de la tristeza. (San Lucas 22, 39-46).

Miércoles santo, noche casi siempre ventosa, que acompaña a Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de la Esperanza. Jesús en oración acompañado de los apóstoles dormidos; Pedro, Santiago y Juan, y del ángel Egudiel, preludio de la pasión en ciernes.

Y su madre que sigue esperanzada, no quiere ver el sufrimiento de su hijo, arroja tres lágrimas que surcan sus mejillas. Esperanza morena que a paso de costal no

pierde de vista a sus hijos.

(Esperanza, Pasión Galduriense )

La mañana del jueves nos espera, con Nuestro Padre Jesús en la Columna y Azotes y María Santísima De Caridad y Piedad. Bien de mañana las calles ya respiran la llegada al centro neurálgico de los días de pasión.

“Entonces Pilato, queriendo satisfacer a la turba les dejó en libertad a Barrabás; y después de haber hecho flagelar a Jesús, lo entregó para ser crucificado.” (Marcos 15, 15).

Avanza el cortejo por nuestras calles entre la muchedumbre expectante que ansía la llegada a la cuesta de Perillo para, un año más, con la misma ilusión de siempre escuchar el “¡GUAPA, BONITA, GUAPA!” que llevará en volandas a Nuestra Señora de la Caridad y Piedad hasta la plaza para realizar el encuentro final con su hijo antes de la siguiente estación.

Anochece y la luna llena aparece en el cielo para anunciar la salida del Santísimo Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de la Fe y el Amor.

“Luego los soldados trenzaron una corona de espinas, que le pusieron sobre la cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura. Y acercándose a Él, decían: “¡Salve, rey de los judíos!” y le daban bofetadas”. (Juan, 19, 2-

3).

Y con inmenso amor Ntra. Sra. de la Fe se encontrará con su hijo en Andaraje, con los penitentes y viandantes como testigos de uno de los momentos más especiales de esta noche junto con el paso por la calle de los molinos.

La madrugada nos trae la llamada de un hermano nazareno a la puerta de la parroquia de la Asunción de Ntra. Señora, oscuridad, y, al abrir sus puertas, aparece Nuestro Padre Jesús Nazareno con su andar pausado y su cruz a cuestas. La sombra de la cruz se proyecta ante nosotros.

Los tambores con el toque a muerte que se aproxima, las promesas, el sonido de los pies encadenados y la música de capilla siguen sus pasos.

“Entonces se lo entregó para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y Él, llevándose su cruz, salió para el lugar llamado “El Cráneo”, en hebreo Gólgotha”. (Juan 19, 16-17).

El manto de la noche cubre a María Santísima de la Amargura que, mirando al cielo, ora siguiendo, amargamente, los pasos de su hijo. Este año, por primera vez, acompañada en su paso por San Juan que vierte sus lágrimas junto a la que en breves horas también será su madre.

(Mi Amargura)

El amanecer nos trae el ansiado momento de “La Verónica”, el pueblo de Jódar os espera. Como siempre, a pie quieto, algunos con lágrimas en los ojos y la piel de gallina. Se muestra el “Santo Rostro”, siguiente estación la crucifixión.

Llega la tarde del Viernes Santo y, con ella, la Expiración. La imagen de Jesús en su último aliento cruza la puerta de la parroquia, poco a poco, a paso corto, a paso lento…

“Era ya alrededor de hora sexta, cuando una tiniebla se hizo sobre toda la tierra hasta la hora nona, eclipsándose el sol; y el velo del Templo se rasgó por el medio. Y Jesús clamó con gran voz: “Padre, en tus manos entrego mi espíritu.” Y, dicho esto, expiró”. (Lucas, 23, 44-46).

El color rojo invade las calles y Nuestra Señora del Calvario en su Mayor Dolor y María Magdalena lloran su muerte. El cuerpo de hermanas costaleras mecen su pena.

En su caminar, el encuentro en el Santo Cristo, momento de emotivo recogimiento.

La noche nos cubre. Con solemnidad y ceremonia el pueblo espera la salida del Santo Entierro.

“Y habiéndolo bajado, lo envolvió en una mortaja y lo depositó en un sepulcro tallado en la roca, donde ninguno había sido puesto” (Lucas, 23, 53-54).

Cuatro tambores, uno en cada esquina del paso, acompañan a Jesús Yacente y anuncian el luto.

Nuestra Señora de los Dolores y Soledad, solemne en su caminar, inicia el duelo por la muerte de su hijo.

Oscuridad en la Plaza de España, anuncio de la llegada de la comitiva. Velas encendidas para acompañar la oración de la cofradía en este momento clave de su estación de penitencia. Recogimiento y oración ante la imagen del cuerpo inerte de Jesús.

Llegará el sábado y la noche nos traerá los braseros encendidos en la puerta de las parroquias de nuestra localidad. Su resplandor disipa las tinieblas e ilumina la noche. El repique de campanas nos anuncia que ha resucitado.

El sol nos recibe en un nuevo día y es el turno del grupo parroquial de Jesús Salvador Resucitado. El sonido de las campanas de cerámica, en manos de los niños, proclaman con alegría la buena noticia.

“Y de repente Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Salud!” Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo: “No temáis. Id, avisad a los hermanos míos que vayan a Galilea; allí me verán.” (Mateo, 28, 9-10).

(La Virgen del Buen Fin)

Un largo recorrido que llevará a Jesús Resucitado a las puertas de la ermita de Fátima, las campanas de nuevo alegres. ¡Qué alegría María, madre de Fátima, cuando ves a tu hijo aparecer triunfante ante ti!

La algarabía y el regocijo nos acompañarán durante toda la Pascua de Resurrección.

Tras todo lo acontecido y recordado, si tengo que elegir un son que resuma y describa los sentimientos que, cada año, despierta en mí la Semana Santa sería… (La saeta)

 
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