Motivos para el 8M

Córdoba

Andalucía cierra el mes de febrero con casi 750.000 personas desempleadas. El 61% de ellas son mujeres. El paro azota especialmente a las mayores de 44 años. El desempleo es una línea ascendente para nosotras desde la mayoría de edad hasta la última etapa activa.

Y esta línea, la que separa la riqueza y la autonomía de la pobreza y la dependencia, es difícil de borrar. Está escrita con la tinta de toda la historia.

Las cifras del Ministerio de Trabajo no reflejan problemas aún más graves y sutiles. Seguimos asumiendo los cuidados, pagamos cara la maternidad, palpamos el techo de cristal y pisamos el suelo pegajoso. Incluso se está rebajando la calidad de los empleos en aquellas profesiones en las que pasamos a ser mayoritarias.

No estamos exagerando, recuerden a aquel representante médico de Andalucía que decía que la alta presencia de mujeres era un problema para la profesión.

Pero incluso entre la parte más vulnerable de la clase trabajadora, sufrimos la brecha. Es la feminización de la pobreza. Porque todos llegan a sufrir la temporalidad, pero la parcialidad principalmente la asumen ellas. Las limpiadoras, las trabajadoras de ayuda a domicilio, las dependientas... Ocupan el 75% de este tipo de contrataciones. Cobran menos del salario mínimo interprofesional. Y el resto de la jornada asumen las cargas del cuidado, un trabajo no reglado que para el sistema no existe.

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El próximo 8 de marzo se llena de muchas luchas. Pero la de reivindicar que las mujeres trabajadoras puedan llegar a fin de mes, de manera independiente, es esencial. Y después vendrán otras, como no asumir el 85% de las excedencias por cuidados, prosperar, elegir, proyectar y participar en igualdad de condiciones. Por ellas, por nosotras, nos encontraremos en las calles.