Maestro Ruzafa: "Granada tiene que mirarse más el ombligo, se lo tiene que creer"

Granada

Controvertido, coqueto, resuelto. Su mera presencia genera atención. Miguel Sánchez Ruzafa (Sax, Alicante, 1.956) llegó a Granada el año que murió Franco. Lo recuerda así en la entrevista por el "luto y el protocolo" que había de guardar en su vestuario durante muchos días siendo entonces un veinteañero sargento del Ejército recién llegado de Alicante. "Vine en busca del calorcito de Andalucía, imagina lo que yo sabía de Granada", dice Ruzafa entre risas recordando cuando eligió destino militar entre varias vacantes en España.

Catedrático de Armonía, detalla en la entrevista el proceso selectivo por oposición que le permitió acceder a la dirección de la Banda Municipal de Música de Granada -"y no me querían, pero no se presentaba nadie"-, cargo que ha ostentado desde 1984 hasta 2019, años en los que se ha sumergido en la vida social y cultural de Granada.

Después de muchas noches de verbenas, tardes de toros, corpus, zarzuelas y cientos de celebraciones de toda consideración, Ruzafa diagnostica que "Granada tiene que mirarse más el ombligo, creer más en sí misma, se lo tiene que creer porque tiene muchísimas posibilidades, también en la música".

También habla de política y de políticos; de su compromiso con la investigación, con rescatar música y músicos sepultados por el tiempo; y se adentra en su creación artística, en partituras como 'Palio Blanco', dedicada a la Virgen de la Aurora, que se ha convertido en una pieza de culto de la Semana Santa de Granada, pero también de Sevilla y otras latitudes. "No es mi mejor obra", dice Ruzafa, pero sí la que más ha llegado, "y no se bien el motivo; si lo supiese lo habría repetido".