Ya es Zambomba en Jerez
La periodista Ana Huguet ensalza en su columna de 'La Ventana Andalucía' esta fiesta prenavideña declarada Bien de Interés Cultural
La columna de Ana Huguet: "Ya es Zambomba en Jerez"
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Jerez
No seré yo quien les agüe este lunes con apariencia de viernes. Entre otras cosas porque en la tierra desde la que les hablo nada más empezar diciembre las facturas de la luz se esfuman en hogueras prendidas en barriles de aceite, la insufrible escalada de precios se empapa en un buen oloroso, la incertidumbre por el nuevo año se soporta con compás y el palo que ya encajamos por la subida del euríbor se cambia por carrizo.
No conozco una tierra que viva diciembre como lo hace Jerez. Aquí ya ha comenzado el periodo oficial de Zambombas, una fiesta declarada Bien de interés Cultural que transforma la ciudad en cante y baile de villancicos flamencos -ya sean clásicos, satíricos o burlescos- que acaban hasta por bulerías.
Solo este puente de la Constitución y la Inmaculada las zambombas se cuentan por cientos. Son diurnas o nocturnas, en peñas o en hermandades, a cubierto o en plazas, en bares o en casas, minoritarias o masivas. La esencia es la misma.
Su origen se remonta al S.XVII, a los patios de vecinos de los barrios de Santiago y San Miguel en los que familias enteras plantaban cara al frío cantando a la Navidad en los corrales de las casas alrededor de una hoguera hecha en un cubo de metal. En el centro, la zambomba, el nombre del instrumento que da nombre a esta fiesta.
Con el paso de los años también se ha profesionalizado. La mayoría de los cantaores coinciden en que Parrilla de Jerez fue quien primero la exportó. Le siguieron La Paquera, Fernando Terremoto, Joaquín el Zambo, La Macanita, El Torta, Fernando Moreno o Luis de Perikín. Ya la puedan disfrutar en casi cualquier lugar de España, pero yo les recomiendo que, al menos una vez en la vida, la vivan en Jerez. No les va a defraudar.