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Cuarenta años del accidente aéreo más grave ocurrido en Málaga: "Huía del avión pero regresé para ayudar"

El DC-10 de la compañía Spantax se estrelló provocando la muerte de 50 personas y 222 heridos. Un superviviente, Javier Chapa, relata en la SER como recuerda el siniestro aquel 13 de septiembre de 1982

"Salté sobre los asientos pensando que el avión iba a explotar" Javier Chapa, superviviente del accidente aéreo

"Salté sobre los asientos pensando que el avión iba a explotar" Javier Chapa, superviviente del accidente aéreo

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Málaga

"En cuestión de instantes todo se llenó de humo. Me tiré al suelo pero al ver las llamas saltó sobre los asientos hasta llegar a una puerta de emergencia. Me lancé desde dos metros de altura y empecé a correr para alegarme del avión. Pero a los pocos segundos me paré y decidí regresar para ayudar a quienes intentaban escapar". Es el testimonio -emocionado al recordarlo- de Javier Chapa, uno de los supervivientes del peor accidente aéreo que se ha registrado en la historia de Málaga y que provocó -el 13 de septiembre de 1982- un total de 50 fallecidos y 222 heridos.

El vuelo charter de la compañía Spantax, que había salido por la mañana de Madrid para hacer escala en Málaga, donde recogió a turistas que finalizaban sus vacaciones en la Costa del Sol, para viajar posteriormente a Nueva York, se estrelló poco antes de las diez de la mañana a unos 400 metros de la pista.

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga / Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Gobierno de España

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga / Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Gobierno de España

Un total de 381 pasajeros y trece tripulantes sufrieron un accidente que conmocionó a la ciudad. El comandante del aparato DC-10 notó una fuerte vibración cuando estaba a punto de despegar. Ante estos problemas decidió abortar el ascenso cuando quedaban 1.300 metros de pista. La aeronave se salió de ésta, colisionó con una caseta de hormigón, rompió la malla metálica del aeropuerto, atravesó una carretera donde produjo daños a dos turismos y una furgoneta, cuyo conductor resultó herido grave; y chocó con la estructura de una nave agrícola. Se derramó combustible y comenzó un fuego que destruyó el aparato. Se salvaron 343 personas.

El avión terminó envuelto en llamas tras el accidente ocurrido poco después de las diez de la mañana el 13 de septiembre de 1982

El avión terminó envuelto en llamas tras el accidente ocurrido poco después de las diez de la mañana el 13 de septiembre de 1982 / Agencias

El avión terminó envuelto en llamas tras el accidente ocurrido poco después de las diez de la mañana el 13 de septiembre de 1982

El avión terminó envuelto en llamas tras el accidente ocurrido poco después de las diez de la mañana el 13 de septiembre de 1982 / Agencias

Según el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes de Aviación Civil la causa del siniestro fue el desprendimiento de la banda de recauchutado de la rueda derecha del tren de morro. El piloto, con 17.000 horas de vuelo, aseguró que hizo lo que debía. Prefirió no despegar porque creía que el avión no remontaría y las consecuencias podrían haber sido aún peores.

Cuando se conoció el suceso unos 1.500 malagueños acudieron a donar sangre y el personal sanitario que se encontraba de baja o vacaciones se incorporó para colaborar. El dolor era evidente entre los supervivientes y sobre todo en los familiares de los fallecidos. Lo que iba a ser el fin de unas vacaciones, o un día de trabajo más, fue el final de la vida para 50 personas.

"Ayudé, dentro del avión, a pasajeros pero quizás para yo poder escapar"

Javier Chapa, pintor artístico de profesión, reside en Valencia. Al recordar lo ocurrido aquel lunes, 13 de septiembre de 1982, se emociona. "Me cuesta mucho trabajo poder contar aquella dramática experiencia". Tenía 25 años y viajaba en la penúltima fila del aparato donde, tras el incendio, murió el grueso de las 50 víctimas del siniestro. "Yo iba solo, sin familiares. En cuestión de instantes aquello vibraba mucho; algo cayó del techo y por las ventanillas se veía el intenso humo y algunas llamas. Me agaché para evitar tragar el humo pero, en un momento dado, saltó por los asientos para intentar llegar a una puerta" relata Chapa.

Estado en el que quedó el aparato tras su incendio en 1982

Estado en el que quedó el aparato tras su incendio en 1982 / El País

Estado en el que quedó el aparato tras su incendio en 1982

Estado en el que quedó el aparato tras su incendio en 1982 / El País

"A mi paso ayudé, dentro del avión, a algunos pasajeros a levantarse del suelo pero quizás lo hice para yo poder avanzar y salir de allí porque temía que el aparato iba a explotar" cuenta el sobreviviente. "Cuando llegué a una de las puertas de emergencia la empujé con fuerza y tuve que saltar desde unos dos metros de altura. Corrí para alejarme del avión pero, en segundos, decidí regresar para ayudar a quienes también intentaban huir porque había gente mayor". "No me considero, para nada un héroe. Fue puro instinto. Se vivieron momentos muy dramáticos. Nos llevaron después a un hotel donde -las autoridades- nos hicieron muchos entrevistas; y esa mismo noche decidí tomar otro vuelo para seguir con mi viaje. Aquel vuelo hacia Nueva York fue también muy raro", explica Chapa. "He vuelto a viajar en avión después, incluso he regresado a Málaga. Nunca jamás olvidaré lo ocurrido", relata.

Numerosos bomberos ayudaron en las labores de rescate y sofocaron las llamas

Numerosos bomberos ayudaron en las labores de rescate y sofocaron las llamas / Archivo bomberos Málaga

Numerosos bomberos ayudaron en las labores de rescate y sofocaron las llamas

Numerosos bomberos ayudaron en las labores de rescate y sofocaron las llamas / Archivo bomberos Málaga

Así fue el accidente

La aeronave McDonells Douglas DC-10-30-CF de la compañía SPANTAX, matrícula EC-DEG tenía previsto realizar un vuelo chárter, con el número 995 desde Madrid hasta el aeropuerto J.F. Kennedy de New York (EE.UU), con escala intermedia programada en Málaga.

Tras la escala en el Aeropuerto de Málaga el avión partió de nuevo hacia la cabecera 14 de la pista para despegar en dirección sureste. El despegue se inició con normalidad segundos después de las diez de la mañana, hasta que la tripulación comenzó a sentir fuertes vibraciones que aumentaron fuertemente con la velocidad y la tripulación decidió abortar el despegue. Pero el aparato no tuvo pista suficiente por delante para frenar y se salió por el final de la pista a una velocidad de unos 204 kilómetros por hora. Colisionó con una caseta de hormigón que formaba parte del sistema ILS, donde perdió el motor tres, atravesó la verja metálica del aeropuerto, pasó la N-340 colisionando con tres coches y se detuvo a 450 metros de la pista.

Después del golpe y detención del avión todos los ocupantes sobrevivieron, pero se produjo el incendio del combustible cargado para atravesar el Atlántico, incendio en el que perecieron 47 pasajeros y tres miembros de la tripulación. Otros 334 pasajeros y diez miembros de la tripulación sobrevivieron, 110 de los cuales fueron hospitalizados. Algunos especialistas incluso han recreado como se produjo el siniestro tal como se puede ver en el siguiente vídeo elaborado por Mauricio PC.

La investigación del siniestro

Las causas del accidente se atribuyeron a la decisión de la tripulación de abortar el despegue en una fase que hacía imposible frenar el avión. Pero lo cierto es que la vibración que llevó a los pilotos a tomar esa decisión, se debió al fallo del tren de aterrizaje, que había sido recientemente recauchutado. Igualmente, la tripulación no había recibido entrenamiento para fallos distintos al de motor, como era este caso.

Aunque no se nombra en el informe, en las publicaciones del El País, se hablaba en aquella época de la mala situación de la compañía aérea que le llevaba a intentar un ahorro de costes, abusando de las horas de trabajo de las tripulaciones, y de las reparaciones de mantenimiento rápidas y poco precisas. Incluso el avión accidentado tuvo antecedentes los meses previos al siniestro como, por ejemplo, pérdidas de aceite.

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga / Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga

El avión se estrelló a unos 450 metros del final de la pista del Aeropuerto de Málaga / Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana

Según el informe final, los bomberos llegaron cinco minutos después del accidente y atendieron, al menos, a 15 personas. Igualmente relata como existen fotografías de supervivientes que hicieron mientras parte del pasaje a bordo aún desembarcaba y los bomberos sofocaban las llamas del avión. Algunos ocupantes relataron que no les daba confianza la compañía por el trato recibido y por la propia infraestructura. El vuelo salió con una hora de retraso.

Jesús Sánchez Orellana

Jesús Sánchez Orellana

Director de contenidos de SER Málaga. Cubre además la información turística para la Cadena SER en Andalucía....

 
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