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San Fernando 0’0

El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la supresión del carácter festivo del día de San Fernando y la evolución de una ciudad en exceso sacrificada por el turismo

Carlos Navarro Antolín, colaborador de Radio Sevilla

Carlos Navarro Antolín, colaborador de Radio Sevilla

Carlos Navarro Antolín, subdirector del Diario de Sevilla

02:10

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Sevilla

Día de San Fernando. Lectivo. Laborable. El cromo del Patrón se cambió por una jornada de libranza en Feria. Malos tiempos para el Rey Santo, del que se conoce su obra o no se ve más allá, en el mejor de los casos, que una escultura que sale en el Corpus sosteniendo una espada en una mano y la bola del mundo en la otra.

No se valora lo que no se conoce. No se quiere ni se defiende lo que no se valora. San Fernando nos introdujo en la Europa moderna. Somos hoy lo que somos en buena medida por San Fernando. Pero hoy valoramos mucho más los números, el consumo, el corto plazo, la estadística.

Descafeinamos San Fernando como tantas otras cosas que nos hacen distintos como ciudad, diferentes en el mundo, ricos en patrimonio material e inmaterial.

Sevilla se vulgariza cuando da la espalda a su historia, sus grandes personajes, su trama urbana, su histórico caserío, su concepto de fiestas mayores vividas en paz y abiertas a todos, sus bares donde se convive (o se convivía) en armonía de pie y en plena calle...

Temo que estamos sacrificando demasiadas cosas en el altar de un turismo masivo, de un consumismo que devora nuestro sello, de los intereses de multinacionales que poco saben ni de San Fernando ni del placer de una cerveza saboreada en la puerta de un bar sin molestar a nadie.

Todos a cenar a las de ocho de la tarde. Sentados como en un presidio después de hacer cola de espera. Obligados al plato o la ración. Las tapas han quedado para los zapatos.

San Fernando es una calle por donde pasa el tranvía, un señor montado a caballo donde se posan las palomas en la Plaza Nueva, el titular secundario de alguna cofradía, la agrupación de peñas futboleras de un club. En definitiva, San Fernando versión 0’0, un santo en reducción, como las especialidades de esa nueva cocina cada vez más vieja. ¿Por qué no podemos crecer sin renunciar a nuestros valores de siempre? No podemos conformarnos. La historia de esta ciudad merece hoy ciudadanos más exigentes

 
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