Sociedad

Diez detenidos por explotar sexualmente a mujeres en varios pisos de la provincia de Valencia

Se ha liberado a ocho víctimas, que habían sido engañadas con promesas de trabajo en España, y después fueron obligadas a prostituirse

Cadena SER

Valencia

La Policía Nacional ha desarticulado en la provincia de Valencia una red de proxenetas de origen sudamericano que explotaba a mujeres, sobre todo colombianas, en pisos de citas.

Según informó la Policía este viernes, en la operación han sido liberadas ocho mujeres y detenidas 10 personas en Valencia, La Coruña y Zaragoza.

Las víctimas, mujeres de origen colombiano en su mayoría, eran captadas en su país en las redes sociales con engaños, ya que se les ofrecían trabajos legales y dignos en España. Una vez en nuestro país eran obligadas a prostituirse en los citados pisos, donde una de ellas llegó a ser violada por uno de los clientes sin que ningún miembro de la organización lo impidiera.

En la operación se han intervenido 21.450 euros en metálico, varios teléfonos móviles y videocámaras de vigilancia, así como documentación de interés para la investigación.

Potenciadores sexuales

La investigación policial se inició gracias a una denuncia que alertaba de la posible existencia de un grupo criminal conformado por ciudadanos sudamericanos dedicados, presuntamente, a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, tráfico de drogas y prostitución. Las indagaciones realizadas por los agentes constataron la existencia de esa organización, asentada en la provincia de Valencia pero que anteriormente había operado en las provincias de La Coruña y Zaragoza.

Los pisos donde el entramado criminal prostituía a sus víctimas contaban con sistemas de video vigilancia que permitían controlar todos sus movimientos. Las mujeres eran obligadas a anotar en cuadernos los servicios que realizaban, incluido el método de pago, que podía ser en metálico, a través de plataformas de pagos móviles o mediante tarjeta de crédito. Esa relación de servicios y el dinero en metálico recaudado debían introducirlo en sobres con sus nombres y depositarlos en buzones que el entramado había instalado en cada uno de los pisos. De manera periódica, los explotadores recogían los sobres apropiándose del 40 por ciento de cada servicio y entregando el resto a las mujeres, de tal modo que ellas no llegaban a disponer libremente del dinero que generaban.

La organización criminal incrementaba sus beneficios con la venta de sustancias estupefacientes y potenciadores sexuales a los clientes. Cuando éstos las solicitaban, las mujeres se ponían en contacto con miembros de la organización que se encargaban de su distribución y venta.

 
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