La náusea

León

Es muy probable que , a la hora en que escuchen estas aleluyas, los socialistas legionarios ya hayan desenvainado sus dagas y hayan comenzado las cuchilladas en la Asamblea que tiene que elegir el Nuevo Secretario General. Y digo cuchilladas porque las puñaladas ya lo hicieron hace tiempo.

Uno lee los papeles y el hedor le obliga a contener la náusea. Pisos patera con hasta 10 afiliados paracaidistas, guiñoles con carné que aterrizan en la capital, donde no se les conoce oficio ni beneficio , desde Camponaraya, Bembibre o Fuentesnuevas. Unos 200 que pueden decidir la suerte de esa elección. Métodos sicilianos, mafia pura que apesta en un partido que se dice heredero de una tradición ética, mientras la dirección nacional o autonómica silba y mira al tendido.

Llama a la perplejidad esta contumacia suicida, este por mis cojones tan ibérico, que reventará , si no lo ha hecho, ya las costuras de un proyecto propio para la ciudad de León y para la provincia, dejándonos de nuevo en manos de la colección de pesebreros paniaguados con dilatada experiencia en el servicio público tan conocida en el viejo Reino.

Es verdad que esta es una decisión que incumbe solo a la militancia, pero los daños colaterales nos llegan a todos, porque la cacería contra José Antonio Diez tiene su asiento en su compromiso con León , en la denuncia del abandono de los gobiernos ajenos y de los propios, y esa independencia se digiere mal entre un aparato que exige silenciosos corderos camino al matadero o a la siguiente lista electoral.