Espías y circos
El voto de Rufián ha sido irrelevante en dos asuntos trascendentales de la legislatura: la reforma laboral y el plan de respuesta a la guerra. Y la democracia española tiene más protagonistas, más soportes y más pilares que su partido. Afortunadamente
Barcelona
No prospera, de momento, la creación de una comisión de investigación parlamentaria para averiguar qué pasó con los espionajes. De entrada, esta negativa tranquiliza. Porque hasta hoy, esas comisiones del Congreso han sido, casi en todos los casos, un circo. Y si han sido serias, normalmente han servido para poco, como ocurrió con la dedicada a investigar si se había gestionado bien, mal o peor la Gran Recesión de 2008/2011. Es una lástima, pero así es la vida, y no es culpa de los ciudadanos, sino de sus señorías.
De modo que habrá que ir por pasos, y solo convocar esa comisión si antes no se han aclarado todas las cosas que hay que aclarar. "Antes" quiere decir: las explicaciones de altos cargos y otras sesiones de la Comisión de Secretos Oficiales. "Antes" quiere decir también la comparecencia del presidente del Gobierno. O sea, la comisión de investigación debería funcionar solo como un "último recurso" si no se ha aclarado previamente el agua.
A condición, claro, de que los diputados más exaltados no monten en ella un espectáculo a cuenta de nuestros derechos democráticos y de nuestra seguridad colectiva.
Mientras tanto, mesura. Gabriel Rufián, el aguerrido portavoz de Esquerra, dice que este asunto "no solo puede cargarse la legislatura, se puede cargar la democracia" también. Mejor no exagerar ni amenazar. El voto de Rufián ha sido irrelevante en dos asuntos trascendentales de la legislatura: la reforma laboral y el plan de respuesta a la guerra. Y la democracia española tiene más protagonistas, más soportes y más pilares que su partido. Afortunadamente.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...