No ha llegado la ambulancia
Por suerte, las desgracias son democráticas, y la necesidad de una ambulancia también puede golpear a quienes tanto se esfuerzan para que las ambulancas no puedan circular
"La línea roja" de Matías Vallés (02/05/22)
01:13
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No necesitábamos la película ‘Arde Notre Dame’ para entender por qué la catedral de París cayó pasto de las llamas, pero ha sido un útil recordatorio.
En concreto, el fuego se propagó porque los camiones de bomberos se quedaron atrapados en el tráfico de París en los momentos decisivos.
Y seguro que un experto nos añadiría además que los vehículos disponibles eran insuficientes.
Que faltaba dinero para camiones, vamos.
En la traducción del francés, también en Balears se nos dice que hemos de meter tanto tráfico en las carreteras como podamos.
De hecho, por estas fechas nos felicitamos de la llegada de miles de coches de alquiler.
Y de paso se nos anuncia que hemos de pagar indemnizaciones millonarias a especuladores urbanísticos por haberles desafiado, un dinero que lógicamente se detrae de otras inversiones públicas.
Igual que en París gritaron “no ha llegado el camión de bomberos”, aquí gritaremos en su día que “no ha llegado la ambulancia”.
No ha llegado por el colapso de las carreteras.
O no ha llegado porque no se ha podido comprar la ambulancia, había que pagar con fondos públicos a los expertos en pelotazos urbanísticos.
Por suerte, las desgracias son democráticas, y la necesidad de una ambulancia también puede golpear a quienes tanto se esfuerzan para que las ambulancas no puedan circular.
O para que no podamos pagarlas.