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La historia de Rusia metida en un tren: así es 'Compartimento Nº 6'

El director finlandés Juho Kuosmanen y la autora de la novela Rosa Liksom nos explican cómo crearon este viaje en tren por la Rusia de los ochenta y noventa a través del encuentro entre dos desconocidos, un hombre tóxico y una estudiante finlandesa, en 'Compartimento Nº 6', Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes

Fotograma de Compartimento Nº6 / cedida

Fotograma de Compartimento Nº6

Madrid

Lo que ocurre en un vagón de tren, entre los pasajeros de un viaje, resuena un argumento claramente cinematográfico. No era un tren, pero John Ford ya nos metió dentro de La diligencia. Ettore Scola hizo lo mismo en La noche de Varennes, pero en un carruaje y con varios personajes que huían del París de la Revolución Francesa. Toda Francia estaba representada en ese viaje. De alguna manera es lo que la escritora finlandesa Rosa Liksom trató de hacer en Compartimento nº 6, una novela sobre sus propias experiencias como viajera del transiberiano en los últimos años de la URSS, una metáfora de las relaciones entre Rusia y Finlandia

"Hice mi primer viaje transiberiano en 1986, luego en 1989 y luego en 2020. Tres veces. Yo estudiaba en Moscú antropología, durante ese periodo estaba al corriente de muchos científicos fineses que habían hecho ese viaje tratando de encontrar los orígenes de nuestra lengua. Hay muchos científicos que hicieron esa expedición y tenía la idea de algún día hacer ese mismo viaje. Era la época soviética y era imposible hacerlo. Así que cambié eso por ir a Mongolia en el transiberiano a buscar los petroglifos en Ulan Bator. Hice ese viaje cuando tenía 21 años. Fue fantástico y muy especial", cuenta la escritora en la SER.

Su compatriota, el director finlandés Juho Kuosmanen leyó la novela y quiso adaptarla. Su película, con el mismo título, ganó el Gran Premio del Jurado en Cannes. "Me gustó la historia de la novela que es la historia del encuentro con el otro. Es bastante humana y ha sido también el gran desafío de la historia de la humanidad. La idea de cómo entender a los demás, en este caso a los rusos", nos explica en una entrevista en la Cadena SER. Compartimento Nº 6 cuenta la historia de una joven finlandesa que toma un tren de Moscú para ir al yacimiento arqueológico de Múrmansk. Tendrá que compartir su compartimento con un desconocido, un tipo rudo y desagradable con el que acaba conviviendo.

Kuosmanen matizaba algunas cosas de la novela, cambios por mero pragmatismo y otros por mera decisión ideológica. Por ejemplo, el cambio de época. De los ochenta a los noventa. De la URSS a esa transición posterior. "Fue un cambio práctico. Al principio intenté que fuera esa misma época, pero cuando estábamos buscando los vagones y máquinas del transiberiano para hacer ese viaje a Mongolia, ya no se podían usar. No existían o no funcionaban. Los que había eran muy diferentes. Hicimos ese viaje, de Moscú a Múrmansk y vimos todos esos lugares y pensamos que no podíamos hacer pasar ese tren y ese viaje por el del transiberiano, hubiera sido muy estúpido insistir en ello. Más allá del tren, también ambientar la película en los ochenta implicaba cambiar mucho las calles, no teníamos tanto presupuesto para los edificios, calles, coches". Una decisión práctica que no podía traspasar una premisa, que la historia del viaje se contara sin teléfonos móviles. "Han cambiado el modo en que viajamos y ya no podríamos contar esta historia".

Con un tono diferente, mucho menos romántico, más introspectivo, Kuosmanen ha hecho su propio Antes del anochecer, la película de Linklater, pero con una capa humanista, política y visual más penetrante. "Diría que no es muy común esto que ocurre en la película verlo hoy. Pero sí creo que es una cuestión eterna, la del encuentro con el otro, a pesar de que no hablemos tanto de ello". La masculinidad tóxica del personaje, que interpreta el actor Yuriv Borisov, contrasta con la timidez y despreocupación de la joven, a la que interpreta Seidi Haarla. A diferencia de la novela, donde él es un ex convicto, un hombre que asesinó a su mujer que acude a trabajar como constructor a Siberia, en la película, es un tipo con un lenguaje soez pero ahí se queda su pecado. El personaje femenino es más que un espejo en la película. Es una joven que ha visto la vida nocturna de la capital, que estudia arqueología y que tiene una situación económica resuelta. Hay también una dimensión de clase y de prejuicios en el relato.

"Había un submundo criminal en Rusia y yo quería estudiarlo. Algo que empezó al final de la URSS, que continuó y que todavía continúa, solo eu hoy lo llamamos mafia. Era importante que tuviera un lenguaje muy rudo, el que usaban en un campo de prisioneros. Y luego enfrente está esta chica joven que es el espejo de la chica y al revés, ella el espejo de él. No sabemos mucho de él, porque a quien se retrata todo el rato es a él", explica la escritora.

Dice Kuosmanen que hay varios elementos que han cambiado el relato. "Sí es cierto que hay muchas cosas que han cambiado en estos años, después del Me Too, sobre todo en cuanto a la concepción de la masculinidad tóxica, pero también como consecuencia de la pandemia. Y luego tenemos que sumar el ataque de Rusia a Ucrania, pero hay algo de la película que yo concebí que sigue siendo importante y relevante, el choque entre dos clases sociales". Reconoce también que ha tenido críticas por el perfil masculino. "Una amiga me reprochó que estaba retratando a un depredador sexual. Le dije que era una manera de verlo, pero yo lo que quería mostrar es a un tipo que se hace pasar por alguien así, pero en realidad es un tipo bastante torpe, más que un tipo peligroso. Está más aterrorizado de lo que parece", justifica el director"

Compartimento Nº 6 es su tercera película. Fue su anterior trabajo, El día más feliz de la vida de Olli Mäki, sobre el famoso boxeador finlandés la que le puso en el mapa cinematográfico europeo. Ya ganó premio en Cannes, en la sección Una cierta mirada, con este retrato en blanco y negro que unía un romance, el boxeo y un estudio también de las relaciones entre dos países, Finlandia y Estados Unidos. Esos elementos -salvo el boxeo- se mantienen en este nuevo filme. Hay una historia de amor, que no es exactamente amor romántico o, al menos, no lo parece. "Es el encuentro con el otro, una constante en la historia de la humanidad", explicaba. Hay también una historia entre países, entre Finlandia y Rusia, con una historia geopolítica común.

En la novela se habla de muchos temas, de Rusia, de la relación de una mujer, la dimensión del viaje en tren, la relación entre Finlandia y Rusia. "Podemos entender que el hombre representa Rusia y ella, Finlandia y vemos todas las complejidades de ambos países a lo largo de la historia, nosotros fuimos parte de Rusia, luego ya logramos la independencia y tenemos una frontera común. El tren es también como un personaje más", decía la autora que está encantada con la adaptación cinematográfica. Dice que el director ha sabido qué quitar sin cambiar la esencia del libro, hablar de las peculiaridades culturales, de los prejuicios y de la relación con los otro. "Creo que la novela es más melancólica, aunque hay esperanza también, creo que en la película la melancolía desaparece y está llena de esperanza", añade.

En lo formal, Kuosmanen nos introduce en el tren. Viajemos con los dos personajes y con el resto de pasajeros que va cruzándose en el camino. La intransigente azafata rusa, el músico finlandés, la familia que come en el vagón restaurante, etc. También conocemos la historia de la protagonista, lo que le perturba, pero sin flashbacks, con el recurso de una cámara de vídeo en la que repasa sus recuerdos. "Los flashbacks eran uno de los elementos de la historia y uno de los que cambia de la novela a la película. En la película debían estar motivados de otra manera que en la novela, donde es más fácil fragmentar el relato. Queríamos contar la historia de manera lineal y entonces volver al pasado complicaba ese proceso, porque si de repente cambias todo y cortas y vuelves al pasado, da la sensación de que ha sido una decisión del director, pero no algo orgánico de la historia. Sino de que estás controlado y manipulado por el realizador. Quería que el espectador estuviera todo el rato con los personajes en ese tren y con demasiados flashbacks eso no lo podía lograr. Incluso en los momentos en los que ella está recordando quería que el espectador se sintiera dentro de ese tren sintiendo lo que ella está sintiendo".

Ni el director, ni la escritora entienden muy bien lo que pasa ahora en Rusia, lo que ha llevado a la invasión en Ucrania. "No tengo ni idea. Yo estoy a favor de la paz. Eso es lo que tengo claro. No me gustan las guerras, pero no sé mucho más de lo que sabe la prensa sobre esta situación. No tengo ninguna información más sobre por qué ahora y por qué este tipo de intervención. Lo que sí sé es que Ucrania siempre ha sido una gran discusión desde el colapso de la Unión Soviética, siempre ha estado ahí. Por eso para mí no ha sido una sorpresa para nada", añade Liksom. Sin duda la pandemia y la invasión harán que el espectador que lea y vea Compartimento Nº6 tenga otras sensaciones, distintas a las que sintió la escritora cuando confeccionó con sus recuerdos esta historia, y a las que creó el director en el rodaje. Una muestra de eso que señala el teórico ruso Bajtin, de que la historia la construyen sus destinatarios.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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