¿Nueva ronda de sanciones?
Mientras Estados Unidos avanza en su bloqueo económico a Rusia con un nuevo paquete de medidas financieras, los Estados miembro de la Unión Europea tratan de llegar a un acuerdo sobre un posible veto no solo sobre el carbón ruso, si no también sobre las importaciones de gas y petróleo. ¿Qué consecuencias tendría? Lo analizamos con Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas.
Madrid
Mes y medio después de que comenzara la guerra en Ucrania, tanto la Unión Europea como Estados Unidos siguen avanzando en el bloqueo a la economía rusa. Estados Unidos ha anunciado este miércoles un nuevo paquete de sanciones en el terreno financiero, que incluyen el bloqueo de Sberbank, la primera entidad bancaria del país, y considerada la arteria financiera de la economía rusa y Alfa Bank, la mayor entidad privada de Rusia y que juega un papel clave en el movimiento del dinero privado del círculo de confianza de Putin , cualquier nueva inversión en Rusia, así como sanciones contra María y Katerina, las dos hijas adultas de Vladimir Putin –de unos 30 años – así como contra la esposa y la hija del ministro de exteriores Sergei Lavrov: ninguna de ellas podrá acceder a sus cuentas y tampoco podrán viajar. Sin embargo, la Unión Europea sigue encallada en la negociación sobre un quinto paquete de sanciones que, en esta ocasión, debería recaer sobre uno de los pilares fundamentales de la economía rusa: la compra de materias primas. Si bien los 27 han acordado poner en marcha un embargo al carbón ruso, las negociaciones en relación con un posible veto a las importaciones de gas y petróleo están resultando más complejas debido principalmente a la elevada dependencia de algunos Estados miembro –como Alemania o Austria- de esta fuente de energía.
Así lo ha señalado este jueves la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera quien ha reconocido que, en este caso, "estamos en un debate mollar porque una gran parte de la seguridad de suministro energético depende de un proveedor" pero, pese a esas dificultades, son muchas las voces que reconocen la necesidad de cortar esta fuente de financiación al Kremlin. Dirección en la que ha apuntado, este mismo jueves, el primer ministro italiano Mario Draghi. “Estaremos encantados de apoyar cualquier instrumento que consideremos el más eficaz para conseguir la paz. Nos tenemos que preguntar qué es lo que preferimos: la paz o poder estar tranquilos con los radiadores encendidos y el aire acondicionando puesto todo el verano ¿Qué responderemos a esto: ¿preferimos la paz o el aire acondicionado encendido?” ha señalado Draghi en rueda de prensa. En este mismo sentido se ha pronunciado la Eurocámara que ha aprobado una resolución que busca acabar con la compra de productos energéticos a Vladimir Putin y hay que hacerlo "de forma completa e inmediata".
“Las sanciones no suelen producir resultados a corto plazo, incluso a largo plazo es dudoso también. Hemos visto países sancionados durante muchos años, como el caso de Irán, o el bloqueo de Cuba, que dura 60 años, y yo creo que la población está bastante acostumbrada a la austeridad, a tener pocos recursos y tienen el apoyo de China en asuntos comerciales y financieros y, por tanto, es dudoso que esto pueda producir a corto o medio plazo un efecto. Por eso yo creo que el dilema entre paz y aire acondicionado es un dilema un poquito si no falso, al menos simplista. Hay que contemplar cuáles son los efectos reales que pueden provocar las sanciones y cuáles son los daños que esas sanciones pueden producir a quienes las imponen” explica Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas en Hora 25 de los Negocios.