Sáhara,traición y realidad

Jerez de la Frontera

Créanme cuando les digo que aún estoy sorprendido, impresionado e incluso dolido ante el sorpresivo y no suficientemente explicado cambio de posición de nuestro país respecto al presente y futuro estatus del Sahara y su pueblo.

Un pueblo, el Saharaui, que no hace tanto podía exhibir DNI español como cualquiera de nosotros. Un pueblo que en un abrir y cerrar de ojos ha visto como la posición internacional del que tenía que ser su compañero de viaje hacia su ansiada y justa autodeterminación e independencia frente a su ocupante reino de Marruecos, ha virado hacia posiciones que reafirman definitivamente la soberanía marroquí en esos territorios. Una vez más el Estado Español vuelve a claudicar ante intereses que se justifican en la “realpolitik”. Hace 50 años fue el dictador agonizante el que abandonó a su suerte al sufrido pueblo Saharaui, condenado a vivir en campamentos y a merced del régimen del reino alauita. Hoy es la España democrática, la que tiene encomendada la función de guardián del sur de Europa, la que por segunda vez los deja tirados.

Muchos justifican la decisión en el ejercicio de una política de realidad, de avanzar y desencallar un conflicto histórico que no avanzaba, la política de adultos que no sabe de ideales y pancartas. Yo creo que todo va de intercambios… ¿Cuánto vale nuestra seguridad en fronteras?, ¿cuánto vale evitar que la pobreza asalte las vallas y muros de nuestra confortable Europa?

Esa “normalización” bien vale otra traición al pueblo Saharaui.

Hoy seguiré recordando las caras de aquellos niños saharauis que venían del desierto, y que aún siguen haciéndolo, para disfrutar de unas vacaciones en Paz. La Paz que éramos capaces de darles en Jerez durante unas semanas y que quizás nunca tendrán en su tierra.

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