La tormenta perfecta

Asturias

La tormenta perfecta que nos azota desde hace meses no para de sumar ingredientes que hacen que reconstruir la anhelada situación que vivíamos hace tan solo dos años vaya a llevarnos, al menos, un lustro. La covid y sus sucesivas olas, la crisis de suministros, la inflación, el desbocado precio de la energía y las materias primas y para rematar la guerra de Ucrania. Es difícil encontrar una situación similar. Pues ahora, se suma una huelga de transportes, que se mantiene con vigor en Asturias, y que está acabando por hacer trizas a los pocos negocios que milagrosamente se habían salvado de la quema. No seré yo precisamente quien discuta la situación de los transportistas autónomos. Es muy mala, como por cierto, la de la mayoría de los autónomos de este país, que se han convertido en paganinis y pagafantas de todas las crisis. Sin embargo, creo que tanto los transportistas como los gobernantes deben llegar a un acuerdo ya, porque se van a llevar por delante todo. Esto no hay quien lo resista y los pobres dueños de un camión, de una furgoneta de reparto deben ser comprendidos por las grandes patronales del sector que ya han firmado la paz con el Gobierno y recibir con prontitud y generosidad las ayudas que tienen otros sectores. Pero también los autónomos del volante deben negociar y saber aceptar y comprender la situación actual, quizás la más adversa de los últimos sesenta años. Espero que la guerra de Ucrania termine pronto y la nueva Europa que sin querer ha impulsado Putin coja brío y supere la crisis social, económica y sanitaria que nos ha martirizado a velocidad de crucero. Y el transporte será pieza fundamental, como siempre ha sido. Y recuperará pronto también derechos, precios y servicios que fueron perdiendo por un mundo que se olvidó de todo. Pero si todos siguen tirando la cuerda, esta se romperá y entonces no habrá ni negocios, ni portes ni camiones. Ustedes sabrán.